Opinion

En pie de guerra

Sergio Sarmiento

2016-08-16

Ciudad de México– La CNTE está en pie de guerra. El gobierno de Enrique Peña Nieto, en cambio, parece haber perdido el pie. La estrategia de mantener la paciencia para que las vacaciones escolares calmaran a la CNTE ha fracasado. El movimiento magisterial no sólo mantuvo su activismo, sino que ha anunciado que, en lugar de regresar a las aulas, endurecerá su rebelión a partir del próximo 22 de agosto.
¿Por qué no habría de hacerlo? Su estrategia de tomar a la sociedad como rehén ha funcionado. La CNTE ha obligado al secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, a sentarse en una mesa de negociación. Los líderes del movimiento que habían sido detenidos gozan ya de libertad bajo caución. La información disponible sugiere que los maestros faltistas no sólo no han sido destituidos, como ordena la ley, sino que han seguido recibiendo sus quincenas. Muchas de las nuevas plazas docentes han sido entregadas no a los aspirantes que aprobaron los concursos de oposición sino a miembros del sindicato que ya estaban en nómina, pero sin dar clases.
La CNTE ha logrado todo esto y más gracias a una estrategia de agredir a la población y a las empresas. Los bloqueos de vías de comunicación y de comercios se han vuelto cotidianos. Cuando la autoridad se atreve a intervenir, lo hace mal o sólo de forma temporal. Este lunes 15 de agosto, por ejemplo, un grupo de normalistas bloqueó la autopista Guadalajara-Morelia. En esta ocasión la policía sí liberó la vialidad, y detuvo a 36 activistas, pero ayer los normalistas volvieron a bloquear la autopista; peor aún, robaron vehículos privados y los quemaron sobre la carretera para mantenerla cerrada. Los normalistas michoacanos, de hecho, mantienen más de 170 vehículos robados en el municipio de Nahuatzen, sin que las autoridades se atrevan a rescatarlos.
El secretario Osorio Chong ha tomado la batuta en el esfuerzo gubernamental para enfrentar la rebelión de la CNTE. Su estrategia ha sido realizar mesas de negociación ante una organización que exige, de manera violenta, que se abrogue esa reforma educativa que el gobierno dice que no se puede negociar.
Si el plan del secretario ha sido negociar para ganar tiempo, con la esperanza de que el movimiento termine desgastándose, la CNTE ha recurrido a bloqueos de vías de comunicación y comercios, así como al robo de vehículos, para aprovechar la parálisis en que se encuentra sumida la Secretaría de Gobernación. Las concesiones que ha obtenido la CNTE indican que su estrategia ha sido eficaz.
Este próximo 22 de agosto, por lo pronto, la CNTE nuevamente se negará a acudir a clases. Si la SEP sigue sin aplicar la ley, y continúa pagando los sueldos de los maestros faltistas, el conflicto podría extenderse de manera indefinida. El gobierno estaría subsidiando la continuación de la guerra.
El conflicto no se va a resolver en las mesas de negociación de la Segob. La diferencia entre ambas partes es demasiado grande. No hay términos medios. Las únicas soluciones posibles serían o la abrogación de la reforma, como pide la CNTE, o su aplicación, como sostiene el gobierno. La idea de que cualquiera de las partes convencerá a la otra de lo contrario es absolutamente vana. Mientras se lleva a cabo esta negociación sin futuro, es perverso permitir que la CNTE continúe agrediendo a los ciudadanos y a las empresas.

Justicia poética
Así como Graco Ramírez organizó un movimiento para derrocar a Jorge Carrillo Olea, gobernador de Morelos, a fines de la década de 1990, hoy Javier Sicilia y el rector de la Universidad Autónoma de Morelos, Jesús Alejandro Vera Jiménez, han organizado uno nuevo para derrocar a Graco, quien hoy es gobernador. ¿Justicia poética?, quizá, pero muy costosa para la sociedad.
Twitter: @SergioSarmiento
 

X