Opinion

LA COLUMNA

DE LOS REPORTEROS

2015-03-02

El embajador de Estados Unidos en México Anthony Wayne, fue el invitado principal a una comida en la casa del empresario Federico De la Vega Mathews a la que asistió un grupo compacto de ciudadanos juarenses.
Acompañó al diplomático, el cónsul general de EU en Juárez Ian Brownlee, y como anfitriones, estuvieron además de De la Vega, sus hijas Lupita y Alejandra, y Paul Foster.
Otros que atendieron el convite fueron Rogelio González, líder de los hoteleros; Manuel Sotelo, de los transportistas; Mario Dena y Jorge Contreras Fornelli, ambos de la Mesa de Seguridad y Ficosec; José Yarahuan Galindo de la AMAC-Index; Miguel Fernández, Cecilia Levine, y Rolando Pablos de Borderplex Alliance.
Hace aproximadamente año y medio que se llevó a cabo una reunión similar, pero en la casa de Jorge Contreras Fornelli, en la que el tema principal fue la (in)seguridad pública.
El tono de la conversación entre Wayne y los representantes de la comunidad juarense fue muy diferente en esta ocasión, ya que se habló más de la competitividad de la región, de una nueva agenda en la que Juárez se pone como ejemplo, como un tema de éxito, aunque todos reconocieron que en el aspecto seguridad no debe haber descuidos porque en cualquier momento se puede salir de control.
Ante el planteamiento del tema de las alertas que emite el gobierno de EU para que sus ciudadanos no vengan a México, Wayne les dijo que le dieran elementos para eliminarlas y agregó que, no obstante, ya no se trata de llamamientos para que no vengan sino para que cuando lo hagan tomen todas las precauciones posibles.
También le pidieron su intervención para lograr disminuir los tiempos de espera en los puentes internacionales, tanto respecto de mercancías como de personas, para hacer todavía más atractiva la región.
Al final de la reunión, el embajador destacó por medio de un comunicado oficial que “estos representantes de la sociedad civil encarnan lo que significa ser un verdadero ciudadano del mundo, ya sea reuniendo a la comunidad, ofreciendo una voz a las poblaciones marginadas, jugando un papel clave como observadores del gobierno, o equipando a las nuevas generaciones con habilidades para el éxito. Me siento inspirado por sus esfuerzos y optimista sobre el futuro de esta región fronteriza”.

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Antes, en una reunión separada, el embajador Wayne discutió una serie de asuntos bilaterales con funcionarios de importantes compañías estadounidenses que tienen inversiones en las ciudades de Juárez y Chihuahua, entre los que se encontraban ejecutivos de Delphi, Lear, Flextronics, GE Healthcare, Heil Trailer, TPI, Johnson & Johnson, e Intermatic.
El tema principal aquí fue el crecimiento sustancial en producción y empleo a lo largo del año pasado, a lo que el diplomático dijo que “no hay un lugar como la frontera, donde es evidente que el aumento del intercambio comercial y la creciente prosperidad traen beneficios a las personas tanto de Estados Unidos como de México”.
Hoy se celebrará aquí la conferencia bianual de cónsules generales de la Misión Diplomática de Estados Unidos en México. Desde ayer estuvieron arribando a Juárez el Ministro Consejero para Asuntos Consulares de la Embajada de Estados Unidos y los titulares de los nueve consulados generales de Estados Unidos en México. Dos días de reuniones en las que el objetivo principal es coordinar esfuerzos para fortalecer las relaciones entre Estados Unidos y México.

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Hace unos días se presentó el informe “Así estamos Juárez” en el que se le dio una calificación reprobatoria al Gobierno Municipal. Tocó a Miguel Ángel Calderón, secretario Técnico del Ayuntamiento, dar respuesta oficial a ese documento y, en términos generales dijo que el virus de la auditoritis es lo que paraliza a la administración municipal.
Expuso que están tan agobiados los funcionarios de las diferentes áreas porque un día tienen al personal de la Sindicatura revisando todo con lupa, al siguiente a personal de regidores, luego a la Contraloría, después a la Auditoría Superior del Estado o a la federal, total que no dejan avanzar.
Un hecho es cierto, demasiadas revisiones, pero ni en transparencia ni en la consecución de un mejor gobierno hay avances. Mejor sería tener una sola revisión, pero efectiva y que diera a conocer sus resultados abiertamente a la ciudadanía. Lo actual es mucho ruido y pocas nueces.

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A casi dos décadas de que haya cerrado sus puertas, el fantasma de la escuela Hermanos Escobar de Ciudad Juárez regresó para instalarse como tema político-electoral en la presente campaña federal. Era una escuela de subsidio federal, dependía de la entonces Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, pero Francisco Barrio decidió cerrarla, pues la consideraba centro de formación ideológica para los grupos radicales de izquierda que alimentaban la guerrilla, una especia de Ayotzinapa del norte.
Cerrar, por cualquier motivo, un centro de enseñanza superior es siempre cuestionable. Entonces Barrio fue duramente criticado, pero mantuvo su postura y convirtió la escuela en parque; ahora el gobernador Duarte, con ese halo de activo educador que se ha forjado al paso de su administración, pretende reabrirla. Aunque ya en la ciudad de Chihuahua empezaron las grillas respecto de que bien haría el mandatario estatal con reabrir esa institución pero en alguna población que se beneficiara más con la inversión que esta frontera, y mencionan a Ascensión, Parral, Nuevo Casas Grandes o ciudad Guerrero, en donde, dicen, existe la demanda para ese tipo de profesionales, por sus actividades agrícolas y ganaderas, amén de los beneficios económicos que llegarían a esos centros poblacionales. 
¿Quién se lo podría recriminar? Nadie, abrir escuelas y más tratándose de universidades con especialidades técnicas asociadas al campo es positivo para cualquier sociedad. Ahí está otro tema electoral: Barrio cerraba escuelas y Duarte las abre, punto que el gobierno empieza a manejar y no soltará hasta exprimirlo al máximo.

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En momentos en que la política amenaza con descomponerse y alterar la paz social, adquiere especial significancia la llegada de Mario Trevizo a la Secretaría General de Gobierno y la de Rafael Servando a la Particular. Ambos son maduros y mesurados, tienen experiencia para contribuir a distender el ambiente o mantener la crispación en niveles manejables.
Probablemente los duros de Palacio hayan razonado “a la Patricio Martínez”, en base a aquella máxima que tenía el entonces gobernador y hoy senador de la República, de que por cada golpe que recibiera de la oposición, él respondería con tres de igual o mayor intensidad.
Para Patricio la política son “fregadazos”, así la interpreta y en su tiempo le dio parciales resultados, pues recordará que mantuvo a raya a un encendido Cruz Pérez Cuéllar –hoy de la mano con el actual gobierno priista– y enfrentó con decisión al presidente Fox, lo cual tampoco era gran cosa (a Fox lo enfrentaron con éxito casi todos los mandatarios y ni por aludido se daba).

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Tras su breve incursión en la política electoral, al perder la candidatura del quinto distrito ante un cantante (Tony Meléndez) que ni siquiera es su favorito (otra cosa hubiera sido Luis Miguel), Jaime Galván se refugió en la vid. No se confunda, conocido es que gusta de los buenos vinos, sin caer en excesos, todo con moderación. Su refugio actual es literalmente el cultivo y procesamiento de la vid, pues le ha dado por competir contra Eloy Vallina en la producción de vinos finos.
Ambicioso, y si usted quiere osado, Jaime Galván tiene entre sus metas la de producir vinos con valor de cinco mil pesos la botella y quizás, por qué no, un día las que produzca le lleguen en precio a sus añorados Petrus que, por ahora, se conforma con regalar en días especiales a gobernadores y ex gobernadores, para luego tomarse con ellos la foto.
En esas se encuentra actualmente el nieto del general Galván y para ellos en días pasados hizo venir a Delicias enólogos de reconocimiento mundial, como el francés Stephan Derenoncourt y a productores exitosos del Valle de Napa, en California, cuyos vinos son famosos por ganar en catas memorables a las mejores marcas francesas.
Por lo menos Jaime tiene dónde refugiarse de sus malogradas intenciones políticas, ya que el dinero no es un problema y menos si decide asociarse con uno de los vendedores de salchichas más grande de México y nogalero en ciernes, a quien los aspirantes a dueños del pueblo lo ven como “el nuevo padrino” de Chihuahua, anteponiéndolo en dinero e influencia a Federico Terrazas. Se trata, desde luego, de Eugenio Baeza.

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