Opinion

Escuelas de tiempo completo, urgen

Luis Javier Valero Flores

2015-05-27

El anuncio era esperanzador. A fines del 2013, el coordinador de las escuelas de tiempo completo en Juárez, Carlos Murillo, informaba que habría el doble de esos planteles para el siguiente ciclo, el 2014-2015. En esa fecha existían 100, de las cuales 55 brindaban alimentos en beneficio de 25 mil alumnos. (Nota de Francisco Chávez, El Diario de Juárez, 19/XII/13).

Para el funcionamiento de tales planteles, la Federación había erogado 45 millones de pesos. En ese momento existían en el estado de Chihuahua 467 (caracterizadas porque amplían su horario de atención a jornadas de entre 6 y 8 horas, “para fortalecer la calidad de los aprendizajes; optimizar el uso efectivo del tiempo escolar con el objetivo de reforzar las competencias lectoras, matemáticas, de arte y cultura, de la recreación y desarrollo físico y, por último, fortalece los procesos de la inclusión y convivencia escolar…”).  (Ibídem).

La realidad fue otra. Para el ciclo 2014-2015 el número de escuelas bajó a 77 en Juárez, pero en el resto de la entidad pasaron de 457 a 669, “debido a que cambiaron las reglas de operación del programa y dieron prioridad a las primarias”, pues quitaron a las escuelas secundarias y a las escuelas de doble turno. A pesar de todo, los beneficiados subieron a 71 mil 933 alumnos. (Nota de El Diario, 19/II/15).

De ellas, en la ciudad de Chihuahua pasaron de 23 escuelas en el ciclo 2012-2013; a 59 en el siguiente ciclo y llegaron a 61 en la actualidad.

Sin embargo, el recorte aplicado a las escuelas juarenses para el presente ciclo afectó a 5 mil niños que dejaron de recibir alimentos en los comedores escolares, así como las asignaturas especiales de arte y ciencias. (Nota de Francisco Chávez, El Diario de Juárez, 19/II/15).

¿Porqué detenerse en tales cifras?

Por una razón que salta a la cara, que los ciudadanos comunes no se detienen, ni siquiera un momento, a reflexionar porque forma parte sustancial de su realidad cotidiana:

¿Qué hacer con los hijos si se debe acudir al trabajo?

¿Quién va a “ver” por ellos mientras regresan de sus labores?

¿De cuántas tragedias nos hemos enterado por la única razón de que algunos niños se encuentran solos en sus casas?

La tragedia del niño Christopher Márquez y sus asesinos va develándose poco a poco. Uno de ellos, de 15 años, padece de disfunción mental. De acuerdo con las normas, después de que sea correctamente diagnosticado, será declarado inimputable. Otra de las niñas, aparentemente, es rarámuri, con muy escaso dominio del español y huérfana de padre y madre.

Deberemos esperar más sorpresas –¿Serán sorpresas a la luz de nuestra realidad?– en el curso de los próximos días, pero las responsabilidades de todos ellos deberán asumirlas de acuerdo con nuestro marco legal, sin embargo, de ninguna manera, al castigarlos, nos prevendrá de la aparición de más acontecimientos como ese.

De ahí la importancia de las escuelas de tiempo completo. En estos días, al abordar el tema, numerosos actores políticos y sociales (incluidos los gubernamentales), además de los candidatos a diputados federales, se llenan la boca de las recetas que se deben aplicar para evitar tragedias como aquella.

Día y noche nos lanzan las frases de que deberemos recuperar los “valores perdidos”, que debemos regresar a los valores inculcados por la “familia”, que a ésta “célula fundamental de nuestra sociedad” deberemos rescatar.

¿Pues qué no se dan cuenta que esa figura bucólica –la de mamá en casa, papá en el trabajo, los niños en la escuela y en el parque– forma parte del pasado de una fracción de la sociedad de antes, que es realidad para otra fracción menor del Chihuahua de hoy?

Y lo es por muchas razones, entre ellas, de manera destacada, el hecho de que ambos padres –cuando existen los dos– deben trabajar, y en el caso de por lo menos el 30% de los hogares chihuahuenses sólo existe madre de familia.

Y si nadie puede sustituir en el día a la mamá, o a los papás, entonces ¿por qué no debe sustituirlos el Estado Mexicano a través de sus instituciones, una de las cuales debieran ser las escuelas de tiempo completo, en las que, además de la impartición de distintas materias, se les otorgue un alimento para, de pasada, combatir la desnutrición infantil?

Del análisis de la realidad de Christopher y sus victimarios llegaremos a la conclusión que su tragedia pudo ser evitada si alguna institución del Estado Mexicano hubiese actuado a tiempo.

Aplicar de manera distinta el presupuesto es prioritario y para el caso de Chihuahua, ampliar contundentemente el número de escuelas de tiempo completo puede convertirse en uno de los mejores mecanismos para combatir la desigualdad social, la marginación, la desnutrición y podría ser el mejor instrumento para mejorar los índices sociales, además de los educativos y contribuiría al fortalecimiento de la cobertura total en los niveles de educación media, media superior y superior, el programa estelar de la actual administración estatal.

Llevar las escuelas de tiempo completo a todos “los polígonos de pobreza” podría llegar a ser uno de los principales aciertos de los gobernantes, cualesquiera que éstos sean.

De no hacerlo, nos arrepentiremos hondamente.

asertodechihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

X