Opinion

Los independientes

Sergio Conde Varela

2015-07-02

El triunfo electoral de Jaime Rodríguez Calderón como candidato independiente para gobernador en Nuevo León el pasado 7 de junio ha impactado de manera importante al mundo político mexicano.

Los criterios que se dicen respecto a ese hecho van desde los más simples hasta los más retorcidos y complicados.

Los primeros difunden la idea de que no se trata sino del triunfo del PRI en esa entidad, por la historia de Rodríguez Calderón, el cual manifestó que tenía 33 años de militancia en el tricolor y que había optado por la nueva y legal vía independiente por las complicaciones internas de ese partido que le rechazaron la oportunidad de contender.

A los criterios más enredados no les convencen las razones expresadas y argumentan que lo sucedido no fue solo en Nuevo León, sino también en Jalisco y en otros estados, y que es un hecho que las elecciones tendrán que caminar de otra y diferente manera.

Junio 7 del 2015 le pegó fuerte al PRI, al PAN, al PT y a otros partidos, no porque no ganaran sino porque las fuerzas reales de poder se empezaron a mover de otra manera, como producto natural de que los tiempos han cambiado y los electores ya demostraron que no están sujetos a los controles tradicionales.

El mimetismo de las organizaciones políticas ha hecho que las energías ciudadanas empiecen a caminar de otra manera.

Como ejemplo de lo anterior encontramos en la izquierda del PRI que se separó de ese partido casi al llegar a los años 90 del siglo anterior, porque no se respetaron los acuerdos del ejercicio político imperante llamado en el argot político “el péndulo” y con ese desprendimiento se forma el PRD.

El famoso péndulo consistía en que cada sexenio el poder político cambiaba de inclinación, aunque no de manera radical. Con López Mateos se hablaba del colectivismo abierto; con Díaz Ordaz, de la derecha conservadora; Luis Echeverría usaba el grito de “arriba y adelante” francamente identificado con un populismo a ultranza; López Portillo se desgañitó sin efecto alguno tratando de convencer a la gente de la defensa del peso. Miguel de la Madrid quiso que su gestión fuera de centro, pero hizo que de su gabinete se rompiera el famoso péndulo e irrumpiera en la vida nacional el liberalismo económico, pues Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, se inclinaron en cuerpo y alma en favor del libre mercado y hasta la mitad del sexenio del Presidente Peña Nieto se llega con detrimento marcado de las causas sociales, teniendo casi inmóviles 26 millones de mexicanos en extrema pobreza.

Como indicábamos al inicio de este comentario, con el triunfo de los independientes en la elección del presente año saltan al escenario nuevas fuerzas y se abren distintos horizontes de participación.

Con toda seguridad, de estas fechas al 2018 el mohoso engranaje político quedará obsoleto y rechinará a las primeras de cambio y quienes no lo entiendan trataran de poner obstáculos como es el caso de los diputados de nuestro estado a las candidaturas apartidistas, hecho que se tendrá que caer, sea por recursos legales o populares, sin duda alguna.

México está en el ojo del huracán internacional por los casos de Apatzingán, los 43 normalistas desparecidos de Ayotzinapa, la censura a periodistas, los casos manifiestos de corrupción y muchas cosas más, que harán signos manifiestos para que las cosas marchen de otra manera.

Los valores para sobrevivencia de las instituciones se han perdido en una sociedad que pareciera gobernada por los juniors, en donde todo está revuelto y trastocados los conceptos que sirven para fortalecer realmente y no de boca a una nación.

Se asoma una voluntad no artificiosa, ni comprometida, sino positiva que va al equilibrio real y no aparente de los poderes constituidos.

Las candidaturas independientes del 2015 dicen a la elección del 2018: “Las barbas de tú vecino del 2015 han sido cortadas, pon las tuyas a remojar”. Haz caso. De verdad… haz caso.

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