Opinion

La importancia de la nueva gendarmería

Javier Cuéllar
Analista político

2014-08-26

El viernes pasado el presidente de la República, licenciado Enrique Peña Nieto, abanderó y puso en operación al nuevo cuerpo de cinco mil reclutas de la Gendarmería incorporado a la Policía Federal de triste memoria. Con este acto se cumple una de las promesas y peticiones de campaña más sentidas del pueblo que en épocas recientes sufrió grandes penas por la perniciosa acción de los policías federales durante el sexenio de Felipe Calderón.
Ese nuevo cuerpo de policía tendrá como misión principal combatir y desarticular las bandas del crimen organizado en aquellas zonas del territorio nacional que se están viendo afectadas por la delincuencia que comete asesinatos, extorsiones y secuestros, desactivando los procesos productivos de la ciudadanía.
A como vemos las cosas, esa Gendarmería federal deberá actuar principalmente en la zona de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Veracruz que hoy por hoy son regiones donde no se ha avanzado gran cosa en el restablecimiento de la paz y la seguridad públicas. Sin embargo, no dejamos de advertir que ese nuevo escuadrón de gendarmes está compuesto mayormente con ex policías federales, lo cual no tiene buen pronóstico puesto que en el pasado reciente esos policías se comportaron en gran parte como auténticos bandidos que supieron ganarse el más grande miedo de la comunidad merced a sus incesantes atracos, cometidos en sus modalidades de extorsión y secuestro, disimulo y protección a las actividades de las mafias. Total, una verdadera calamidad que se caracterizó como crimen organizado gubernamental.
El repudio ciudadano a esa perniciosa policía federal fue de tal magnitud que el gobernador tuvo que solicitar al gobierno federal que la retirara del estado y principalmente de nuestra frontera; lo mismo sucedió en otras ciudades de la República donde se veía a todas luces que resultaba peor el remedio que la enfermedad. Ahora esa disque nueva Gendarmería federal entrará en operaciones y muchos se preguntan si este cuerpo de fementida seguridad será destacado a Chihuahua y, la verdad, no lo creemos necesario pues hace falta ver primero su comportamiento en otras regiones como las señaladas. No vayan a salir peor o igual que aquellas. Preferimos quedarnos con las policías dependientes de la Fiscalía General del Estado que han resultado un poco más decentes y efectivas.
Fueron abanderadas con la Enseña Nacional, juraron cumplir con la Constitución y respetar los derechos humanos y garantías constitucionales de la comunidad, pero ¿quién les cree? Será en los hechos donde se demuestre si estos gendarmes federales tienen un razonable espíritu de servicio a la comunidad y no se coluden nuevamente con los malos y se vuelven peores que ellos.
Con base en esta nueva gendarmería es que el presidente Peña Nieto tratará de restablecer el estado de derecho vulnerado en extremo durante el anterior régimen pero que en realidad se degeneró, porque a decir verdad la corrupción policiaca no fue obra exclusiva del calderonismo sino que ya arrancaba desde mucho antes, durante los mandatos priístas, especialmente el de José López Portillo con su amigote Arturo El Negro Durazo.
De hecho podríamos decir que desde antes había un respetable nivel de corrupción en los cuerpos policiacos pero con El Negro Durazo se superaron todos los niveles y esa podredumbre de la policía del Distrito federal contaminó a todas las corporaciones del país.
El connotado abogado y filósofo alemán Ferdinand Lassalle decía en sus predicas: “Para la burguesía, el único deber del Estado consiste en proteger la libertad y la propiedad personales del individuo.
La burguesía considera el Estado como la imagen del policía, cuyo único deber teóricamente es impedir el robo”. Y en mucho tiene razón, para el pueblo en general la imagen del estado está encarnada por el policía y si la imagen de este es negativa, condena al ostracismo la percepción del estado, de ahí que una policía honesta sea de primordial importancia para el prestigio del gobierno y esperamos que esta nueva gendarmería haga honor a la delicada tarea que tiene encomendada y recobrar el prestigio de las instituciones de seguridad publica nacionales. Urge esto, no se puede reconquistar el respeto ciudadano con policías banales.

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