Opinion

Democracia dirigida en la UACh

Javier Cuéllar

2016-08-16

Ha llegado la época en que las autoridades educativas de la Universidad Autónoma de Chihuahua deben elegir a quien ocupará el cargo de rector de esa máxima casa de estudios por el siguiente período y son muchos los aspirantes a dirigir esa noble institución educativa.
El proceso electoral marca que serán 63 representantes de la comunidad universitaria los que tendrán a su cargo el proceso de selección entre los candidatos que se lleguen a postular pues la convocatoria apenas se ha hecho del conocimiento público y sobre esas personas recaerá la representación indirecta de la comunidad universitaria.
Ha trascendido a la opinión pública que quienes hasta ahora buscan llegar a la Rectoría son el señor Jesús Benavides, actual director de la escuela de Medicina; Liliana Álvarez, directora de la facultad de Contabilidad y Administración; Luis Fierro, director de la escuela de Filosofía y Letras; Jesús Robles, maestro de la institución, Enrique Rascón, también relacionado con el magisterio y Marcelo González Tachiquín, exsecretario de Educación Pública del estado, quienes en su mayoría cuentan con la juventud y experiencia necesaria para conducir los destinos de la universidad primaria de todo el estado y baluarte de la cultura regional.
Generalmente este tipo de procesos están manoseados por el poder político del estado personificado en la figura del gobernador, quien parece tener un cierto voto de calidad para prácticamente designar al sucesor de Enrique Seáñez, aunque en una elección que se supone debe ser democrática, no debieran existir esos soterrados procedimientos pues como autónoma, la institución debiera elegir libremente a su rector desde las bases prescindiendo del tinte político que muchas de las veces solamente produce un efecto de alineamiento de la institución que socava su fin último y natural.
Pero asentándonos en la realidad política del estado tal parece que quien cuenta con la bendición de la silla del Poder Ejecutivo es el señor Jesús Benavides, lo cual puede tener varias lecturas. Por una parte, el apoyo de un gobernador que tan sólo durará unos cuantos días más en el cargo, lo cual puede ser benéfico para la institución y por otra, una intromisión directa y al más alto nivel del Poder Ejecutivo del estado en una casa de cultura máxima de nuestra entidad.
Pero en la actualidad existe un gobernador electo que la primera semana del mes de octubre tomará posesión de la gubernatura que es el licenciado Javier Corral Jurado, durante cuyo mandato transcurrirá el período del nuevo rector y es evidente también que tal personalidad pudiera tener una gran influencia en la elección o designación del nuevo rector pues será con su régimen con el que se deberán acordar las cosas más delicadas de la universidad, como lo son los presupuestos.
Así las cosas, Marcelo González Tachiquín se presenta como un candidato independiente del poder político porque de todos es conocida su ruptura aterciopelada con el actual gobernador y por lo tanto su influencia sería poco menos que insignificante, aunado a la gran experiencia política y administrativa que detenta esta persona. Sería una buena elección.
Los 63 representantes de la comunidad universitaria deben estar conscientes de su gran responsabilidad al ejercer su encargo pues ellos simbolizan la vocación de la comunidad universitaria y deben buscar en todo momento el bien superior de su máxima casa de estudios. La universidad es una escuela de democracia dirigida que debe dar testimonio de su buen juicio y mantener a la institución educativa que representan alejada de los avatares políticos de la región que, hoy por hoy, se encuentran un tanto cuanto rebotados.
La universidad no debe ser botín político de ningún partido, ni en su seno se deben prolongar las luchas políticas del estado ni de la ciudad. Por el contrario debe mantenerse al margen de los intereses partidistas y facciosos de cualquier clase para que pueda ser el exponente señero de la superación cultural y científica de nuestra comunidad.

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