Opinion

Debates persistentes

Víctor Orozco
Analista

2015-03-02

El pasado viernes, Servando Pineda, periodista de sólida experiencia, defendió en el Colegio de Chihuahua su tesis doctoral titulada “El rol y la influencia de la prensa escrita en los procesos electorales regionales. Chihuahua 1986-2004”, ante un sínodo del cual tuve el privilegio de formar parte. El tema o conjunto de temas abordados en el trabajo y en los diálogos suscitados, forman parte de la agenda política y cultural de nuestros días, no obstante que el arco temporal seleccionado por Pineda termina en 2004.
Una primera observación, es que la lectura de la tesis nos instala en aquella antigua ubicación de los latinos: de te fabula narratur, es decir de tí se trata, de tí hablamos. Salvo quienes estrenaron su condición de ciudadanos en los últimos tiempos, buena parte del resto de los chihuahuenses estuvimos, quien más, quien menos, involucrados en los procesos y acontecimientos examinados en el texto, empezando por su mismo autor.
Son cuatro elecciones para gobernador las analizadas, a la luz del tratamiento que partidos políticos y candidatos recibieron en tres periódicos regionales. El punto de partida son los comicios que dieron lugar al llamado “verano caliente” de 1986, seguidas por los de 1992, 1998 y 2004. Los primeros, celebradas en el apogeo del “antiguo régimen”, el PRI, por entonces confundido plenamente con el aparato estatal, acaparó los espacios de la prensa escrita, dejando apenas menciones secundarias a la candidatura de la oposición, encabezada por el PAN. Los inverosímiles resultados oficiales, se recordará, dieron lugar a una protesta política y social de gran envergadura y en la cual se involucró una gama muy diversa de actores sociales, desde intelectuales, empresarios y clérigos patrocinadores de la propuesta panista, hasta miles de ciudadanos de la calle hartos de las imposiciones de autoridades. Tengo en la memoria mi participación como integrante del Jurado Popular que formamos siete personas sin militancia partidaria, a instancias de los organismos y personas inconformes con la versión oficial. Tuvimos a la vista y cotejamos miles de actas de casillas, evidenciamos el relleno de urnas y la falsificación de boletas electorales, las trampas en el llenado de las actas. Constatamos el trabajo sucio del Comité de Defensa Popular, aliado del PRI, en varias de estas tareas, vimos la participación del clero, los sermones de los curas a favor del PAN durante las campañas y al final emitimos una sentencia con juicios fundados en  los hechos que nos constaban: hubo fraude, pero no era posible determinar quién había ganado la elección, presumiblemente el PRI. Alguien, con agudeza, ironizó: entonces, fue una elección “poquito embarazada” de fraude. En otras circunstancias, este “poquito de embarazo” debió ser motivo para anular los comicios, pero no en la época de Miguel de la Madrid. Fernando Baeza tomó posesión como gobernador rodeado del ejército, luego se congració con los empresarios propanistas y sobre todo con el clero, otorgando a cada uno diversas concesiones. La tropa de a pié, que protestó en los puentes internacionales y en las plazas, se quedó con un palmo de narices. Y Francisco Barrio tuvo que esperar un sexenio para que se le reconociera el triunfo en otra elección, ya en la época de Salinas de Gortari (cuya presidencia emanó de otro fraude, éste nacional) y del Tratado de Libre Comercio, cuando el gobierno mexicano estaba urgido de recuperar legitimidad, internacional y doméstica.
Entre muchos otros de los tópicos al debate, provocado por el estudio de Servando Pineda, se encuentran los conceptos de “transición a la democracia” y de “alternancia en el poder”. Ambos forman parte del entorno teórico del trabajo, en tanto estuvieron en el uso y en el léxico de todos los analistas políticos durante el período de estudio. Ahora, han sido casi abandonados, pero cobra una enorme relevancia, para la vida política y el futuro de este país, reflexionar y discutir sobre las causas de su rápida obsolescencia.
Del trabajo de Servando Pineda se desprenden muchos cuestionamientos. Uno de ellos recae sobre la naturaleza privada de los medios de comunicación y la función pública que desempeñan. También sobre sus relaciones con los círculos del poder. Incluyen el del respeto al oficio del periodista y el de la desprotección sufrida por quienes lo ejercen. Larga temática de la que habremos de ocuparnos en otra ocasión. Cuando el documento académico comentado se convierta en libro, su autor nos entregará mayores elementos para cavilar, inquirir y opinar. Esperemos que sea pronto.

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