Opinion

Cucharadas de café

Sergio Sarmiento

2015-05-17

“He medido mi vida en cucharadas de café.”

T.S. Eliot

CUERNAVACA.- Mi jornada de trabajo empieza normalmente con un espresso sencillo y solo a las 5:45 de la mañana. No recuerdo cuándo empecé a beber café, sin duda muy chico. Sí recuerdo que me decían que eso detendría mi crecimiento. Alguna vez me pregunté: si mido 1.70 y mi hermano alcanza el 1.83, ¿será por haber bebido café de niño?

Muchas familias prohíben a sus niños tomar café. Si es una bebida estimulante, algo malo debe tener. Es como el alcohol y las drogas. En estos tiempos de nuevo moralismo, en que castigamos más severamente a un padre por permitir que su hijo tome una copa de vino que por cometer un homicidio, quizá deberíamos castigar de igual forma a quien sirve café a un menor.

Mientras sorbo mi espresso con ánimo culpable encuentro en el New York Times un artículo de Aaron E. Carroll de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana originalmente publicado el 11 de mayo. El autor presenta una reseña de estudios científicos que muestran que el café, lejos de ser dañino, tiene beneficios importantes para la salud.

Para empezar, la idea de que el café afecta el crecimiento de los niños es un mito: ningún estudio científico muestra correlación alguna entre el café y la masa ósea o la estatura. Tampoco es verdad que el café provoque enfermedades cardiovasculares. Quienes lo consumen de manera moderada –de tres a cinco tazas al día– tienen menor incidencia de males cardiovasculares que el promedio de la población. ¿Y los que beben más? Sus resultados son iguales a los de quienes no consumen ni una taza.

Se ha dicho que el café aumenta los riesgos del cáncer y algunos estudios individuales lo sugieren, “pero en el agregado la mayoría de estos resultados negativos desaparecen”. Los metaanálisis (que comparan y suman varios estudios) muestran que subir el consumo de café dos tazas al día se asocia con un descenso de 40 por ciento en el riesgo de cáncer en el hígado. El consumo de café no está relacionado ni con el cáncer de próstata ni con el de mama. En el cáncer de pulmón sí hay una correlación positiva, pero sólo en personas que fuman, por lo que el efecto puede deberse más a la combinación con el tabaco que al café mismo. Cuando se ven todos los estudios juntos, el café se asocia con una menor incidencia de cáncer. De hecho, entre más se bebe, mayor es la aparente protección.

El consumo de café se relaciona con mejores resultados de laboratorio en enfermedades hepáticas. Quienes tienen una enfermedad del hígado muestran una menor progresión a la cirrosis. En pacientes que ya padecen de cirrosis, los consumidores de café tienen un menor riesgo de muerte o de desarrollar cáncer de hígado. Hay también una mejor respuesta a terapia en pacientes con hepatitis C y con enfermedad hepática grasa no alcohólica entre los bebedores de café. “Los autores de la reseña sistemática afirman que debe recomendarse el consumo diario de café a pacientes con enfermedades crónicas del hígado.”

La ingesta de café se relaciona con menores riesgos de Parkinson y una menor declinación cognitiva en pacientes de la enfermedad. También tiene un potencial efecto de protección contra el Alzheimer. Otros estudios señalan que también hay una menor incidencia de diabetes entre quienes beben el aromático producto.

Los consumidores de café, de hecho, viven más que quienes no lo beben. “No conozco ningún otro producto –escribe el doctor Carroll– para el que los estudios muestren beneficios tan claros para la salud.”

El consumo en exceso, como el de cualquier producto, puede tener consecuencias negativas. El café es, después de todo, un estimulante. Pero ha quedado atrás el tiempo en que podíamos ver el café como algo esencialmente dañino. “Es una adición completamente razonable a una dieta sana”.

Una bomba

Una cosa es el café, por supuesto, y otra los dulces con café que se sirven en las cafeterías de moda. Un espresso puede ser saludable. Un Venti Caramel Frapucchino es una bomba de 410 calorías, 15 gramos de grasa y 55 miligramos de colesterol.

Twitter: @SergioSarmiento

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