Opinion

¿Fichas nuevas?

Pascal Beltrán Del Río

2015-05-12

Distrito Federal- Once días después de las elecciones del 7 de junio, cuando los resultados oficiales de las mismas ya se conozcan, se cumplirán 80 años de un hecho inédito en la política mexicana moderna.

El 18 de junio de 1935, el presidente Lázaro Cárdenas, quien llevaba apenas 199 días en el poder, pidió la renuncia a todos los miembros de su gabinete y terminó aceptando que ocho secretarios de Estado abandonaran sus funciones.

Entre los defenestrados estuvo el secretario de Gobernación, Juan de Dios Bojórquez, un político sonorense muy cercano a Plutarco Elías Calles.

Por tres décadas permanecería Bojórquez alejado del servicio público, hasta que fue rescatado en las postrimerías de su vida por el candidato presidencial Gustavo Díaz Ordaz, quien lo hizo senador.

Fue el enfrentamiento entre Cárdenas y Calles lo que provocó la remoción de tantos miembros del gabinete de aquél, la mayor cantidad en el primer tercio de un periodo sexenal de gobierno.

Cuando tomó posesión Cárdenas, México vivía el llamado Maximato, caracterizado por el poder detrás del trono que ejercía Calles.

El primer semestre de 1935 se había hecho notar por el activismo sindical, así como por el enfrentamiento en el Congreso entre miembros de las facciones callista y cardenista.

En mayo de aquel año, Calles regresó al país después de someterse a un tratamiento médico en Estados Unidos. Estaba decidido a aprovechar la turbulencia para seguir orientando a los grupos que pesaban en la política mexicana.

Por aquellas fechas, Cárdenas escribió en sus Apuntes: “Distintos amigos del general Calles, entre ellos algunos que forman parte del gabinete, vienen insistiéndole en que debe seguir interviniendo en la política del país. Estas gentes lo perderán”.

Así iniciaba el conflicto entre Calles y Cárdenas, quien había llegado al poder con la venia de Rodolfo Elías Calles, el hijo del Jefe Máximo, a quien Cárdenas había nombrado secretario de Comunicaciones y Obras Públicas y sería de los removidos en 1935.

Algunos esperaban que el michoacano resultara tan sumiso a Calles como lo habían sido Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, pero Cárdenas dio ese golpe de timón y marcó un distanciamiento definitivo con el sonorense, que acabaría con el exilio de éste, en abril de 1936.

Consumados los relevos en el gabinete, Bojórquez instó a su jefe a rebelarse. Sin embargo, Calles se rehusó, según cuenta Enrique Krauze en su libro Lázaro Cárdenas, general misionero. “No Juan de Dios, esto no tiene remedio”, dijo el ex presidente. “Desgraciadamente el presidente Cárdenas me ha malinterpretado, y no está en mis manos cambiar nada de lo que él ha dispuesto”.

Traigo estos hechos a la memoria en momentos en que se comenta en los medios la posibilidad de que el presidente Enrique Peña Nieto pudiera remover o enrocar a funcionarios de su primer círculo después de la elección del 7 de junio.

Esos eventuales movimientos, se afirma, servirían para relanzar su gobierno –como lo acaba de hacer en Chile la presidenta Michelle Bachelet, quien pidió la renuncia a todo su gabinete– y comenzar a preparar el terreno político para la sucesión presidencial de 2018.

Lo cierto es que Peña Nieto sólo ha cambiado a dos miembros de su primer círculo: el procurador Jesús Murillo Karam, a quien sustituyó por Arely Gómez, y al titular de la Sedatu, Jorge Carlos Ramírez Marín, a quien reemplazó con Murillo Karam.

Hoy van 892 días de gobierno. A estas alturas del sexenio, sólo dos presidentes habían hecho menos cambios en sus gabinetes que el actual: Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos, quienes no los habían realizado.

En contraste, Cárdenas llevaba 17 cambios; Ernesto Zedillo, 10; Miguel Alemán y Felipe Calderón, seis cada uno; Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Vicente Fox, cuatro, y Manuel Ávila Camacho, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo, tres.

Faltan pocos días para saber si los cambios previstos por algunos opinadores en los medios se concretan o Peña Nieto continúa con un enfoque cauto en este terreno.

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