Opinion

Y… ¿Dónde está el Estado?

Edna Lorena Fuerte

2015-05-25

El  vuelo 209 sale de Los Ángeles con destino a Chicago. Entre los pasajeros hay una serie de curiosos personajes, uno de ellos en especial es un expiloto de combate que se ve obligado a tomar el control del avión cuando la mayoría del pasaje y la tripulación ha ingerido pescado en mal estado y comienza a enfermarse gravemente. Con los pilotos desmayados, se convierte en la única esperanza de aterrizar el jet. Pero, el expiloto padece un severo trauma, lo que le produce terror al pilotear el avión y le impide tomar los mandos. Considerada como una de las películas más famosas de la historia, ¿Y dónde está el piloto? o como se  tituló en España, ¡Aterriza como puedas! Este film disparó toda una moda de parodias de género que continúan hasta hoy. No obstante, lo que hicieron sus directores no fue algo nuevo, ya que el concepto utilizado por lo menos 30 años antes, fue empaquetado, lo inundaron de chistes cada cinco segundos y lo poblaron de cameos y figuras conocidas. Este modelo sería copiado a rabiar hasta producir el agotamiento del mismo. Hoy, el sistema político que soporta al Estado Mexicano es, desde nuestro punto de vista, una parodia de esta afamada película que por lo demás demuestra el poder del acondicionamiento que durante años hemos tenido en el país a través de películas, series, telenovelas, es decir, la imagen al servicio de un estándar de gobierno que se ideó en el mundo del verdadero poder y que hoy se muestra bajo el nombre de globalización. El Estado Mexicano como tal, a partir de un gobierno entregado, ha dejado a la deriva a quien le da sustento, sus ciudadanos. Solo aparece en la retórica visible. Solo, en los discursos de reformas que vienen dictadas no de los Pinos sino de los más oscuros intereses económicos mundiales. Mientras tanto, hoy somos personajes videntes más que simbólicos, y es que si el símbolo, la palabra, da al ser humano la posibilidad de distanciarse del animal, por otro lado, el hecho de solo ver nos acerca como especie a nuestras capacidades ancestrales. Los hechos que sucedieron en Chihuahua con el pequeño de seis años y los adolescentes que lo atacaron, solo son una muestra de cómo, de por lo menos dos generaciones atrás, los habitantes de nuestro país cumplen el patrón de ver imágenes antes de aprender a leer y a escribir. La imagen y particularmente la televisión, es la escuela del niño(a) y ahí absorbe la violencia como un modelo excitante y tal vez triunfador de vida adulta. Sin embargo, ¿por qué limitarlo a la violencia? El problema clave es que el niño(a) formado en la imagen, se reduce a un adulto que no lee, y, por tanto, la mayoría de las veces, a un ser reblandecido, a un adulto empobrecido, educado por el mensaje: “la cultura es un rollo”, es pues, un adulto marcado de por vida. Los adultos de hoy, padres de los adolescentes señalados como víctima y victimarios, son esos niños(as) de hace pocos años a los que el gobierno permitió su adormecimiento. El Estado Mexicano no es garante de los más elementales vínculos con su formador, más por el contrario, es el aparato gubernamental el que se asume, como un todo, decidiendo vida y haciendas. Nada ha cambiado, solo la imagen. De que nos extrañamos entonces cuando una “conductora-doctora en derecho peruana” viene y hace un circo de un evento tan delicado. ¿A poco Usted cree que se manda sola? ¿Cómo podemos entonces juzgar a los padres y madres como si fueran entes aislados, si ellos mismos son producto de la penetración mediática de parámetros de éxito hechos exclusivamente para control? ¿Acaso todos nosotros no somos  corresponsables por dejar que un gobierno nos entregue a una economía de las desigualdades cada vez más perversa? Estudiosos preveían actos, como los que comentamos, para el 2020, Nos hemos adelantado lastimosamente cinco años, y ahora ¿qué haremos?

EL LIBRO DE LA SEMANA. Amigas y amigos hoy les comparto: Homo videns, la sociedad teledirigida de Giovanni Sartori. La revolución de multimedia nos transforma, lo visible contra lo inteligible ha acabado con las ideas claras y distintas. Por supuesto y como siempre, recibiré sus comentarios con agrado: @ednalorefuerte.

 

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