Opinion

Korenfeld en el aire

Sergio Sarmiento

2015-04-08

Distrito Federal- Al principio del actual sexenio un especialista en agua, funcionario de un gobierno de un partido de oposición al federal, me habló de manera positiva sobre David Korenfeld. La opinión me sorprendió. Korenfeld es un abogado, no ingeniero, a quien yo conocía por haber sido presidente municipal de Huixquilucan. Ese día me enteré que había sido también secretario de agua y obras del estado de México en el gobierno de Enrique Peña Nieto y coordinador del tema de agua en el equipo de transición. Más importante, Korenfeld estaba trabajando en una nueva legislación sobre agua que podía ser muy importante para el país.

Supongo que la permanencia hasta ahora de Korenfeld en la dirección general de la Comisión Nacional del Agua, la Conagua, es producto del deseo del presidente de mantener al funcionario de su confianza mientras se lleva a cabo la aprobación de la nueva Ley General de Aguas en el Congreso. Mucho he escuchado que el director general se niega a dejar el puesto, pero la experiencia me dice que la titularidad de la Conagua no se asume o se deja por voluntad del director sino por decisión expresa del presidente de la república.

Entiendo las razones que seguramente llevan al primer mandatario a mantener a Korenfeld en su cargo. La Secretaría de la Función Pública lo está investigando, pero la SFP ha perdido credibilidad al pedírsele que analice los casos de posible conflicto de interés por las casas de la primera dama, el presidente Peña Nieto y el secretario de Hacienda sin que hasta la fecha haya revelado avances o resultados. El costo político de la permanencia del director de Conagua es muy grande y está creciendo. El presidente debe estar consciente de ello.

Korenfeld cometió un error al utilizar un helicóptero de Conagua para un traslado privado. Él mismo lo ha reconocido, tanto así que ofreció una disculpa pública y dijo que rembolsaría el costo del viaje al erario. Este abuso, sin embargo, sólo se dio a conocer cuando un vecino publicó en Facebook una serie de fotografías que evidenciaban que el helicóptero los había recogido a él y a su familia presuntamente para comenzar una vacación familiar. Las imágenes fueron reproducidas por Reforma y obtuvieron así una gran difusión. La coordinación de comunicación social de Conagua explicó en un principio que el uso del helicóptero era para que el director “asistiese a un tema de índole médico” (sic), pero la falta de información de corroboración hace suponer que la explicación fue falsa.

El caso me recuerda al de Humberto Benítez. Después de unos días de aferrarse a la Procuraduría Federal del Consumidor, decidió renunciar al percatarse de que no se disiparía la tormenta generada por su hija Andrea, quien presuntamente pidió que inspectores de Profeco clausuraran un restaurante en el que a su juicio no se le había dado la atención que merecía. Benítez entendió que el daño que le hacía al gobierno al permanecer en el cargo era demasiado grande.

Me da la impresión que lo mismo ocurrirá con Korenfeld. Es ingenuo pensar que podrá viajar con tranquilidad a Corea del sur del 12 al 17 de este mes para participar en el 7º Foro Mundial del Agua e impartir la sabiduría de las políticas nacionales en la presentación del libro El agua que mueve a México.

Supongo que el propio presidente se ha resistido a aceptar la renuncia de Korenfeld, pero cada día aumenta el daño. Peña Nieto debe saber que su colaborador ya no sólo no le es de utilidad sino que se ha convertido en un enorme lastre en un año electoral.

 

Deuda centenaria

El gobierno de México emitió ayer un bono en euros a 100 años. Ya es común que nuestro país coloque deuda centenaria en los mercados. La tasa de rendimiento al vencimiento será de 4.2 por ciento anual. Quizá es mucho, si se compara con el 0 por ciento del bono que Suiza colocó ayer a 10 años, pero muy poco para un país como México si consideramos el larguísimo plazo.

 

Twitter: @SergioSarmiento

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