Opinion

Perspectivas 2015

Edna Lorena Fuerte
Analista

2014-12-21

El año que concluye se convirtió en una acumulación de promesas incumplidas, el sumario de los acontecimientos de este periodo nos llevan, más que a hacer recuentos, a grandes cuestionamientos sobre el futuro próximo de nuestro país. En este cierre de año aún no hay claridad respecto a cuáles serán las decisiones de gobierno que definirán el rumbo nacional. Quizá la poca evidencia clara que nos puede llevar a entrever algo de nuestro futuro próximo son los mensajes, muchas veces inconexos y confusos que ha lanzado el titular del Ejecutivo federal en los últimos meses. Si quisiéramos hacer un ejercicio de perspectivas sin caer en la especulación, es casi inevitable caer en el escepticismo pesimista. El sumario está en números negativos, indudablemente hay una sensación de carencias y fracasos en muchos aspectos de la realidad nacional, incluso en un sentido estricto, si hiciéramos un análisis, ya no de las promesas, sino de las meras obligaciones estrictas del ejercicio político y de gobierno, hay mucho que se ha quedado debiendo. Entonces, la realidad nos obliga a considerar cuál es el estado actual de las cosas para poder pensar hacia adelante y tener una idea, al menos somera, de qué es lo que podemos esperar de este gobierno en el nuevo año que comienza.
Hablemos entonces de algunos aspectos que, a nuestra consideración, sucederán en la vida política nacional del próximo año: Las acciones, decisiones y mensajes que lance el gobierno federal al comienzo del 2015 marcarán una ruta de definiciones para lo que resta del sexenio. Cuando se vive una crisis es muy difícil poder tener en claro si se ha llegado al máximo nivel de gravedad, es decir, si no hay nada peor que esté por venir; pero aún así, es posible saber que hay un punto a partir del cual la crisis ha trascendido a todos los niveles y es necesario que se asuma la crisis y se actúe en consecuencia. No es posible saber si la crisis política que vivimos se agravará en los próximos días, pero sí podemos decir que luego de lo que hemos visto hasta ahora ha llegado a un punto del que no se puede retornar, en las calles, en las esferas de opinión, entre los ciudadanos que discuten la vida nacional activamente en las redes sociales, se han abierto discusiones que no pueden ser dejadas simplemente en el olvido. Este gobierno está obligado a actuar en consecuencia, y cualquiera que sea su estrategia, será una definición de su futuro político. Las elecciones intermedias de 2015 serán un punto de inflexión que definirá el reacomodo de fuerzas políticas en todo el país, y más allá de ello, marcará también el sentido de las ambiciones políticas de los grupos dominantes. Sí, como lo dijimos líneas arriba, partimos de la evidencia con la que contamos en estos momentos, no podemos más que esperar que haya un recrudecimiento de los vicios partidistas y que los intereses grupusculares dominen la oferta electoral del año entrante. No es exagerado, pensando en una forma simplista, que el PRI hará lo necesario para lograr el llamado “carro completo” y hacerse de una mayoría aplastante en la Cámara de Diputados, tampoco es difícil imaginar lo que sucederá con la (o las) izquierda (s), y proyectarlo bajo el clásico maquiavélico de “divide y vencerás”, como de igual forma no podemos más que pensar en un panismo localista, con una visión muy pobre de su papel de oposición, más concentrado en las luchas internas. Si las perspectivas electorales del año entrante obedecen a la evidencia de las acciones políticas actuales, sólo podemos pensar en que se reproducirán los vicios que, en mucho, son parte de la crisis que vive nuestra vida pública. Otro hecho que podemos ver en perspectiva para el año que comienza, y que parece ineludible, es el recrudecimiento de la situación económica que vivimos. En este punto, partiendo de la evidente falta de resultados inmediatos de las reformas estructurales, y de no tener en claro si el gobierno federal está asumiendo como una crisis el momento económico que vivimos, y por tanto, sin saber si tomará medidas en consecuencia, el 2015 se vislumbra como una larga cuesta arriba sobre la que tendremos que remontar, a contracorriente y sin claridad respecto a qué es lo que podemos encontrar al final de todo este esfuerzo por sostener a flote la economía de nuestras familias y nuestras actividades económicas. Todo parece indicar que no hay cuentas alegres en la perspectiva del año que viene, por el contrario, el clima que se vislumbra es muy preocupante. Resulta sumamente complicado hacer un análisis de perspectivas en donde con sólo algunos puntos que parecen innegables en el futuro inmediato, estamos delineando un panorama general tan negativo. De aquí la importancia de hacer este análisis, que el recuento de este año y las perspectivas del que viene nos permitan hacer un alto y llamar la atención respecto a la importancia de no permitir que el futuro de nuestro país se defina por la inercia, que siga los caminos nocivos por los que estamos andando, porque de seguir así, de darse los escenarios que se avizora, sólo se estará recrudeciendo la gran crisis nacional que estamos viviendo en todos los aspectos. Para la estrega final de este año, complementaremos este análisis con algunos elementos que puedan abrir algunas vías de esperanza.

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