Opinion

Tiendas perdedoras

Sergio Sarmiento

2015-05-19

“La competencia hace un trabajo mucho más eficaz en proteger al consumidor que el gobierno”.

Thomas Sowell

Distrito Federal- A mi madre, jubilada del sector público, le gusta ir a las tiendas del ISSSTE. Con frecuencia compra productos para mí, cosa que le agradezco y que aclaro aquí como posible conflicto de interés antes de tomar el toro por los cuernos. De hecho, seguramente ahora me retirará el saludo porque mi posición es que estas tiendas deben ser vendidas o cerradas de inmediato.

El Sistema de Tiendas y Farmacias del ISSSTE (SITyF), hoy llamado Superissste, tiene su antecedente en una tienda inaugurada el 13 de julio de 1953 por el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines. La idea era ayudar a los pensionados del ISSSTE con un supermercado que les vendiera productos subsidiados. Así han comprado siempre lealtades y votos los políticos mexicanos.

Pasaron varios años para que se construyera la segunda tienda, en 1961, pero después el sistema se expandió con rapidez. En 1982 la cadena contaba con 149 tiendas. A fines de noviembre de 2008 tenía 275 y 68 farmacias (véase superissste.com). En su punto máximo, me dice José Santiago Merino Castrejón, director de Superissste, el sistema llegó a tener 394 tiendas y 83 farmacias.

El negocio de venta al menudeo, sin embargo, es muy difícil y opera con márgenes diminutos. La dura lucha por participación de mercado y rentabilidad la vemos de manera cotidiana entre empresas como Walmart, Comercial Mexicana, Chedraui y Soriana. Carrefour y Gigante no pudieron sobrevivir en el competido mercado mexicano donde la lealtad del consumidor se conquista no sólo con buen servicio, ambiente agradable y buenos productos sino con precios unos centavos más bajos que el competidor.

Superisste, a pesar de su elevado número de tiendas, pierde recursos todos los años. En 2012 las pérdidas fueron de 1,518 millones de pesos, en 2013 de 1,813 millones y en 2014 de 1,717 millones, según Merino Castrejón. Cuando una cadena privada pierde dinero, como fue el caso de Comercial Mexicana hace unos años, los inversionistas están obligados a asumir las pérdidas. Pero en el caso de Superissste el faltante se endosa a los contribuyentes.

En los últimos tiempos los anaqueles de las tiendas del ISSSTE se han venido quedando vacíos. Esto se debe a que el sistema no está pudiendo pagar a sus proveedores. El sistema cerró 2014 con 2,000 millones de pesos en deudas con proveedores. Muchos ya no quieran surtir productos a este gigante herido. Se entiende.

Los actuales responsables de las tiendas, Merino Castrejón y el director general del ISSSTE, Sebastián Lerdo de Tejada, lograron reducir la hemorragia en casi 100 millones de pesos entre 2013 y 2014. Para eso han disminuido el número de tiendas de 394 a 294. De las 83 farmacias, 40 están en análisis. Pero una cosa es reducir pérdidas y otra muy distinta es darle la vuelta a un sistema de venta al menudeo y volverlo rentable. Eso parece estar más allá del alcance de una burocracia gubernamental.

Perder 1,717 millones de pesos de los mexicanos en un solo año es bastante grave, pero lo es más si entendemos que la pérdida afecta al ISSSTE, una institución cuya función es otorgar servicios de seguridad social a trabajadores. El dinero que se emplea para subsidiar un negocio fallido debe restarse al disponible para servicios médicos o pensiones.

Esta pérdida es injustificable. Las tiendas del ISSSTE son una competencia desleal, subsidiada, pero aun así los supermercados privados hacen un mejor trabajo de distribución, no sólo sin costo para los contribuyentes sino con utilidades que se reflejan en pagos de impuestos. Superissste es un ejemplo más de cómo los elefantes blancos del viejo sistema político se convierten en una carga insoportable para la sociedad.

Más bloqueos

Se acuerda usted que el presidente Enrique Peña Nieto se comprometió a no permitir más bloqueos de carreteras o por lo menos de la Autopista del Sol. Pues ayer estuvo nuevamente bloqueada esta vía de comunicación entre la ciudad de México y Acapulco. Quizá no les avisaron del compromiso presidencial.

Twitter: @SergioSarmiento

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