Opinion

Los 7 pecados de Javier Corral (Parte II)

Carlos Murillo M./
Abogado

2016-05-07

En la entrega anterior, hicimos un recuento de los primeros tres pecados Javier Corral; la soberbia, la avaricia y la envidia. En un apretado resumen hablamos del desmedido egocentrismo del candidato panista a gobernador que se caracteriza por su estilo demagógico, además de ser un mitómano profesional (de los que se creen sus propias mentiras que son los peores), que acumulará una derrota más por la gubernatura en el 2016 para convertirse en nuestro Peje chihuahuense, seguramente va a querer aventarse de nuevo en el 2021, pero el Teto ya reservó esa fecha, así que lo veo difícil.
Hoy toca el turno a la segunda parte de los pecados del candidato a gobernador por el PAN, por lo que comenzaremos con la ira. Es difícil describir a Javier Corral con una sola palabra, pero si es necesario responder rápidamente, diré que le queda como anillo al dedo la palabra iracundo.
Todos saben que es Corral es visceral; la tribuna es un tanque de guerra y sus mejores armas son la ofensa burda y el adjetivo fácil (un síntoma común entre las víctimas del bullying durante la infancia, creo que Javier Corral ve a sus amiguitos abusadores en todos los que no piensen como él, por eso se prende tanto cuando ataca).
La mejor analogía para Javier Corral es la de un peleador callejero, un auténtico busca-pleito que goza cada golpe, cada moretón le da vida, Javier es un bocón, un auténtico sicópata de la política que es capaz de inmolarse a sí mismo antes que perder un debate (seguramente de pequeño amenazaba con dejar de respirar como Chabelo, cuando no le hacían caso).
El temperamento colérico de Corral es también su sombra, la que lo persigue a donde va, su lado oscuro (el único que ha mostrado hasta ahora), que frecuentemente lo hace confundir la valentía con la pedante agresión. Javier Corral, ha moldeado su estilo a punta de los golpes que ha soltado con ira, a veces creo que el señor está peleado con el mundo entero o con la vida, su visión de la oposición es la de un abuelito amargado.
La ira, es el pecado que más nubla la razón de Javier Corral, esa punzada en el hígado funciona como resorte para el candidato del PAN, y lo hace responder de forma instantánea a cualquier insinuación, sea de quien sea, así sea amigo o enemigo, para todos tiene.
Aunque sus argumentos estén armados de una manera lógica, finalmente el panista tiene conectada la boca a las tripas y por eso siempre termina derrochando sus más selectos adjetivos, que son palabras que lo hacen ver como un erudito, pero le recuerdo que también Adolfo Hitler fue un excelente tribuno, aunque Javier Corral me recuerda más a Hugo Chávez, igual de desviado.
El siguiente pecado es la lujuria. En el caso del senador panista con licencia, entiéndase la lujuria como el exceso o demasía del apetito (regularmente se le atribuye a la cuestión sexual, pero en el caso de Javier Corral no es posible corroborarlo), su desmedida ansía de poder es inevitable, no hacerlo es ir en contra de su naturaleza.
Nota para cibernautas.- Este pecado –la lujuria– no se entendería sin el atinado diagnóstico de don Álvaro Santiago, conocido personaje de la ficción juarense que se ha apoderado de la opinión pública fronteriza. La generación de las redes sociales, no hablan de otra cosa en las fiestas, las carnes asadas o en las bodas, que de los capítulos de este personaje, al grado de que su dicho es considerado una verdad indiscutible para los parroquianos. No espere que esta exposición de la verdad sea dulce o cándida, no, al contrario es una verdad cruda, sin mediar ningún aderezo o acto de cocinar. Para conocer esta joya de las redes sociales puede buscar en Facebook la fanpage de Francisco Tobareñas con el titulo “Álvaro Santiago hace fuertes declaraciones sobre los candidatos a la gubernatura de Chihuahua”. Fin de la nota.
También la lujuria desmedida de Javier Corral, se materializa en el degenere total que tiene al perseguir al poder, para lo cual ha usado de manera alevosa la bandera de ciudadano (para los ingenuos que se tragaron el cuento de las causas ciudadanas), porque desde hace por lo menos dos años viene cocinando desde ese membrete de Alianza Ciudadana su nominación, el gran fraude político de nuestro tiempo, compuesto por un discurso sin forma que dice unir a la izquierda y a la derecha, algo que no ha logrado nadie en ningún lugar del mundo.
Pero este coctel explosivo de ideologías no tiene presente, mucho menos futuro, su característica corrosiva lo hace tóxico para la vida democrática, Javier Corral demuestra con estos excesos que está dispuesto a todo para sobrevivir como candidato, por eso aceptó el apoyo de los perredistas y de la comunidad gay, pero a estos últimos después negó rotundamente porque a sus financiadores les sacó ronchas pensar en las causas de los derechos de los homosexuales, total que con eso se demostró la incongruencia entre lo que dice, lo que piensa y lo que hace, una muestra más de su esquizofrenia política y de su falsa candidatura maniquea.
El siguiente pecado es la gula, para demostrar ese pecado de Javier Corral sólo es menester hacerle cuentas de las dietas como diputado local, federal y senador en dos ocasiones, Corral acumula más de 24 años de legislador sin ningún resultado tangible para Chihuahua.
La gente está harta de esa clase política que vive en la opulencia gracias a las dietas de los legisladores, en la opinión pública hay un consenso muy claro sobre el número de legisladores, todos sabemos que 500 diputados y 128 senadores son demasiados para México, pero Javier Corral ha disfrutado a sus anchas su condición de legislador plurinominal y, sin hacer campaña, sin ganar un solo voto por sí mismo, ha ganado más de 30 millones de pesos del erario público en sueldos, más los negocios que ha conseguido, ¿porqué cree usted que no se ha sumado a la iniciativa ciudadana 3 de 3?, la razón es muy sencilla, porque tendría que exhibir públicamente su patrimonio, sus cuentas con el SAT y una lista de las personas con las que tiene intereses ¿qué esconde Javier Corral?, es necesario preguntarse esto porque no es fortuito que eluda este tema fundamental para la transparencia. Algo debe y algo oculta Corral.
Finalmente, el pecado de la pereza. Javier Corral prefiere negociar en el centro de poder, sabe cómo hacerlo. No sabe trabajar por ganarse un espacio en la sociedad, menos sabe goberna. Su carrera política, desde sus inicios con Pancho Barrio hasta la fecha, se le han regalado con candidaturas a modo, nunca ha ganado lo que tiene, ni siquiera la candidatura, en el 2004 perdió la gubernatura de calle frente a Reyes Baeza, en el 2012 perdió la candidatura a senador frente a Cruz Pérez Cuellar y Carlos Borruel, en 2015 perdió la presidencia del CEN del PAN frente a Ricardo Anaya, una colección de fracasos políticos para Javier Corral, al que hoy se sumará perder en el 2016.

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