Opinion

Cuando se aplica una ley estúpida

Leo Zuckermann

2016-04-22

Ciudad de México– El politólogo Adam Przeworski plantea que la democracia es un régimen de certidumbre en las reglas e incertidumbre en los resultados. En México no sabemos qué esperar de las autoridades electorales cuando aplican o modifican una ley estúpida.
Le ponemos mucha atención a las encuestas para ver cómo va la carrera presidencial de 2018: quiénes son los candidatos preferidos en sus partidos y cuál va a la cabeza en las intenciones de voto. Lo que no estamos viendo es algo muy preocupante: los múltiples problemas legales que desde hoy nos permite atisbar que habrá conflictos pre y post electorales. Esto debido a tres factores que, unidos, resultan potencialmente explosivos.
Primer factor: una ley estúpida. Desde la reforma electoral de 2007, los partidos sobreregularon la competencia por el poder llegando al extremo de prohibir cosas perfectamente naturales como los “actos anticipados de campaña”. Impedir que los candidatos comiencen a moverse en la lucha electoral cuando más les convenga es una estupidez del tamaño del mundo. Tan estúpida que los diversos aspirantes han inventado todo tipo de subterfugios para darle la vuelta a la ley: presentar libros, fundar asociaciones civiles, utilizar los spots del partido político, etcétera.
Ahí está el caso de David Monreal quien muy legítimamente quería ser candidato a gobernador de Zacatecas. Empezó a moverse cuando, según él, más le convenía. A todas luces hizo actos anticipados de campaña utilizando todo tipo de simulaciones. ¡Oh sorpresa!, el Instituto Nacional Electoral (INE) se dio cuenta. Le requirió, entonces, un informe de cuánto se había gastado en estos eventos. Monreal, sin embargo, no presentó dicho reporte argumentando que él no estaba en campaña, lo cual nos lleva al segundo factor explosivo: un INE que aplica la ley a rajatabla.
Resulta que la ley dice que, si un candidato no presenta los reportes financieros que le requiere la autoridad, pierde el registro. Ése es el castigo: ya no puede competir. Con la ley en la mano, el INE hizo exactamente eso. Aplicaron el famoso principio del Derecho Romano de dura lex, sed lex: “dura es la ley, pero es la ley”. Monreal quedó fuera de la competencia por la gubernatura de Zacatecas.
La reacción no se hizo esperar. El presidente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, adujo que esto no sólo era inconstitucional sino una maniobra legaloide más de la mafia que gobierna el país. Públicamente amenazó con iniciar un juicio político a Lorenzo Córdova y Ciro Murayama por atreverse a aplicar una ley estúpida. Los consejeros se defendieron argumentando que ellos sólo estaban sancionando de acuerdo a lo que ordenan las reglas.
Mientras tanto, Monreal sí presentó extemporáneamente al INE su supuesto reporte de finanzas pero, para evitar que dijeran que estaba en actos anticipados de campaña, lo reportó en ceros: que no había gastado ni un quinto en todos los eventos organizados para posicionarlo como candidato a la gubernatura zacatecana. Además, el candidato de Morena se inconformó frente al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) por la decisión del INE.
Aquí entra el tercer factor explosivo: un TEPJF que interpreta las leyes a su antojo. Los magistrados del Tribunal revocaron la sanción del INE y le devolvieron el registro a Monreal argumentando que la sanción era excesiva, aunque así estaba ordenado en la ley. Adujeron que el candidato finalmente sólo se había retrasado unos cuantos días en presentar su informe. Nada dijeron, por cierto, de su reporte en ceros. Con esta decisión del TEPJF, los consejeros del INE quedaron como unos estúpidos por aplicar una ley estúpida. Pero, ojo, nótese que el TEPJF está excediéndose en sus atribuciones constitucionales al convertirse en legislador con capacidad de corregir la ley a contentillo.
Ahí están, pues, los tres factores que potencialmente pueden generar muchos conflictos legales rumbo a la elección de 2018: una ley estúpida, un INE dispuesto a aplicar con todo el rigor las estupideces y un TEPJF que interpreta la ley como se la da la gana, extralimitándose y comportándose como si ellos fueran legisladores que están para enmendar los errores de las normas. Todo esto produce una gran incertidumbre en las reglas de la competencia, algo muy preocupante porque, como bien decía el politólogo Adam Przeworski, la democracia es un régimen de certidumbre en las reglas e incertidumbre en los resultados. En México no sabemos qué esperar de las autoridades electorales cuando aplican o modifican una ley estúpida.

X