Opinion

Guachochi, foco rojo

Edna Lorena Fuerte
Analista

2014-11-09

En Chihuahua sabemos muy bien cómo se mueve la violencia, como crecen las raíces del crimen organizado por debajo de los cimientos de la sociedad hasta que las vemos salir a la superficie reventando todo a su paso. Sabemos muy bien lo irremediable de las cosas una vez que se ha dejado que crezcan las raíces por tanto tiempo que cuando las vemos en la superficie, es porque ya tienen completamente dominado el subsuelo. Esto lo sabemos los ciudadanos, todos los que hemos padecido los últimos años de inseguridad y violencia, pero también lo saben perfectamente nuestras autoridades, los responsables de la seguridad en todos los niveles, y con este conocimiento, es pecar de omisión si no se hace algo para evitar no sólo la expansión de las raíces, sino el sólo germinar de las semillas.
Lo que sucedió en Guachochi es inadmisible, no sólo porque prende nuevamente los focos rojos de la inseguridad en el estado, sino sobre todo porque es directamente un foco rojo, no se nos informó en ningún momento de una señal de alerta previa, como si las unidades de inteligencia de la policía o el Ejército no hubieran estado enterados en ningún momento de las actividades delictivas en la zona, y hayamos tenido que esperar la balacera que terminó en matanza para señalar a esta zona serrana como un punto de peligrosidad.
Es inaceptable que se espere a que “se ahogue el niño” nuevamente para tapar un pozo que deberíamos de saber que está abierto. Luego de la masacre vienen las pesquisas, se hacen sendos decomisos de armas, drogas, vehículos, todos ellos circulando en total impunidad.
Hasta hace unos días, las autoridades locales seguían plantándose como un ejemplo de recuperación de la seguridad, como quienes casi milagrosamente habían terminado con la violencia. Ahora se prenden los focos rojos nuevamente, se evidencia que hay actividad delictiva de alto calibre circulando por las carreteras de nuestro estado, y queda claro que no se puede bajar la guardia. Pero la pregunta es ¿qué sigue? ¿Hacia dónde se dirigirá la estrategia de seguridad? Los ciudadanos sin duda no estamos dispuestos a volver a vivir la militarización de las calles, ni tampoco la presencia de policías descoordinadas y que parecen estar sólo en contra de los ciudadanos y no de los delincuentes. No estamos dispuestos a que se vulnere nuestra vida cotidiana, pero tampoco lo estamos a que se permita que germinen y crezcan los largos brazos del crimen organizado.
Se ha sugerido ya incluso la entrada de la llamada Gendarmería nacional a la zona serrana, lo que indicaría que hay un descontrol total de esta región, y lo que los ciudadanos nos preguntamos es si verdaderamente es necesario algo así, y más aún, si eso es lo que solucionará el brote de inseguridad que ya se ha manifestado. La experiencia nos dice que mayor fuerza contra la violencia abre sólo trincheras de batalla en las que los ciudadanos estamos en el perímetro de los daños colaterales, en medio del fuego cruzado. Lo que se necesita es inteligencia, investigación de fondo para detectar los pozos abiertos y taparlos antes de que hayan estallado en enfrentamientos brutales como el que se ha dado, lamentablemente, en Guachochi.
Los operativos de inteligencia en donde se logre decomisar material ilegal, desactivar bandas del crimen organizado, e identificar a quienes están participando de esas actividades, debe ser una actividad permanente, no un plan extraordinario que surge sólo cuando se ha desbordado ya la violencia. La aplicación de la justicia, el no permitir la impunidad en ningún nivel del delito, es la base para evitar que se enraíce el crimen organizado, simple y sencillamente, los vehículos que se incautaron a estas bandas criminales en estos días en Guachochi, la mayoría son robados, si se hubiera dado un seguimiento a la denuncia de robo de esos vehículos, es muy probable que su localización hubiera conducido a la ubicación de los criminales que los utilizaban.
El robo de vehículos es un eslabón muy importante de la cadena del crimen organizado, hay que romper esa cadena por algún lado, no permitir que se fortalezca. Se ha prendido un foco rojo, exijamos que se mantenga en la mira.

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