Opinion

Ocurrencias non gratas

Gerardo Cortinas Murra

2015-05-03

Ocurrencia: Dicho o hecho gracioso e ingenioso de una persona.

A pesar de que las definiciones gramaticales del vocablo ‘ocurrencia’ son coincidentes en cuanto a que los dichos o hechos derivan del ingenio o la gracia que caracteriza a ciertas personas (ocurrentes), dada su natural espontaneidad u originalidad, las ‘ocurrencias’ también pueden ser desagradables y ofensivas.

Como suele suceder con las cotidianas ocurrencias de políticos y gobernantes, las cuales provocan repudio por parte de la sociedad; sin embargo, algunos políticos mexicanos se han distinguido por la originalidad y permanencia de sus frases. En Chihuahua, el llamado filósofo de Rubio, Artemio Iglesias, tiene acuñadas decenas de frases ingeniosas.

Recordemos algunas de ellas: “También la reversa es cambio”; “Yo no doy consejos, porque los inteligentes no los necesitan y los pendejos no los entienden”; “A puñaladas iguales, llorar es cobardía”; “Voy a brincar la cerca, aunque deje los pelos en el alambre”; y “En política hay que estar preparado para ser, para dejar de ser y para volver a ser”.

Lamentablemente, los políticos ingeniosos son escasos. A ellos se les admira y respeta con total independencia de sus triunfos o fracasos político-electorales. En México, la inmensa mayoría de los políticos son improvisados y disparatados; por ello, dada su inexperiencia política y, en especial, por una carencia natural de gracia o ingenio, se ven obligados a expresar frases o ideas que, no pocas veces, son objeto de burla.

Recordemos que, por ejemplo, como consecuencia del autoritarismo político durante el Priato del siglo pasado, la sociedad mexicana utilizó como estrategia para evadir la censura oficial de aquellos tiempos, el albur: el uso de palabras con un doble sentido y significado, mediante parónimos (palabras que tienen sonidos semejantes pero significados diferentes), evitando así, las consecuencias de la represión gubernamental.

Hoy en día, gracias a la ‘invasión’ de la “cultura de los derechos”, la simple expresión de una ‘ocurrencia política’ por parte de los gobernantes, es motivo más que suficiente para que cualquier grupo de oposición o sector social reclamen a los políticos ocurrentes sus dislates verbales o sus políticas impopulares; ya sea mediante plantones en la vía pública, o bien, a través de las redes sociales.

A mi parecer, el factor que más ha incrementado el descontento social lo es, sin duda alguna, la toma de decisiones sin previa consulta popular (autoritarismo); de tal manera que, la falta de consenso social de las decisiones de poder, siempre habrá de justificar, de una u otra manera, el consecuente e inevitable reclamo de los grupos de oposición.

El más reciente de ellos, es la inminente confrontación política y mediática que habrá de darse (después de la jornada electoral del 7 de junio) con motivo de la ocurrencia de ‘homologar’ las elecciones de Presidente de la República con la del Gobernador del Estado. Y lo digo, porque la simple idea de pretender violentar el principio fundamental de gobierno republicano, sin consulta alguna a la sociedad, traerá consigo un desgaste mayúsculo a la actual Administración Pública estatal.

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