Opinion

Igualdad de oportunidades

Miriam A. Ornelas

2015-05-28

El proceso electoral está apunto de fenecer y a últimas fechas se nota que las campañas políticas están agarrando un poco de color, los candidatos comienzan a notarse personalizados porque en la mayor parte del tiempo de campaña se realizó una especie de propaganda enfocada en los partidos, cual si fueran una marca a la que había que prestigiar o desprestigiar, como si la personalidad del candidato no importara al electorado cuando es evidente que lo que se va a elegir son personas.

Sin embargo, me da la impresión que muchas de las campañas se centraron en tres propuestas mágicas: que te suban el sueldo, que no suban los impuestos ni los precios y el combate a la corrupción, haciendo extrañas combinaciones con mensajes adicionales. Las propuestas parecen atractivas pero también quiméricas, sabiendo que el poder que en un momento dado pudiera tener un diputado no alcanza para tanto y así se vuelven engañosas y, por lo tanto, demagógicas.

Adriana Terrazas, candidata a diputada por el cuarto distrito electoral federal publicita en un espectacular una frase: “Igualdad de oportunidades” que me parece una buena síntesis de lo que debiera ser el debate de la igualdad de género, que ha sido muy manejado en un ambiente político y laboral dominado por los varones y contra el cual muchas feministas mal orientadas reniegan.

Lo cierto es que el empleo, como toda mercancía que incide en el mercado, debe ser materia de negociación y muchas veces el empleado no sabe venderse y esto abarca dos extremos; uno, el pedir de más y otro, el pedir o aceptar de menos. En cualquiera de los dos lados y sus puntos intermedios, implica en el aspirante al empleo poco conocimiento del valor real de su trabajo y aunque llegare a negociar un precio alto su experiencia terminará fracasando. Y si el salario obtenido es pequeño, pues la consecuencia del sueldo precario será también un error, ambos no pueden sostenerse mucho tiempo.

Igualdad de oportunidades debe ser el justo reclamo de todos los seres humanos que vivimos en este país, independientemente que sean mujeres o varones, que se les den las oportunidades de apreciar su desempeño y su diligencia, su aplicación al trabajo y su constancia. Su personalidad en una forma integral puesto que los defectos, los vicios, la falta de disciplina o las virtudes influyen objetivamente en el resultado que al final se obtenga en cualquier empresa.

La mujer que ha sido educada a nivel profesional al igual que los hombres, actualmente no requiere que se le den graciosamente concesiones; ella sabe ganárselas a pulso con su trabajo honrado y responsable, y si no da el ancho que esto sea por defectos de su destreza porque en el ámbito profesional hace mucho tiempo que dejó de imperar la fuerza bruta.

En general la mujer tiene mejores posibilidades en nuestro campo laboral profesional porque lleva una vida más ordenada, sin vicios ni desvíos y eso le permite ser puntual, responsable, acertada y si esto no es así y espera que las ideas le fluyan en una mente nublada por el síndrome post alcohólico, pues entonces no merece el puesto al igual que no lo merece ningún hombre en esas malas condiciones.

De hecho, hay quienes interpretan la ventaja que algunas leyes dan a las mujeres en exigencia de igualdad matemática de género como un reconocimiento expreso a la incapacidad de la mujer y como contumacia el hecho de que una dama acepte un triunfo sin merecerlo y sin sabérselo ganar. De hecho, esto puede prestarse a malas interpretaciones que muchas de las veces no están equivocadas.

Igualdad de oportunidades, sin compadrazgos ni corruptelas de por medio, que obtenga el puesto el mejor independientemente que sea hombre o mujer, al fin de cuentas ya estamos viendo a muchas señoras desempeñarse en empleos que antes eran limitados a señores, despachando en gasolineras, manejando camiones y repartiendo mercancías. Igualdad de oportunidades, eso es lo justo, todo lo que necesitamos y nada más, que cada hombre y mujer hagan el resto.

X