Opinion

Unión ciudadana: la nueva ola de insurgencia cívica chihuahuense

VÍCTOR M. Quintana

2014-11-22

La historia no se repite, pero a  veces rima, como decía  Mark Twain. La frase bien puede aplicarse al proceso que vive el estado de Chihuahua, tanto en su gobierno como en la ciudadanía estos meses. Pareciera que esta sociedad llega al hartazgo en ciclos de treinta años, al menos desde la mitad del siglo XX hasta hoy en día. Los años 1954-1955 y 1983-1986 han mostrado, que esta sociedad, a veces considerada pasiva, instalada, conformista, en un momento dado dice “¡ya basta¡  y exige ser gobernada de otra manera.
Podemos ubicar dos olas de insurgencia cívica, de movimientos de protesta, en los últimos sesenta años que lograron  condensar la inconformidad social en Chihuahua, reunir a una base social pluriclasista y movilizar amplios contingentes de ciudadanas y ciudadanos. Como resultado directo o indirecto de dichos movimientos cayeron los gobernadores en turno.
El Comité Pro Justicia y Derechos Ciudadanos 1954-55
El primero de ellos fue el que emergió en 1954-55 ante el crimen del taxista Juan Cereceres, en el que estaría involucrado un sobrino del gobernador Oscar Soto Máynez, Gaspar Máynez, hijo de Gaspar R. Máynez, inspector de policía, jefe de la Policía Judicial del Estado, de la Policía Rural y la Policía Especial.
La indignación ciudadana se canalizó en el  Comité Pro Justicia y Derechos Ciudadanos formado en diciembre de 1954. Lo dirigían  la Señora Dolores G. de Villarreal, esposa de Lázaro Villarreal, propietario de una cadena de mueblerías, prominente filántropo y dirigente de la masonería en Chihuahua, y la enfermera de religión evangélica Ana María Echave. Se distinguió también  por su participación Luis Fuentes Saucedo, director del recién fundado diario “Norte” quien denunció en todo momento la falsedad y las incoherencias de los procedimientos policíacos. Además de los dirigentes citados, participaron muy activamente jóvenes de  Acción Nacional, entre ellos, Guillermo Prieto Luján,  miembros de base de sindicatos como los mineros y los ferrocarileros, la Asociación Cívica de Ciudad Juárez, la Federación de Trabajadores del Volante, etc.
El Comité se extendió  a varias poblaciones del estado y desplegó  una intensa actividad: se colocaron crespones negros en los frentes de las casas, se envíaron decenas de miles de  telegramas al Presidente de la República, se promovieron boicots a los diarios de la cadena García Valseca. El 30 de enero  se realizó un gran mítin en la capital del estado con la participación de casi 60 mil personas, cifra impresionante incluso hoy en día.
La movilización encauzada por el Comité rindió  frutos: en agosto de 1955, a poco más de un año de terminar su mandato, Oscar Soto Máynez pidió licencia de su cargo como gobernador. Dos meses después fue aprehendido en la vía pública, junto  con su exprocurador Raynal. Los cargos en su contra: abuso de autoridad, allanamiento de morada. Aunque poco después fueron  liberados,  el Comité Pro Justicia y Derechos Ciudadanos dejó  profunda huella en la historia cívica de Chihuahua.
La Insurgencia Electoral… y más allá de 1993-86
Otra ola de insurgencia cívica la constituye el gran movimiento que emergio en Chihuahua a partir de 1983 y culminó en 1986. Se expresó como una insurgencia cívico-electoral que en 1983 logra que Acción Nacional gane las elecciones en los municipios más importantes del estado, una coalición ciudadana con las siglas del PST gana Cuauhtémoc, y el Partido Socialista Unificado de México obtiene la alcaldía de Ignacio Zaragoza.
La insurgencia ciudadana expresada de manera electoral le volvió  a dar importantes triunfos al PAN en las elecciones para diputados federales en 1985. Temeroso, el PRI-gobierno, de una total debacle en los comicios locales de 1986, ante la inconformidad e insurgencia ciudadanas, destituyó  al gobernador Oscar Ornelas K. el 19 deseptiembre de 1985.
Sin embargo, al perpetrarse el fraude electoral en julio de 1986, que despojó del triunfo al candidato de Acción Nacional  a la gubernatura , Francisco Barrio y se lo dio  al candidato priísta, Fernando Baeza, surgió un formidable movimiento social a todo lo largo del estado.
Hubo tomas de puentes internacionales,  bloqueos de carreteras, boicots a diarios y supermercados, caravanas, caminatas. Se formó el Movimiento Democrático Electoral, de carácter plural, pluriclasista, ciudadano. Lo encabezan el Padre Camilo Daniel,  el presidente municipal de Cuauhtémoc –que había llegado al cargo con las siglas del PST- Humberto Ramos Molina, y el dirigente estatal del Partido Socialista Unificado de México, el profesor Antonio Becerra Gaytán.  Inspiraron las movilizaciones las valientes y críticas posturas de los obispos Adalberto Almeida, Manuel Talamás  y José Llaguno.
En julio de 1986, don Luis Alvarez, alcalde de Chihuahua se fue a la huelga de hambre en protesta por la imposición.  Su ayuno es un centro de atracción de la inconformidad ciudadana, plural y democrática.  El dirigente de izquierda  Heberto Castillo acudió personalmente a visitarlo y a invitarlo a levantarse y emprender un movimiento nacional por la democracia.
Aunque la intensa movilización ciudadana de aquellos años no logró evitar la imposición priísta, la gesta de las y los chihuahuenses constituye un referente obligado para el largo y doloroso proceso de transición democrática en México.
Aquel Autentico “Comité de Defensa Popular”
Antes de que se cumpliera ese ciclo de treinta años no hay que olvidar el gran movimiento social que dio origen a aquel Comité de Defensa Popular en las históricas jornadas de enero y febrero de 1972. Los niveles de movilización ciudadana, de convergencia de diversas ideologías, organizaciones y personas en lo particular hizo que Chihuahua se convirtiera en el foco de la insurgencia nacional, el atisbo de esperanza de una revolución social que urgía y urge en México y que nunca ha llegado.
Unión Ciudadana: La tarea de nuestros días
Ahora se está cumpliendo otro largo ciclo de treinta años. Las condiciones se están dando para una nueva ola de insurgencia cívica en este Chihuahua, lacerado por muchos años de violencia y de corrupción.  De todos lados empieza a brotar el hartazgo. Todas y todos creemos imposible que esta sociedad aguante tanto. Hemos llegado incluso a dudar de nuestro ser colectivo. La autoimagen de rebeldes, levantiscos ante el monopolio del poder y de su ejercicio sin escrúpulos se nos ha deteriorado.
Sin embargo, las denuncias que se han levantado últimamente, sobre todo la de Jaime García Chávez por el enriquecimiento ilícito del gobernador y dos de sus cercanos colaboradores. La emergencia de los jóvenes que ha hecho que por temor se cierre anticipadamente el semestre en las escuelas públicas de Chihuahua, todo esto nos hace ver que hay un nuevo amanecer en puerta.
Muchas personas de todos los colores queremos arrancar este nuevo ciclo de insurgencia ciudadana en nuestra tierra. Lo vamos a lograr con la conformación de ese movimiento amplio, plural, de gente sin partido y gente con partido, pero no sometida a nadie.
Vamos a denunciar la corrupción, la violencia institucional y el autoritarismo. Vamos a elaborar juntos un programa de lucha para construir un Chihuahua Libre sin más adjetivos y sustantivos que la libertad de cadenas corruptas, autoritarias y violentas.
Todo esto lo haremos constituyendo el Movimiento Chihuahuense Unión Ciudadana. 
La cita inicial es el próximo viernes 28 de noviembre a las seis de la tarde en el Auditorio Municipal de Chihuahua. No podemos esperar que la historia se repita o siquiera rime. Tenemos  que darle un buen empujoncito.

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