Opinion

¿Una aberración la CU?

Arturo Mendoza Díaz
Profesor y analista político

2014-09-12

Asumida como paradigma de una mala gestión del territorio urbano en Juárez, a propósito de la investigación hecha por el Instituto Mexicano de la Competitividad –Imco–, la Ciudad Universitaria –CU– está en el ojo del huracán.
El estudio señala que Juárez es la urbe más dispersa entre las ciudades de más de un millón de habitantes, y que su escasa densidad de personas y empresas se refleja en la falta de vitalidad y actividad económica. Por supuesto, la dispersión urbana no es concepto abstracto, y se refiere a extensiones de terreno que no son parte “viva” de la ciudad: lotes sin fincar, casas abandonadas y espacios vacíos.
Tal situación lleva a que los juarenses recorran grandes distancias para acudir al trabajo o a la escuela, las actividades citadinas estén desperdigadas y haya problemas de urbanización. Asimismo, con la dispersión se dificultan la creación de infraestructura, la prestación de servicios y la labor de vigilancia, en tanto que, en lo general, la economía resulta perjudicada.
El contexto es bien conocido, con una población damnificada por una larga etapa de violencia, desempleo, inflación y bajos salarios, al que se suman proyectos controversiales como el de San Jerónimo.
Luego, a modo de cereza del pastel, emerge como paradigma de un impropio desarrollo urbano la construcción de la Ciudad Universitaria de la UACJ, catalogada por el Imco como “aberración urbana”.
De hecho, desde que se empezó a construir la CU hubo opiniones contrarias a su realización, por su lejanía, a 40 kilómetros del centro citadino, y porque venía a agravar la dispersión. A este respecto, Jorge Quintana Silveyra, quien fue promotor primigenio de la Ciudad Universitaria, afirma que la motivación de ésta tiene como base el desarrollo del conocimiento, no el industrial ni el comercial.
Ciertamente, ante esto pudiera señalarse que el hecho de que la motivación de la Ciudad Universitaria se sustente en el desarrollo del conocimiento no concede por fuerza a este centro de estudios un valor per se.
Al fin y al cabo el desenvolvimiento del saber humano se vincula con el acceso más o menos fácil al foco donde el desarrollo mencionado tiene lugar. Y es que 40 kilómetros de distancia hacia el desierto no son cualquier cosa. En todo caso, la dispersión es innegable, y verdaderamente no empezó con la construcción de la CU, sino mucho tiempo atrás, con el predominio de intereses económicos de índole privada.
Tales intereses, a veces entretejidos con el elemento político, afectan el desarrollo citadino, y aunque no incurren con ello en la ilegalidad, transgreden las cuestiones éticas.
Como haya sido, ahora la realidad académica representada por la CU se erige con edificios enteramente funcionales y estéticos entre dos afirmaciones contrapuestas.
Según el Imco, no hubiera sido difícil en una población tan vacía y horizontal, como Juárez, hallar sitios dónde levantar las nuevas instalaciones, puesto que la Ciudad Universitaria no sólo está en la periferia, sino muy lejos de la ciudad. 
Por otro lado, el rector de la UACJ, Ricardo Duarte, dice que los demás campus están saturados de alumnos, y no se encontró en la mancha urbana un espacio que cumpliera con los requerimientos para erigir una obra de tal magnitud.
Al respecto sería difícil saber cuál de las dos afirmaciones posee el fundamento de la verdad, y únicamente emerge el dato de que la CU es un proyecto a desarrollar en 20 años. Y acaso eso logre conciliar los criterios, si el Imco se enfoca hacia un presente con el rasgo distintivo de la dispersión urbana, mientras que la Ciudad Universitaria surge en una prospectiva de dos décadas.
De ahí que no pueda negarse que a la luz de la investigación de marras, la CU aumenta la dispersión, hundiendo a sus estudiantes en los problemas del diario desplazamiento, los esfuerzos que pudieron evitarse y los costos.
Esto en tanto que dentro de 20 años, presumiblemente, esos terrenos que hoy son un desierto ya serán parte de la mancha urbana, y entonces no podrá decirse que la Ciudad Universitaria es una aberración.
Pero habrá que evitar que el error se repita, porque como han ido las cosas, de aquí a 2 décadas Juárez bien podría llegar hasta Villa Ahumada, con una dispersión igual o peor.

X