Opinion

Táctica de la distracción

Sergio Conde Varela
Abogado

2014-07-31

Los juarenses, chihuahuenses y mexicanos no sabemos por qué la gasolina, la luz, el gas no se han reducido tal y como se prometió por el gobierno, al anunciar hasta la saciedad por todos los medios habidos los beneficios que se iban a derivar de la reforma energética.
Ningún terrícola mexicano puede, o podemos, presumir que se nos ha rebajado el litro de gasolina, o los recibos de la luz, el agua, el gas o la canasta básica. Subrayamos, nadie puede engreírse de esos beneficios, sin que se le diga que es un soberano fanfarrón.
Lo anterior nos lleva a una conclusión derivada de un estudio del más influyente y original científico social y lingüista, Noam Chomsky, respecto a que nosotros los mexicanos hemos sido expuestos a distracciones misteriosas respecto a lo que ha pasado con la energía, los medios de comunicación televisiva y afines, el aumento indiscriminado de tarifas, el terror fiscal, las cortinas impenetrables del régimen de concesiones; el hecho de pasar la deuda de Pemex a ser pagada por el pueblo sin razón alguna y la tendencia a que la luz también siga ese camino, sin que se toque ni con el pétalo de una rosa a quienes serán beneficiados por la explotación de esas áreas.
El autor mencionado asienta que la base del control social es la estrategia de desviar la atención pública de los problemas importantes. Llenar los discursos y actuaciones de los hombres del poder con una información de asuntos sin importancia, con un diluvio, dice Chomsky, de anunciar actividades, viajes, entrevistas, sin que se evalúen resultados de las mismas.
Debemos saber que para que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuenta gotas, día a día.
Se busca obtener la aceptación pública al decir que la medida tomada con respecto a Pemex es “dolorosa y necesaria” porque quienes promueven este tipo de cosas saben que nosotros, los que vivimos en esta frontera y hasta el Suchiate, esperamos ingenuamente que “todo irá bien” y esto permite que pase el tiempo y llegue la costumbre de aceptar lo propuesto.
En la propaganda a favor de lo acordado se utilizan anuncios con tonos infantilizantes y jamás se hace mención a los 26 millones de mexicanos que viven en pobreza extrema y a quienes se les debiera procurar, con los bienes de México, como el caso de los recursos obtenidos por la explotación petrolera, una vida digna.
Los gobiernos trabajan en inyectar y promover en los ciudadanos el desprecio por lo intelectual y espiritual, para tratar de que la gente esté contenta con la mediocridad, así no se altera nada.
Desde luego que para esto, afirma Chomsky, el aspecto emocional debe guardar el primer lugar, lo cual es una técnica clásica para quitar y hacer corto circuito con el análisis racional y el sentido crítico que deben imperar en este tipo de asuntos.
En esto no se quita el dedo del renglón, para tener todos los asuntos bajo el velo de la ignorancia, subrayando que el que no sabe es como el que no ve y así no se inquieta al Club de los Privilegiados, que son los beneficiados por las medidas tomadas por el gobierno, los menos.
Lo peor es que se hace sentir la culpa de todo lo que pasa al individuo. Que por no conocer el sistema político social, el sujeto se culpa y cae en un estado depresivo al no entender lo que es, por ejemplo, la ruta crítica de la administración que lucha por proporcionar a la gente bienes de primer y segundo orden y al no captar el gran conglomerado lo que es esa ruta, se quedan como se dice comúnmente: “de a seis” o de a siete.
Quienes enredan las cosas en materia de comunicación proyectan hasta el cansancio imágenes y mensajes distractores, para que no haya oposiciones y unos cuantos sean los beneficiados, aunque los votos de estos sean pocos, saben que el sistema implementado les reserva el derecho de gobernar, gústeles o no les guste a los demás. !Bah, pos éstos!

X