Miriam A. Ornelas
2015-06-25Uno de los derechos de las mujeres promocionados por la Fiscalía Especializada en la Persecución de los Delitos por Razones de Género, es el de que nadie debe impedirnos el vestirnos como queramos, aunque más bien debiera ser “como podamos” debido a los altísimos precios que alcanzan en los grandes almacenes las prendas femeninas y artículos conexos. Pero en fin, la idea es preservar una cierta libertad para el atuendo que tiene como objetivo lucir lo mejor que se pueda para ganar en lo particular la dura disputa que existe a la hora de competir en la conquista o seducción de un espécimen masculino adecuado para cada cual.
En esta abigarrada competencia, las mujeres adineradas, ya sea por estar casadas con un marido rico y espléndido o bien por provenir de una familia bien acomodada con un padre igual de dineroso y mejor de esplendido, no tiene más problema que el buen gusto, pero las cosas cambian cuando se trata de mujeres de extracción modesta y hasta humilde. Y sin embargo la lucha no puede detenerse y la competencia alcanza niveles casi salvajes.
En esta dura batalla los más de cien tianguis que existen en nuestra comunidad adquieren una relevancia especial pues en ellos se pueden encontrar vistosos atuendos aún “de marca”, a precios muy económicos que alcanzando los cincuenta o hasta cien pesos, compiten exitosamente con las exclusivas ofertas que se consiguen en las grandes tiendas de ropa de Ciudad Juárez y El Paso Texas y, aunque muchas de las veces las prendas son de segunda mano, frecuentemente podemos encontrar en esas verdaderas Boutiques Populares mucha ropa sorprendentemente nueva, aún con la etiqueta puesta, que sienta bien a nuestra figura y mejor a nuestro raquítico bolsillo. Total, una buena lavada con Vel Rosita y nadie notará la diferencia porque al final de cuentas lo que se luce es la percha.
Sin embargo, esos mercados populares se han extendido en demasía afectando derechos de vía, de estacionamiento, de acceso a las cocheras y casas particulares y tal parece que la autoridad municipal está preparando una gran acción para acotar los espacios que deben y que no deben ocupar, a fin de preservar dentro de un mínimo de orden a esos mercados populares que han cumplido una excelente labor en esa necesidad del bien vestir, a la moda y al alcance de las economías más estrechas. Eso nos favorecerá a todos.
Y ni qué decir de todos los accesorios necesarios para que la mujer juarense de todas las clases sociales se vea bien, como para ganar el campeonato: Labiales, rímel, sombras, perfumes, zapatos, joyas económicas que dan todo el gatazo, cintos, bolsas, mascadas y mil etcéteras más que todas conocemos muy bien y que permiten admirar por nuestras calles y salones de esparcimiento a esas verdaderas obras de arte ambulatorias que detienen el tráfico hasta en las más depauperadas colonias y arrancan suspiros de amorosa emoción en todos lados y en todos los niveles de nuestra sociedad. ¡Felicidad pura, vanidad en acción!
Al parecer, no se trata de acabar con este comercio semiformal, que a pesar de lo modesto deja tantísimo dinero a las arcas municipales, no, pero no deben permanecer en el desorden. Su actividad es benéfica para la gran mayoría de la gente, pues esos comerciantes que nos hacen la vida más felizmente democrática a todas las mujeres que bajo ninguna razón aceptamos quedar fuera de la dura competencia en pos de un marido.
Los mercados populares conocidos como Tianguis, pero que más bien debiéramos llamarles Boutiques al alcance de todas, son una verdadera bendición pues ponen a la mano de la ciudadanía más modesta todo lo necesario para vivir a la par de las muñecas ricas, por mucho que nuestros labiales no sean precisamente beso-resistentes ni a prueba de lágrimas inoportunas. Su desaparición sería una catástrofe para una mayoría de mujeres que, aunque lo nieguen por estrategia o presunción, los tienen muy presentes.
Mucha de la economía y la felicidad de los juarenses está basada en esos mercados populares donde se puede comprar con desenfado y a nadie perjudican porque, de cualquier manera, no pudiéramos acceder a los anaqueles de las tiendas de postín. Espero que las cosas se manejen con tacto y delicadeza porque en ese comercio honesto está basada la economía de miles de familias juarenses.