Opinion

Injustos salarios de los justos

Sergio Conde Varela
Abogado

2014-09-18

Como las lluvias caídas en nuestro terruño y que han devastado zonas importantes del territorio nacional como Baja California Sur, así llegó el aguacero de los dineros que se otorgarán sin sonrojo alguno a los ministros de  la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Es impresionante la suma que se fijó como salario al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de 6 millones 760 mil 998 pesos anuales, suma similar a quien preside el Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Parece mentira la fabulosa, escandalosamente alta y preñada de injusticia cantidad de dinero que percibirán los magistrados que trabajan en la impartición de justicia y que choca estrepitosamente con los 67.20 (Sesenta y siete pesos 20 centavos) que se han fijado como salario mínimo de subsistencia para millones de mexicanos que batallan por obtenerlo en el diario afán.
Desde luego que es ofensiva, para la dignidad de compatriotas, la ridícula cantidad frente al caudal que reciben los encargados de la justicia en México.
Lo anterior nos lleva a una comparación –aunque estas según se dice, son odiosas– que produce  una conclusión afortunada.
Un juez de la Suprema Corte de los Estados Unidos gana anualmente 184,500 dólares por año que traducidos a pesos al tipo de cambio de 13.12 se eleva a la suma de 2 millones 420 mil 640 pesos. Frente a esa cantidad el  presidente de la Corte mexicana recibirá presupuestalmente 6 millones 760 mil 998 pesos y el resultado de la comparación de las cifras es que este último gana 4 millones 340 mil 358 pesos más que el norteamericano, lo que es, aquí y en China, una gran diferencia.
El asunto que se desprende de esto, es que choca el razonamiento normal al ver que no es posible que el magistrado de un país en proceso de desarrollo como el nuestro, gane mayor cantidad que el nacional del país más rico de la tierra y centro de la energía financiera del mundo y se viene de inmediato la pregunta: ¿Cómo justifican quienes asignaron semejante salario al ministro mexicano, la diferencia de sueldo con el norteamericano? Y ¿cómo son tan insensibles socialmente cuando en nuestro país hay 52 millones de pobres, 26 de ellos en extrema pobreza?
¿Por qué quienes fijan los desorbitantes salarios que sofocan la vida del pueblo no se dan cuenta que son una locura esos ingresos que corroen las sentimientos de equidad que tanto se gritan en las plazas públicas? ¿Por qué tanta insensatez?
Sin ser magistrados de la Suprema Corte, los juarenses, chihuahuenses y mexicanos sentenciamos que el hecho narrado es un atentado sin nombre contra la justicia social.
No se ha informado y nadie conoce los criterios técnicos que se aplicaron en materia de sueldos para fijar las sumas salariales y ningún órgano nacional o internacional ha precisado la diferencia de sueldos de los jueces mexicanos con los estadounidenses.
Sin ninguna justificación, ni razonamiento alguno, no se entiende por qué el presidente de la Republica gana la mitad de lo que percibe un magistrado. ¿Trabajará menos que él? O ¿cuál es la razón?
Como tanto al presidente como a los magistrados se les paga con el dinero del pueblo, lo menos que se puede hacer es informar con la verdad en la mano el criterio utilizado para la asignación de los sueldazos decretados que bien pudieran ser revisados si no se modifican en favor de la gente, que da de su patrimonio para cubrirlos y que pudiera ser por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Recordamos con todo este asunto las palabras de un insigne jurista, de antiguo corte, de  esos que ya no hay muchos y que son respetados por muchas generaciones de abogados, que con estruendo venido de la profundidad de su alma decía: “Justicia de mi país, justicia de mi patria, justicia de mi pueblo, cuántas injusticias se cometen en tu nombre”. Punto.

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