Opinion

Embarazo de adolescentes

Pbro. Hesiquio Trevizo Bencomo

2013-05-25

Apareció en El País digital un artículo de Inés Santaeulalia (22.05.13), en el que se aborda el tema de los embarazos en las adolescentes. Las cifras son contundentes y altamente preocupantes: medio millón de niñas son madres cada año en México. La mitad de las adolescentes que tienen relaciones sexuales se quedan embarazadas. El 83 por ciento de las que tienen un hijo nunca vuelve a estudiar. Esto bastaría para hacernos pensar seriamente en el tipo de sociedad que hemos creado y en las consecuencias que por necesidad son anejas al dato. Siempre he dicho, no sin hipérbole, que analizando tales datos brutos, sin necesidad de un doctorado en Harvard y sin necesidad de andar “bajando recursos”, podríamos saber dónde está el origen y cuáles son las consecuencias personales, y por lo tanto sociales, de un hecho de tal magnitud e importancia. Niñas teniendo niños es algo grave en extremo. Ante semejante realidad, en lo que menos podemos pensar es en el ensayo de modelos alternativos y, más bien, fortalecer  la familia.
Mire usted; en febrero del 2001 mandé a El Diario, una entrega con el título: Embarazos embarazosos, decía en él; “A partir del lunes 26 de febrero, Diario de Juárez ha venido tratando el tema del embarazo de las adolescentes. El tema se abrió con el reportaje de Lorena Figueroa “Son mamás a los 15”. No obstante la algarabía de las noticias nacionales, un tema de esta naturaleza reviste una importancia singular como singular es cada vida que se implica en estos embarazos, madres-niñas y niños de niñas. Se trata indiscutiblemente de un problema profundo y profundamente doloroso al que no pueden dar respuesta los discursos socio-políticos ni los moralismos fáciles y desencarnados.  A quienes viven esta situación, a las propias adolescentes y a sus padres, cuando los tienen, poco les importa la algarabía que aturde el ambiente, es por eso que digo que se trata de un problema hondo y doloroso para todos.
El reportaje tiene la virtud de llamar poderosamente nuestra atención y, sobre todo, de decir mucho más de lo que tal vez se intentó decir.  O mejor dicho, admite otras claves de lectura y refleja otras realidades de extrema importancia que es necesario tener en cuenta. Lo primero que tenemos que asentar es que estamos frente a un problema sumamente complejo y de graves consecuencias sociales. El reportaje se detiene en la consignación documentada del hecho pero no aborda las consecuencias que trae consigo: problemas y tensiones dentro de la misma familia, generación de familias incompletas, (madre soltera) con la problemática psicológica del niño (a) en estas circunstancias, las opciones abortivas, matrimonios al vapor, los problemas económicos que, no pocas veces, fuerzan la prostitución, interrupción de los estudios, precariedad económica. Cabe agregar sin embargo, que estos problemas no son exclusivos de las adolescentes; casi con las mismas características se presentan los casos cuando se trata de jovencitas  mayores. No creo que a los 18 años, más un día, automáticamente se obtenga toda la madurez humana y psicológica que el caso requiere.
Lo que a mí me ha llamado la atención de este reportaje y los artículos subsiguientes que ha generado, es el que el enfrentamiento o solución de este problema descanse en forma exclusiva en los “métodos anticonceptivos”, lo que equivale a dejar vivo el problema”. Así escribía, yo, entonces.
Pero es 17.05.13, El Diario publica este dato: 40 por ciento de menores con vida sexual activa no usan condones. ¿Qué es lo grave, no usar condones o el hecho de una vida sexual activada prematuramente, aupada por la genitalización ambiental y cuando no se tiene ningún recurso para enfrentar el hecho? Un diagnóstico equivocado no permite la terapia acertada. ¿Todo se reduce a un problema de condones? Los condones, creo que hasta los regalan y sabemos también, que la “educación sexual” comienza desde primaria, y, sin embargo, el problema continua  “increscendo” con todas sus consecuencias.
Una radiografía de tal problema nos mostraría realidades, por lo demás evidentes, desconcertantes: primero, ¿cómo es posible esto en tan alto grado? Y, segundo, ¿cuál es el futuro, no sólo de estas personitas, sino del ente social donde tiene lugar el hecho? ¿Qué incidencia tiene en el problema la pornografía que se reparte en dosis masivas? ¿Qué opinar de la banalización de la sexualidad? En este campo los sociólogos y psicólogos tienen mucho que decir, siempre que no se trate de ideologizar o cohonestar el hecho, de buscar votos o “bajar recursos”. Ahora voy a meterme entre los filamentos de artículo de Santaeulalia, como glosando su escrito.
Como buena periodista, la escritora parte de un caso concreto que, a la postre se multiplica por miles. Yo podría contar por cientos casos como el de Daniela. Daniela es una niña con un niño entre sus brazos. Ella tiene 14 años, él apenas va a cumplir un mes. Son madre e hijo. La mirada desconfiada delata la adolescencia de ella (entre paréntesis, adolescente viene del verbo latino adolescere=carecer de algo). Sus brazos agarran con maña al recién nacido envuelto en una manta y con la cabeza cubierta con un gorro a rayas azules y blancas. A unos metros de ellos llora Daniel, su otro hijo de dos años. Daniela es una niña con dos niños. Los tres están solos.
Sólo en el año 2011 hubo más de 480 mil Danielas en México. Historias de niñas que se convirtieron en madres cuando sólo les tocaba seguir siendo hijas. La doctora Josefina Lira, que trabaja en la unidad de investigación de medicina adolescente en el Distrito Federal, cree que México está en una “situación de emergencia” porque las cifras no han dejado de crecer. En el año 2000, del total de embarazos el 17 por ciento fueron de mujeres de 14 a 19 años, mientras que en el 2011, el porcentaje creció al 19.3 por ciento (de un total de 2,5 millones de embarazos), según el Instituto Nacional de Estadística.
Jasmine tiene 17 años y una barriga de cinco meses. Sentada en unas escaleras de una de las casa-hogar para embarazadas en situación de desamparo de la asociación Vifac, cuenta que está segura de que su niño está vivo “por obra de milagro”. Por lo general, al saberse el embarazo, el galán huye, no tiene ningún recurso, ni material ni psicológico, con que responder.  Es la norma del reino animal; el macho no tiene más responsabilidad que preñar, a la hembra toca cubrir la ruta de la preñez, la parición y el cuidado de la cría. En el caso de Jasmine, su novio, con él compartía una habitación de alquiler, desapareció al enterarse de que iba a ser padre. Los humanos tienen más recursos. Su madre tampoco quiso que tuviera al bebé y la llevó al médico para interrumpir el embarazo, (eufemismo de aborto). “Me dieron medicamento pero se resistió”, cuenta Jasmine con cierto orgullo de madre. Sin pareja y sin el apoyo de su familia, la única respuesta a su intención de tener al niño llegó de internet. Se puso en contacto con la asociación y viajó sola desde el estado de Guerrero (al oeste del país) para instalarse en el centro que le dará techo, comida y atención médica hasta que nazca su hijo. Pero de ninguna manera el problema está resuelto; esta clase de instituciones son temporales, no pueden albergar indefinidamente a las residentes.
La vida en la casa-hogar para miles y miles de jóvenes como Daniela o Jasmine es un regalo con fecha de caducidad. El próximo destino de Daniela, a la que su padre entregó a los servicios sociales al enterarse del segundo embarazo, será otro centro que la ayude a criar sola a sus dos hijos. Jasmine reconoce que cada mañana se levanta pensando en qué va a hacer cuando se marche con un niño entre los brazos. “Aquí todo es gratis, pero allá fuera no”, dice mirando a la puerta. Tiene dudas pero está llena de proyectos. Dice que le gustaría ser psicóloga y que al salir buscará trabajo para seguir estudiando y cuidar de Asaf, porque según ella este nombre significa que Dios se ha posicionado de ella. Aquí, una tarahumara dio a su niña a una casa hogar porque estaba segura que el padre abusaría de ella.
La cosa no es fácil. El 83 por ciento de las jóvenes que se quedan embarazadas dejan de estudiar, según un informe del Instituto Nacional de Perinatología. “Estamos ante un problema social porque pasan a depender económicamente de la familia y se integran en el mercado informal”, explica la doctora Lira, que trabaja en el Instituto y desde el año 2003 ha atendido a 7 mil 400 embarazadas menores de 16 años. No es raro que terminen en la prostitución en sus peores formas y que vengan más niños.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición publicada en 2012 asegura que el 23 por ciento de las niñas de 10 a 19 años tiene relaciones sexuales y que de éstas, el 51 por ciento han estado embarazadas al menos una vez. Gissela Anguiano, psicóloga de Vifac, dice que más que un problema de educación sexual se trata de una cuestión familiar. “Muchas provienen de familias desintegradas, otras han dejado la escuela para trabajar, en muchos casos hay un entorno violento”, explica. Ahí tenemos que buscar la causa del problema. Pobreza sí, pero pobreza en todos los órdenes.
La doctora Lira, que también pasa consulta en una clínica privada, cree que aunque el embarazo abarca a todas las clases sociales, las adolescentes de clase media o alta tiene una forma mucho más segura y expedita de resolver el problema interrumpiendo la gestación, o sea el aborto. (En México el aborto sólo es legal en el DF donde hasta la fecha se ha ejecutado a más de 100 mil niños legalmente). “Puede ir a un consultorio o puede hacerse prueba, mientras que las mujeres de más bajos recursos no tienen acceso a los sistemas de salud”; ¡y qué salud! De hecho, ha comprobado cómo las niñas que deciden seguir adelante con el embarazado suelen ser de clase baja. “Las niñas con educación y buen nivel económico saben qué quieren estudiar y se cuidan”, afirma. Tienen, a fin de cuentas, “un plan de vida diferente”.
Contra lo que puede parecer, Lira cree que hay información sexual suficiente lo cual lo creo yo también; lo que no hay es formación, educación, verdadera formación humana y cristiana. “Hemos comprobado que el 90 por ciento conoce los métodos”. Pero Lira piensa que hace “falta resolver dudas” y mejorar el acceso de los jóvenes a los anticonceptivos. Para tratar de invertir una tendencia a la alza, apuesta por políticas públicas “urgentes” y campañas masivas de comunicación que ayuden a “crear conciencia”. Pero yo me pregunto, ¿conciencia de qué?
El embarazo adolescente en América Latina y el Caribe. Después de África, América Latina y el Caribe es la región donde el embarazo precoz es más alto. El 38 por ciento de las mujeres se quedan embarazas antes de cumplir los 20 años, según datos de Unicef. El informe sobre la Población Mundial 2012 de Naciones Unidas muestra que en México, 87 por ciento de cada mil niñas de 15 a 19 años se quedaron embarazas. En Ecuador la cifra llega a 100, Guatemala (92), Honduras (108) y Venezuela (101).
Las cifras más bajas de la región se dan en Argentina, con 68 de cada mil niñas de 15 a 19 años embarazadas, Chile con 54, Uruguay con 60 o Brasil con 71. En Estados Unidos las cifras bajan a 39 de cada mil y en España caen a 13, sólo que falta decir que en estos dos últimos países el acceso al aborto es amplísimo y se extiende hasta las 14 semanas.
Pero es ilustrador cruzar los datos. Es obvio que los nacimientos fuera de la familia que debe dar soporte a la vida que llaga son un porcentaje altísimo. La debilidad sicológica es un riesgo real. Tenemos que atender datos como los presentados por El Diario: en el primer trimestre del año fueron levantados por la policía 2 mil 748 adolescentes; entre los años 2011-2013 suman 18 mil 982. Los fenómenos de parricidios han aumentado preocupantemente, en número y crueldad. Ciertos tipos de asesinatos de cónyuges, de infanticidios, de adolescentes que se autosecuestran, en fin, el ingreso de gente muy joven al mundo de la delincuencia, todo eso, digo, revela un debilitamiento social muy grave. Tal vez en este ámbito se den los casos como el de Jazmín que fue raptada y obligada a la prostitución. Fue entregada a 15 mil hombres distintos y su explotador obtuvo de ella 4 millones de pesos. Obligada a trabajar 20 horas al día los 365 días del año sin respetar siquiera sus ciclos menstruales. Esta niña cuando fue robada tenía 14 años (ver Diario 24.05.2013). Este sábado presenta otro caso igual; y se pueden multiplicar por miles.
El futuro de la humanidad pasa por la familia; es una gran verdad. Hegel decía que la familia es del mayor interés para los Estados. La familia completa, integrada, es el santuario de la vida. Jean Lacroix, filósofo francés, en el prólogo de su libro “Fuerza y Debilidad de la Familia” dice: “La familia es la gran educadora. Los hijos, al igual que los padres, no existen aparte, sino que los educa y les forma. Siguiendo la expresión de Santo Tomas de Aquino, el hijo está, en su familia, como en un “seno espiritual”. Esta presencia asumida y engrandecedora es la educación misma. Y por ello es, desde el principio,  un parto continuado. Y por ello, también  es por lo que nosotros hemos querido, en este libro, vincular en la forma más estrecha que es posible el papel educativo y social de la familia con su función de intimidad. Existe un ser de la unión, y es en la familia donde aprendemos todos que el hombre es un ser de relaciones, y que, para él, crecer en el ser es crecer en estas relaciones. “La unión libre, es tú y yo; el matrimonio es nosotros”, ha escrito un puro psicólogo, Daniel Lagache.

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Para terminar con un buen sabor de boca: el papa Francisco ha hecho ya el primer gran milagro: lograr que todo el mundo quiera a un argentino.

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