Samuel F. Velarde
2016-04-20
Sin entrar en polemizar qué es la cultura en términos sociológicos o antropológicos, sino más bien asumirla como aquella actividad que trasciende para el bienestar de los individuos y acrecentar su desarrollo humano, podemos decir que, por desgracia, nuestra ciudad carece de ella casi por completo.
Luego de una visita a Monterrey, se da uno cuenta que los regios tienen acceso a un ambiente cultural más sólido, que va desde museos hasta grupos artísticos de primer nivel, que con batallas han logrado posicionarse en la actividad cultural nacional incluso internacional.
Ciudad Juárez ha tenido otra suerte, la cultura en ese aspecto no ha sido capaz de desarrollar no solamente grupos culturales consolidados, sino también un público exigente y con ganas de aprender a través del teatro, conciertos, exposiciones y otras actividades.
Por supuesto que la política cultural de los diferentes gobiernos municipales, ha sido muy rabona si no es que miserable al respecto. No ha logrado –más bien no ha querido– colaborar en hacer de los juarenses una sociedad con miras de mayor altura, tal vez eso les convenga.
A pesar de que existe un festival anual, una orquesta sinfónica, un negocio cultural privado que mal que bien genera espectáculo, es necesario reforzar la actividad cultural con mayor frecuencia y accesibilidad.
Igualmente hacen falta espacios culturales de mayor apertura o incluso construirlos. Por otro lado, las instituciones de educación superior se ven cortas en este asunto, al menos tampoco han podido lograr subirle el tono cultural a sus estudiantes. En los estacionamientos de las instituciones es más fácil que los chicos escuchen la estrepitosa música de banda a que sepan quién fue Silvestre Revueltas, por ejemplo. Luego su perspectiva cultural al ser profesionistas, es aplastada por cualquier profesionista extranjero que se les presente enfrente.
Llevar a los juarenses a un posicionamiento que tenga que ver con ese desarrollo humano que advierte el economista indio Amaytra Sen, es darle una perspectiva diferente de su entorno a través de satisfacerle su desarrollo espiritual en términos estéticos, de construir un pensamiento crítico a través del arte.
Para muchos sonará difícil en una ciudad tan escabrosa y atípica como esta, pero no cabe duda que la cultura es necesaria. La música, la pintura, el teatro, el ballet, los museos, son los principales símbolos de las ciudades posicionadas a nivel mundial.
Asimismo, es una política que sirve para ir formando una mejor ciudadanía que pueda asumir conductas de mayor civilidad, pues a través de la cultura se convive, la gente se codea, se cohesiona, se siente parte de un espacio.
Si bien es cierto nuestra ciudad requiere de pavimento, rellenar baches, de seguridad, de vivienda digna, de mayor y mejor atención médica y otras necesidades de política pública, la cultura no debe ser un renglón aparte ni un aspecto relacionado únicamente con elites, ya que es también una necesidad social por lo expuesto anteriormente y por otras razones.
No sé qué candidatos de los que abundan en estos momentos tienen muy claro el aspecto cultural, a no ser por la mediocre oficina simbólica que siempre ha existido en la burocracia municipal, pero necesariamente deben plantearle a la ciudadanía un proyecto cultural importante.
Los grupos culturales deben rehabilitarse, pues muchos de ellos mueren por inanición presupuestaria o por la típica vanidad y ego de los artistas que se convierten en sus propios enemigos, al nunca lograr consenso o acuerdos para sus proyectos. Hay muchos ejemplos. A pesar de todo, alguien debe comenzar a reestructurar el ambiente cultural juarense, pues sería la mejor medicina social ante las penalidades que hemos pasado por muchos años.
En los barrios hay cientos de músicos empíricos excelentes. Las iglesias dejando su mercadotecnia religiosa a un lado, deben inmiscuirse en esto. Conozco guitarristas excepcionales que bien pudieran formar tríos, cuartetos, ya no de música religiosa pues acartona y limita, sino encauzarlos por una música más universal, que saque a los jóvenes de sus frustraciones y los retire de posibles riesgos que están a la vuelta de la esquina. Espero que Ángel Luna se “ponga las pilas” y logre en su barrio conformar un trio, la ciudad de la furia lo merece.