Opinion

Sufragio no efectivo: sí reelección

Javier Cuéllar
Analista político

2015-07-04

El día 2 de julio del año 1915, entre las 6 y las 7 de la mañana, murió en su casa de la avenida Bois de Boulougne número 23, en la ciudad de París, Francia, el general José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, quien fuera presidente de México durante la friolera de treinta años. Su muerte ocurrió después de un exilio de cuatro años en la Ciudad Luz y por lo tanto, este 2 de julio de 2015 se cumplieron cien años de su fallecimiento. Sus restos aún reposan en una tumba olvidada del cementerio de Montparnasse de esa bella urbe europea.
Mejor homenaje no podía rendirse al general que el surgimiento, recientemente, de la iniciativa para efectuar el traslado de sus restos mortales a nuestro país y el restablecimiento de la reelección que desde hace aproximadamente un año se ha iniciado en nuestro país y que en esta semana ha florecido en Chihuahua, donde el Congreso del Estado ha votado por el establecimiento de la reelección para presidentes municipales, diputados, síndicos, regidores y toda una casta dorada de políticos deshonestos, sustituyéndolo, de una vez por todas, por la mala práctica de chapulineo donde una vasta gama de depredadores públicos, se la han pasado brincando de un puesto a otro y de una curul a otra, muchos sin la necesidad siquiera de una elección respaldada por el voto popular.
Así, el viejo lema de la Revolución Mexicana acuñado por José Vasconcelos: “Sufragio efectivo: no reelección”, pasa a ser sustituido por el aún más viejo de “Sufragio no efectivo: sí reelección”. ¡Qué chulada de país! No les extrañe que en corto tiempo veamos surgir como hongos por todo el país a los nuevos Porfirios Díaz que reverdecerán como yerba mala a todo lo largo y ancho del territorio nacional. ¡Viva Porfirio Díaz! ¡Muera Francisco I. Madero! ¡Viva el mal Gobierno!

Un absurdo impedimento electoral

Una condena al ostracismo político de por vida es el costo que puede pagar el diputado priista Eloy García Tarín, por haber revelado la aprobación por consigna de las reformas constitucionales en materia electoral del Estado de Chihuahua, las cuales supuestamente fueron ordenadas por el señor gobernador, y que en uno de sus puntos establece ‘un candado” para que se exijan tres años de no militancia en partido político alguno a quien aspire a una candidatura independiente en las próximas elecciones, sobre todo para la gubernatura del Estado.
Aunque el Partido Acción Nacional se ha rasgado las vestiduras ante esa aprobación, en realidad este tipo de candados han sido promovidos por los diversos partidos políticos, en especial PRI y PAN, para introducir disciplina draconiana entre algunos de sus miembros que cuentan con la popularidad necesaria y el dinero para estructurar una campaña independiente y ganarla. Se le llama Ley “Anti-Bronco”, aunque aquí pudiéramos llamarla Ley “Anti-Teto”.
Dicho candado es un impedimento ilegítimo e inconstitucional porque, al menos oficialmente, un partido político no es una banda de la delincuencia organizada. ¿O sí? Y para los que consideren que no lo es, entonces tal pertenencia no puede ser imaginada delito ni falta administrativa que amerite la sanción de exclusión de esas candidaturas. Pero para los que consideren que los partidos sí son delincuencia organizada pues lo que procedería sería consignarlos a todos y liquidar esas gavillas.
Pero supongamos que un partido político no es delincuencia organizada, entonces la violación constitucional es clara por las siguientes razones: el artículo primero de nuestra Constitución federal establece que: “en los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece. Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia, favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia”.
Concomitantemente, el artículo noveno de nuestra ley primaria dice: “No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República podrán hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país”. Y todo ex miembro de un partido político que no sea delincuencia organizada, debe ser ciudadano mexicano. Así las cosas tenemos que el artículo 35 de la Carta Magna nos dice: “Son derechos del ciudadano: I. Votar en las elecciones populares; II. Poder ser votado para todos los cargos de elección popular, teniendo las calidades que establezca la ley”. También reconoce el derecho de los ciudadanos a participar en forma independiente en las elecciones como candidatos.
En consecuencia estas garantías constitucionales fueron violadas a todos los chihuahuenses con la mentada reforma electoral “Anti-Bronco” y por eso considero que cualquier ciudadano que interponga un amparo contra esta absurda ley seguramente obtendrá un triunfo y la protección de la justicia federal quedando derogada esta excluyente norma.
El diputado Ely García Tarín tiene la razón aunque por ello deba sufrir una injusta segregación en su propio partido, que se ha convertido en un deleznable sello de mesa del Ejecutivo, muy similar a lo ocurrido con el PAN en el sexenio calderonista y que hoy se está pagando con creces. La victoria estatal en las pasadas elecciones debe ser analizada con más detenimiento puesto que en realidad se perdieron miles y miles de votos tricolores y en consecuencia, no arroja una clara certidumbre para futuras contiendas.

El lastre político del calderonismo

El proceso de elección para definir quién será el nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN en sustitución del señor Gustavo Madero, ha comenzado. y hasta este momento son dos las figuras nacionales de dicho partido quienes se aprestan a competir al interior del  albiceleste por esa importante posición. Los más destacados contendientes son: Ricardo Anaya, ex coordinador de los diputados panistas en San Lázaro y abanderado de los seguidores de Gustavo Madero; y el licenciado Javier Corral Jurado, actual senador de la República, por la vía plurinominal, y a quien se le considera como abanderado de la fracción calderonista que aún subsiste en ese partido político.
Las cualidades de Javier Corral todos las conocemos, es quizá el más potente polemista que existe en el Partido Acción Nacional y dotado de una especial sagacidad para el debate parlamentario que le ha permitido alzarse con sonados triunfos sobre sus adversarios sin que eso obste para que sus causas no hayan triunfado; sus posicionamientos han sido brillantes. Pero por el otro lado Ricardo Anaya no canta mal las rancheras y también está dotado de una clara inteligencia y un verbo encendido que le ha permitido escalar posiciones a pulso y entablar buenas relaciones al interior de su partido que por ahora parece que le dan una considerable ventaja.
A mi juicio el senador Javier Corral  pudiera ser más exitoso en su campaña en pos de la presidencia partidaria si se desligara completamente de Felipe Calderón puesto que es muy reconocido por propios y extraños que fue éste ex presidente de la República quien sumió en el pantano del desprestigio y el desencanto al PAN nacional, que hoy los asfixia. Más de cien mil asesinatos y veinticinco mil desaparecidos que aún no aparecen y que de seguro ya han fallecido no se van a olvidar fácilmente, y esa estela de sangre mexicana derramada lo perseguirá mientras no se desligue completamente de su antiguo y jefe FCH.
Es por ese estigma de oprobio sanguinario que su estrella política no puede emerger como él quisiera y mal hace en auto engañarse en pensar que existe un favoritismo oficial por su contrincante. Lo que existe es un repudio a todo lo que signifique Felipe Calderón y punto. Si quiere seguir a la sombra de ese árbol achicharrado es su decisión, pero que no pretenda descalificar de antemano el proceso porque la realidad es otra. Se descalifica solo como candidato al abrazar una causa política tan desprestigiada y que la mayoría de los panistas conscientes de la hecatombe repudia. ¿Qué caso tiene seguir abrazando esa bandera empapada de sangre?

Muere el padre del periodismo televisivo

También un día 2 de julio, pero de este año, el licenciado en derecho y periodista Jacobo Zabludovsky falleció en la madrugada a los 87 años de edad. Zabludovsky había estado hospitalizado por una deshidratación de la que estaba mejorando, pero finalmente perdió la vida por un derrame cerebral en la Ciudad de México alrededor de las 2 de la mañana. Jacobo Zabludovsky fue el conductor del noticiario 24 Horas, uno de los más icónicos del país con 27 años de transmisión. Su ejercicio periodístico fue más allá hasta completar 70 años. También fue el único periodista en hacer una crónica transmitida en vivo tras el terremoto de 1985 que devastó a la Ciudad de México. Se le considera el padre del periodismo televisivo en nuestro país y de su escuela aprendieron muchos de los actuales conductores de noticias nacionales más exitosos.
A través de sus años en los medios realizó importantes entrevistas y coberturas. En 1959, cuando Fidel Castro entró a La Habana, Zabludovsky entrevistó al Che Guevara. Entre sus más célebres entrevistas está la que le realizó al pintor español Salvador Dalí. Su pertenencia laboral a Televisa con el régimen presidencial de la época; el entonces presidente de la cadena, Emilio Azcárraga Milmo, dijo que era un “soldado” del Partido Revolucionario Institucional, lo cual le atrajo múltiples críticas. Su actividad también marcó una época “clásica” en la relación de los medios con el poder la cual en muchos modos subsiste hasta ahora con alguno que otro exabrupto.
Su ejercicio periodístico nació en la radio, en la estación Radio Continental a sus 18 años y de ahí no se interrumpió sino con su muerte. Recibió numerosos reconocimientos por su labor informativa pero me quedó con la reflexión de Carlos Marín, cuando fue despedido de Televisa por su actual propietario y don Jacobo, en acopio de una sencillez que le era clásica y que revela su grandeza de espíritu: inmediatamente volvió a su origen, a su amada radio. Descanse en paz.

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