Opinion

Herencia de la descomposición social

Javier Cuéllar

2015-05-23

Hay crímenes que nos postran ante el espanto. Pero lo sucedido a la frágil humanidad del niño Christopher –de 6 inocentes años de edad– a manos de sus compañeritos de juegos, ha destrozado el corazón de su atormentada madre, la joven señora Tania Mora, y convulsionado a toda nuestra sociedad, por todas las circunstancias deplorables que rodean este caso que ha conmovido al mundo.
Y es que los niños se forman de acuerdo con lo que ven, porque el ejemplo arrastra. Y muy mal ha de estar la sociedad chihuahuense como para tener que sufrir las consecuencias de una desconsoladora desintegración moral de nuestra comunidad a raíz de la guerra de Felipe Calderón, que nos tiene bordando en los linderos de la deshumanización.
En realidad, no existen palabras para describir nuestra tragedia social y familiar pero es evidente que la descomposición emanada de esa maldita guerra aún no acaba de cobrarnos la factura. Y es que cualquier conflicto bélico hace emanar en los hombres y en las sociedades sus más bajos y salvajes instintos. Por eso Martín Lutero nos decía: “La guerra es la mayor plaga que puede afligir a la humanidad. Destruye la religión, destruye a los Estados, destruye a las familias. Cualquier calamidad es preferible a ésta”. Lo peor es que nos ha degradado hasta el punto de perder cualquier indicio de naturaleza humana en grandes segmentos de nuestra sociedad, y así como dicen que los niños son el reflejo de los padres, en verdad lo son también de nuestra sociedad.
Pero ante esta realidad insana la comunidad chihuahuense se apresta a dar su mejor esfuerzo para repararse a sí misma, reconstruyendo su andamiaje moral y erradicando toda la inquina que nos sembró la mil veces maldita guerra del ex presidente Calderón. Desde los narcocorridos hasta la insensibilidad, desde el terror hasta las conversaciones infrahumanas que sembraron de historias espeluznantes nuestras charlas cotidianas, donde poco a poco fuimos perdiendo nuestra capacidad de asombro ante la mirada y la oreja atónita de nuestros hijos, que aprendieron de esos relatos que conformaron nuestra vida familiar.
Pero no acertamos todavía a lamer las profundas heridas que esa hecatombe nos dejó en lo más profundo de nuestro ser social, y los juegos macabros entre nuestros niños no se hicieron esperar. ¿Quiénes son los culpables? ¡Todos! Pero decir todos es decir ¡Nadie! Y así es más difícil encontrar la salida. Es inútil y más nos lastima repetir los hechos; los pormenores del caso son conocidos por la comunidad mundial y, desde luego, por todos los habitantes de este desvencijado estado de Chihuahua crucificado íntimamente por la conciencia de saber hasta dónde nos hemos degradado y la culpabilidad que tenemos en este descendente proceso.
Existen voces que reclaman castigo para los responsables. ¡Crucifíquenlos, crucifíquenlos! Suplicio para reparar el orden jurídico vulnerado una vez más, pero diez años de prisión como límite no reparan nada y la propia muerte del victimario tampoco. ¿Cuál sería la pena justa que participara de la naturaleza de la falta y fuera proporcional al delito cometido? Para la dolorida madre del niño sacrificado, ninguna. ¿Qué hacer? ¡Castigad a los padres de los responsables! Menos, están prohibidas constitucionalmente las penas trascendentes que sancionen a personas distintas de los delincuentes. César Beccaria ya demostró esa injusticia en su obra “De los delitos y las penas”. Por este dolor y la consecuente desesperación que padecemos, no debemos, hacer retroceder nuestro orden jurídico hasta la barbarie de las primeras edades de la especie humana.
Lo cierto es que no existe bálsamo para nuestro sufrimiento y el de esa madre cuyo hijo fue sacrificado en ese macabro juego infantil de los secuestrados. ¿Y el de los policías y narcos, y tantos otros a los que ahora inocentemente juegan nuestros niños, reflejando nuestra realidad social? Tal vez debamos de ser más cuidadosos con nuestras charlas y no hacer apología de los delincuentes y sus barbaridades.
Aun más, El Diario de Juárez nos informa que tan sólo en el primer trimestre de este año 243 menores han sido procesados por tribunales especializados como reos de delitos que algunos consideran menores o medianos, pero que en realidad no lo son tanto si los ubicamos en la perspectiva de esa delincuencia infantil que es el signo de una patología que amenaza con perdernos.
Pero de toda esta dolorosa confusión a que se haga escarnio de esa tragedia, hay mucha diferencia. Y tomar este drama para confeccionar un show mediático como el que hizo la señora Laura Bozzo, es realmente execrable. Me recuerda la angustiosa secuencia de la cinta “La Dictadura Perfecta”, exhibida hace unas semanas en las salas de cine de todo el país y que nos hizo concluir que reflejaba con preocupante nitidez nuestra realidad actual.
Laura Bozzo se nos revela como una chocarrera que, indolente al dolor, sólo persigue fines mercantilistas explotando la desesperación de una madre y una sociedad que no encuentra la salida a tanta desgracia; su objetivo se centra únicamente en incrementar su teleaudiencia y sus ganancias, haciendo escarnio de esa desgracia sin aportar un ápice a la solución del problema: engaña a la dolorida madre prometiéndole que en un máximo de dos meses se hará justicia para que destituya a su abogado coadyuvante y poder poner los propios, a fin de manejar a su antojo el caso para su provecho publicitario y de sus patrocinadores.
Lucrar con la desgracia ajena y con el morbo degradante de cierta teleaudiencia fue perverso, aunque bien sabe que los mecanismos de justicia con que escasamente cuenta nuestra sociedad ya están operando solos hasta donde es posible. Lo bueno sería que la sociedad repudiara esos programas y le cambiara de canal, al menos para no seguir contaminándonos más.
Los numerosos programas para la reconstrucción del tejido social como Pronapred y tantos otros que han proliferado ¿qué han hecho? ¡Nada! tan sólo se han convertido en fuentes de aviadores, de logrados y de burócratas, así como de organismos no gubernamentales (ONGs) que sólo son depredadores de los dineros públicos sin aportar absolutamente nada a cambio. Mejor sería que desaparecieran de un plumazo y al menos no se tiraría ese dinero en sanguijuelas y haraganes.
Aunque hay grupos que trabajan por la recomposición social, tal parece que todos están coludidos, desde las entrañas del poder público hasta las cimas de las ONGs. Con esta inconsciencia no hay salvación posible.

Una ley electoral que no se respeta
Son tantas y tan reiteradas las violaciones que el PVEM ha infringido a las leyes electorales, que las multas que le ha aplicado el INE superan con mucho los 500 millones de pesos y a como se ven las cosas, al término del presente proceso electoral seguramente levantarán los mil millones de pesos. En estas condiciones, el PVEM se ha convertido en un delincuente electoral reincidente y pudiera decirse que habitual. La violación de las reglas es su regla.
Ante la inveterada negativa de ajustarse a las leyes, queda claro que dicho instituto político no tiene la menor intención de jugar derecho y en consecuencia esto altera el orden jurídico establecido en materia electoral y es evidente que las sanciones del INE le importan una pura y dos con sal. Ante esta situación los demás partidos políticos: PAN, Morena, PRD, Partido Humanista y Encuentro Social apoyados por 140 mil firmas de ciudadanos, presentaron una moción a fin de pedir a la autoridad electoral que cancele el registro del PVEM como partido político y sacarlo de una vez por todas de la vida política de México.
Sin embargo, la prensa nacional nos informa que  los Consejeros del INE rechazaron el punto de acuerdo propuesto por el PAN, Morena, PRD, Partido Humanista y Encuentro Social para iniciar un proceso de pérdida del registro del Partido Verde, luego de explicar que no es la vía legal para solicitarlo. En estas circunstancias el Verde Ecologista puede seguir pitorreándose de todo principio de legalidad que establece la ley y continuar su conducta delincuencial, seguro de que todas sus violaciones quedarán impunes. ¿Qué caso tiene seguir en un juego así, donde uno de los competidores sencillamente hace lo que le viene en gana?
Para completar el caos, las autoridades electorales admitieron con efectos suspensivos los recursos interpuestos por el PVEM contra las sanciones, de tal manera que las multas no se tendrán que pagar sino hasta mucho tiempo después de concluido el proceso electoral. Así de qué sirven pues las penalizaciones, de hecho los embargos de las futuras entregas de dineros públicos no se pueden ejecutar ni tan siquiera a título precautorio. ¿Así, o más impunidad? Va a resultar que cuando se quieran ejecutar, sencillamente no habrá dónde y las resoluciones punitivas valdrán menos que el papel en que están escritas.
El PVEM contenderá solo o asociado con algún otro partido, en especial el PRI, y los votos que llegare a obtener podrán ser usados para tener acceso a más dinero público. Luego entonces, la revisión inmediata de las nuevas leyes electorales se antoja una necesidad inmediata porque ya está visto que las actuales constituyeron un fracaso en cuanto a las acciones proselitistas y el respeto a la normatividad. ¿Para qué mantener vigente una ley perversa como esta?

Repudio a la segunda ruta del Vivebús
La pretensión de instalar una segunda ruta del Vivebús por toda la avenida Tecnológico, Triunfo de la República y 16 de Septiembre, ha causado un serio repudio de la ciudadanía juarense porque se prevé que tal obra obstaculizaría la circulación de la única vía de circulación vehicular importante que aún le queda a nuestra ciudad.
Gastar 27 millones de pesos en un estudio cuyos resultados son de evidente perjuicio público, se convierte así en un derroche de dineros del pueblo para favorecer a ciertos favoritos del régimen, que ningún provecho traerá a la comunidad. Y como lo evidente no requiere de prueba, pues así este mayúsculo gasto se convierte en una acción imprudente de parte de nuestras autoridades, que no valoran el esfuerzo que la ciudadanía hace para solventar esos gastos inútiles. Ciudadanos y consultores en el tema, consideran que el estudio y la virtual construcción de esa ruta troncal nos dejará inservible el tráfico vehicular, y se constituirá en el segundo gran fraude cometido contra la ciudad bajo el pretexto del transporte público.
Las autoridades estatales deben pensarla diez veces antes de embarcar las finanzas públicas en esta obra contraproducente que le traerá el encono de todos. De por sí el tránsito vehicular se ha vuelto punto menos que imposible, y con esto sencillamente quedará casi cancelado.
Existen más y mejores destinos para los recursos públicos y no el enfermar de arterioesclerosis múltiple la circulación vehicular.

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