Opinion

Eurocrisis

Sergio Sarmiento
Periodista y analista político

2013-01-24

Davos, Suiza– La crisis europea ha dominado esta edición del Foro Económico Mundial. Y no es para menos. Por segunda vez en cinco años Europa se hunde en una recesión.
La contracción económica en Grecia y España está generando profundos problemas sociales que quizá no se puedan corregir en cuando menos una década. La misma unidad de España está siendo cuestionada por un movimiento independentista en Cataluña que tiene sus raíces en la discusión sobre cuánto contribuye la región y cuánto recibe de las arcas españolas.
David Cameron, el primer ministro británico, lanzó una bomba antes de llegar a Davos al anunciar que promoverá un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Una larga lista de primeros ministros europeos ha desfilado por Davos con cuestionamientos sobre lo que ha fallado y propuestas sobre lo que se debe hacer para que Europa funcione.
La UE surgió en parte de un acuerdo de amistad entre Francia y Alemania firmado el 22 de enero de 1963 por Charles de Gaulle y Konrad Adenauer y del cual se acaban de celebrar 50 años.
Con anterioridad los dos países pelearon tres guerras consecutivas con consecuencias desastrosas no sólo para Europa sino para el mundo.
El acercamiento de estos dos países y la creación posterior de una zona comercial europea dejaron de lado las diferencias que habían provocado éstas y otras guerras.
Si se concibe la UE como un instrumento para evitar confrontaciones violentas, y aumentar la prosperidad de los europeos a través del comercio libre, su éxito es innegable.
La actual crisis económica, sin embargo, se ha convertido en la prueba más severa en la historia de esta organización económica. Los ciudadanos europeos, enfurecidos con la crisis, no han parado de buscar presuntos culpables. Algunos responsabilizan a los bancos, otros a la Unión Europea, otros más o al euro, divisa que unió a países con economías muy diferentes.
La verdad, sin embargo, es que el problema es diferente y mucho más sencillo. Algunos países europeos, como Grecia, han gastado más de lo que tienen, mientras que otros, como España, adoptaron políticas financieras equivocadas. Ninguno de estos errores tiene que ver con la UE.
En su presentación en Davos el primer ministro Mario Monti de Italia, un tecnócrata no político que está a punto de terminar su responsabilidad de gobierno, señaló que el gran reto para Italia y para el resto de Europa es realizar las reformas estructurales que les permitirán ser más productivos. El problema de fondo para Europa no es la deuda pública o la recaudación fiscal sino la competitividad. Recaudar más ayudará a disminuir la deuda pero no a volver más competitivo al país.
Poca atención se ha prestado en medio de la crisis al hecho de que algunos países de Europa siguen teniendo un crecimiento económico adecuado.
Alemania y Suecia, por ejemplo, han logrado mantener un razonable paso económico a pesar de los problemas de Europa. Pero la razón es, como lo señaló ayer Angela Merkel, que estos países hicieron ya hace algunos años las reformas estructurales que otros están apenas discutiendo.
Quizá la UE sea víctima de su propio éxito. Ha sido tan contundente su papel en eliminar guerras y aumentar la prosperidad de los países de Europa que hay quienes piensan que debería haber borrado todos los problemas económicos de la región.
Pero ni la UE ni ningún otro acuerdo político podrán abolir los ciclos de la economía ni las consecuencias de las malas políticas.
DROGAS
Por lo menos el tema ya se discute. En el Foro Económico Mundial se llevó a cabo ayer un debate sobre la despenalización de las drogas. Se presentaron los dos puntos de vista.
El porcentaje de personas en la sala que apoyaba la despenalización pasó de 74 por ciento al principio a 63 por ciento al final de la discusión en un voto electrónico.

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