Sergio Conde Varela
2015-05-28El próximo 7 de junio será la elección federal para diputados. En estos días previos a esa elección muchas cosas raras empiezan a suceder.
En nuestra tierra, anuncios monumentales, desconcertantes, inmensos y caros de los candidatos, empiezan a aparecer.
Los rostros de los aspirantes, curiosamente todos ellos ahorcándose con una sonrisa, salpicados de colores, proyectan que están felices a pesar del alza de impuestos, especialmente el IVA; gozosos por la inseguridad; ajenos a las corruptelas de malos funcionarios y sin que les pegue de frente la falta de trabajo de compatriotas sufrientes. Son tan impresionantes las fotografías captadas de ellos, que los niños piensan y dicen que son películas made in USA, en donde el color se confunde con el azul del cielo.
El INE debería haber sometido a un debate serio a los aspirantes. Un diputado debe tener una preparación previa para las luchas en la tribuna de la llamada cámara baja.
Los antecedentes, es decir, la historia de buen número de diputados, muestran que en lugar de haber hecho propuestas vibrantes en favor de la gente, al llegar al edificio de la Cámara pareciera que perdieron las cuerdas vocales y solo hablaron cuando les indicó su partido y no hicieron eco del lamento del pueblo. El hecho es que argumentan que su partido nada les indicó y salen del órgano legislativo en un deplorable estado de mudez, de consecuencias desconocidas. Ni siquiera para evitar el semejante estado recuerdan los viajes que hicieron a partes del mundo con cargo a los dineros pagados por los causantes, que merecían una que otra palabrita de apoyo para mejorar las cosas.
Se han hecho estudios que tratan de ilustrar a los políticos, en este caso a los que quieren ser diputados, que en nuestros días pocos los conocen y menos los han leído. Sin embargo es válida la sugerencia para que lean “El político” de Azorín; “Opúsculo sobre el gobierno” de Santo Tomas de Aquino o “La política” de Aristóteles.
Lo apuntado no debe incomodar a los aspirantes, porque el propio Azorín de buena fe y con precisión en sus palabras les aconseja: “Prefieran en sus lecturas todos los libros de biografías, memorias, confesiones y casos verídicos; que sepan de los trances (trances dice el autor, no tranzas) que han tenido otros hombres o mujeres que les enseñen de raíz” la viva realidad. Que eso sea oro molido para saber cómo otros se desenvolvieron en situaciones apretadas.
Agregamos a lo anterior que la sabiduría más se aprende en la vida que en los libros, como remata José Martínez Ruiz (Conocido el hombre como Azorín).
Los ciudadanos fronterizos queremos que quienes ganen se cuiden de palabras barberas o lambisconas y que le hagan caso al francés Paul Valéry que decía “que las grandes adulaciones son mudas”.
También se desea que los regalos se hagan polvo en la Cámara de Diputados, ni ramilletes de flores, ni gastos en hoteles de lujo, menos automóviles de peso y pesos.
Hay que sacar de la Cámara lo que afecte al bien común, tuerza la ley o trate de implantar la injusticia.
Antonio Peñaloza ofrece una oración al tapado o amarrado del 2018, que es cuando aparecen los signos de que va a cambiar la silla mayor y no antes, como pretenden algunos al pretender legislar para que haya una administración estatal de dos años. Lo cierto es que los electos como diputados este 2015 verán de frente el 2018 y quizás al ungido. Por ello, hoy les ofrezco la Oración del Candidato:
Señor, escúchame en tu nominación. Háblame en tu presupuesto, inclúyeme. Si pasas junto a mí, salúdame. Si estás con los periodistas, abrázame. De las embajadas, apártame. Con modesta comisión, distíngueme. Si tienes que renunciar, olvídame. A tus sucesores, preséntame. Y mándame ir a ti, para que te complazca, te alabe y trabaje por los sexenios de los sexenios, amen.
Hasta aquí llego y, de plano, no agrego más.