Arturo Mendoza
Analista político
Desdiciendo de las razones que le dieron origen, el Instituto Mexicano del Seguro Social –IMSS– está incurriendo en fallas que deben subsanarse de inmediato para bien de sus derechohabientes.
De hecho, el contenido del artículo primero de la Ley del Seguro Social, enmarcado en el Título Primero, señala bastante bien la razón que llevó al nacimiento del IMSS.
Tal disposición establece con claridad meridiana que el Instituto Mexicano del Seguro Social es el medio para que la mayor parte de la población tenga un sistema de seguridad social.
Pero la información que se publica a diario es en sentido contrario al bienestar de la gente que, aquejada por la enfermedad, acude al IMSS sin encontrar la atención médica deseada. Por ejemplo, en la nota aparecida el pasado jueves en este periódico se afirma que en el Hospital General de Zona número 6 hasta el 17 de octubre se pospusieron 400 intervenciones quirúrgicas por falta de máquinas de anestesia.
Asimismo, en el Hospital Regional de Zona 66, igual que en el Hospital 35, no hay cunas térmicas ni incubadoras, por lo que se utilizan incluso las que están deficientes, y los bebés son abrazados para darles calor.
Más todavía, en la Unidad de Medicina Familiar número 65 se cancelaron de última hora alrededor de 40 citas porque el aparato de rayos X y el de atención dental tienen fallas.
Aparte, faltan tomógrafos y lavacómodos, hace días los médicos del Hospital General de Zona número 6 se negaron a operar por fallas del equipo de anestesia, y no hay dinero para atender las necesidades de equipo médico.
Ante estas anomalías, el doctor Humberto Neave Valenzuela, director del hospital, dice que las operaciones se suspenden por urgencias, y que un 20 por ciento se debe a los pacientes, quienes no se presentan, les da fiebre, sufren descompresión diabética o padecen de la presión.
Por su parte, el señor Antonio Reyes Levario, jefe de Prestaciones Médicas, informa que se trabaja en reponer el equipo médico según las prioridades que los directivos señalan. Pero se sublima al decir: “…mantenemos una gestión constante…no trabajamos en base a manifestaciones o plantones”. Ahora bien, en cuanto a eso cabe considerar que hay ausencias de equipo que, según los datos, tienen varios años sin ser subsanadas, y que no se puede privar al derechohabiente de su elemental derecho de pataleo ni de su afán de buscar la salud.
Ahora bien, reconociendo que Reyes Levario no tiene responsabilidad en ello, los 7 millones 800 mil pesos asignados a esta subdelegación del IMSS como presupuesto resultan sumamente inequitativos, tomando en cuenta las aportaciones que salen de este municipio.
Y es que son muchas las empresas y los trabajadores que cotizan al IMSS en Juárez, para la escuálida cantidad que se regresa, en un monto que no permite el adecuado acceso a la salud para los varios centenares de miles de derechohabientes.
De ahí lo razonable de la inconformidad de los enfermos, derechohabientes, trabajadores y empresarios, así como lo explicable del amago de dejar de pagar aportaciones a la Federación si éstas no se reflejan en el servicio médico que se recibe.
En efecto, con la ineficaz atención médica no se juega, y si el IMSS, por su burocracia y la desproporción entre lo que se le entrega y lo que de él se obtiene, sería conveniente que se buscara otra opción que brinde un servicio médico mejor.
Una postura favorable a eso es la que manifiestan tanto Manuel Sotelo, miembro del Centro Coordinador Empresarial –CCE–, como Efrén Domínguez González, presidente del citado organismo.
Lo anterior podría darse, aunque parezca una utopía, si el Gobierno del Estado asumiera la prestación del servicio de salud o se creara otra instancia que brinde un servicio médico de calidad. Todo entra en lo factible, salvo que el IMSS, dejando atrás su inercia elefantiásica, emergiera como la institución bienhechora que era antes, acorde con su símbolo, de unas manos gigantescas que protegen al trabajador.
Por supuesto, acaso eso también sería soñar demasiado, pero sea como sea no cabe más que seguir pugnando por una atención médica digna, para que escuchen los que no quieren oír, o bien, luchando de veras por una alternativa que sustituya a un IMSS sin remedio.