Simon Romero / New York Times News Service
2016-01-04
Sao Paulo— Un virus poco conocido y propagado por mosquitos está causando una de las crisis de salud más alarmantes que haya impactado a Brasil en décadas, advierten oficiales aquí: miles de casos de daño cerebral, en el cual los bebés nacen con cabezas inusualmente pequeñas.
Muchas mujeres embarazadas a lo largo de Brasil cayeron en pánico. El gobierno, bajo lacerantes críticas por no actuar antes, las está exhortando a que tomen toda precaución para evitar piquetes de mosquito. Un funcionario incluso sugirió que las mujeres que viven en áreas donde prevalecen los mosquitos en particular pospongan tener hijos.
“Si ella puede esperar, entonces debería hacerlo”, dijo Claudio Maierovitch, director del departamento de supervisión de enfermedades transmisibles en el ministerio de Salud de Brasil.
La alarma surge de un descomunal aumento en los bebés con microcefalia, rara e incurable condición en la que sus cabezas son anormalmente pequeñas. Oficiales brasileños han registrado cuando menos 2,782 casos este año, comparado con solo 147 en 2014 y 167 el año previo.
Cuando menos 40 de los infantes han muerto recientemente, y algunos investigadores brasileños advierten que los casos pudieran multiplicarse en los próximos meses. Los bebés que sobrevivan pudieran enfrentar daño a su desarrollo intelectual por el resto de sus vidas.
Investigadores brasileños dicen que un desconocido virus transportado en mosquitos, que se abrió paso al país apenas en fecha reciente –zica– es el responsable del repentino aumento en daño cerebral entre infantes.
Sin embargo, otros virólogos advierten que se necesitan más pruebas para demostrar el peligroso vínculo entre el virus y daño cerebral, dejando sin aclarar el alcance pleno de la amenaza para el país… y el hemisferio.
“Resulta difícil responder en este punto por qué esto pudiera haber ocurrido en Brasil y no en otra parte”, dijo Alain Kohl, virólogo en la Universidad de Glasgow que estudia el zica.
“Quizá nunca fue registrado de manera apropiada en otras áreas, o la situación en Brasil efectivamente es distinta”, agregó, citando la posibilidad de que el nexo entre zica y microcefalia pudiera relacionarse con variedades particulares del virus.
El virus zica ya ha llegado a varios países en América Latina, incluido México, y los Centros de Control y Prevención de enfermedades de EU (CDC) advierten que también podría propagarse en partes de Estados Unidos. Se han dado ya casos diagnosticados en Estados Unidos, en viajeros que visitaron países afectados, y los CDC prevén que estos casos aumenten.
“Lloré durante un mes cuando me enteré de cómo nos está probando Dios”, dijo Gleyse Kelly da Silva, cobradora en un camino de cuota en la ciudad de Recife, en el noreste de Brasil, describiendo cómo un ultrasonido había detectado microcefalia en el séptimo mes del embarazo con su hija, María Giovanna, nacida en octubre.
Apenas unos meses antes, da Silva había buscado atención médica luego de haber experimentado algunos de los síntomas del zica: fiebre, dolor articular y salpullido rojo.
“Yo nunca había oído hablar del zica o microencefalia”, dijo da Silva, la madre de tres niños más. “Ahora solo rezo por que mi hija pueda soportar la vida con este infortunio”.
Nadie sabe con exactitud cuándo hizo el virus zica el salto a Brasil desde su lugar de origen en África. Algunos investigadores dicen que pudiera haber llegado durante la Copa Mundial de futbol de 2014, cuando Brasil dio la bienvenido a viajeros de todo el mundo. Otros creen que el virus pudiera haber llegado durante una carrera de canoas semanas más tarde, cuando remadores de la polinesia francesa, sitio de un reciente brote de zica, llegaron a Río de Janeiro.
Los investigadores, alerta al acelerado aumento de casos, dicen que la proliferación del zica a Brasil refleja el grado de facilidad con que los virus están saltando de una parte del planeta a la otra.
Les inquieta en particular que la enfermedad esté sembrando destrucción en una región donde la población no la ha encontrado con anterioridad, y que el cambio climático pudiera estar permitiendo que virus como el zica prosperen en nuevos territorios.
El gobierno brasileño no llegó a aconsejarles oficialmente a las mujeres que no quedaran encinta, pero se está propagando confusión y temor a la par del virus.
“La situación es en verdad aterradora”, dijo Andreza Mireli Silva, de 22 años, empleada en una fábrica de calzado en el estado de Sergipe, en el noreste de Brasil, quien tiene siete meses de embarazo. Ella dijo que estaba intentando evitar los piquetes de mosquito usando pantalones largos a pesar del calor durante el verano del Hemisferio Sur y aplicándose repelente de insectos cada tres horas.
zica, nombrado por el bosque en Uganda donde fue descubierto por científicos en los años 40, a menudo pasa desapercibido en la gente a la que infecta y no era visto particularmente como una amenaza para la vida antes de propagarse a Brasil. Sin embargo, el progreso del virus aquí está centrando el escrutinio en la resistencia y adaptabilidad de una peste inquietante: Aedes aegypti, el mosquito portador de zica y otras enfermedades, entre ellas la fiebre amarilla y el chikungunya.
“Brasil ofrece las condiciones ideales para que el zica prolifere muy rápidamente”, dijo Ana María Bispo de Filippis, una de las líderes de un equipo de investigación que ha vinculado el zica con la microcefalia. El país, agregó, tiene “una población susceptible en la cual la mayoría de la gente nunca tuvo contacto con la enfermedad”.
Antes de la llega del zica, Brasil ya enfrentaba dificultades con una epidemia mucho más letal de dengue, otro virus transmitido por mosquitos Aedes. Brasil tuvo casi 1.6 millones de casos de dengue en 2015, con base en estimados del ministerio de Salud, aumento respecto de los 569,000 en 2014. Cuando menos 839 personas han muerto de dengue en Brasil este año, aumento de 80 por ciento respecto del año previo. Algunos funcionarios del sector Salud dicen que los cambios en el clima y precipitación pluvial pudieran estar detrás del aumento.
Brasil libró la guerra con el mosquito Aedes aegypti durante varias décadas del siglo XX antes de que se desarrollara una vacuna para la fiebre amarilla. Agentes de salud desplegados a lo largo del país para destruir hábitats como barriles de agua y otras fuentes abiertas de agua donde prosperan los mosquitos. Las autoridades incluso declararon la victoria en contra de la peste en 1955.
Sin embargo, el mosquito resurgió en Brasil a finales de los años 60, superando el paso de campañas de erradicación. Ahora, en momentos en que el asediado gobierno de la Presidenta Dilma Rousseff está siendo atacado por corrupción, una crisis económica y su manejo del aumento en los casos de dengue, la proliferación del zica está desatando incluso más críticas.
Después de que virólogos identificaron un brote de zica en mayo en el noreste de Brasil, el ministro de salud en esa época, Arthur Chioro, le restó importancia al hallazgo.
“El virus del zica no nos preocupa”, les dijo a reporteros, llamándolo una “enfermedad benigna”.
Después de esa desdeñosa respuesta, expertos en salud pública dicen que la agitación política en Brasil –en la cual Rousseff está combatiendo procedimientos de destitución– debilitó esfuerzos por responder al zica. Residentes hizo cambios en su gabinete en octubre, despidiendo a varios ministros de su propio Partido de los Trabajadores, incluido Chioro.
Al así hacerlo, ella cedió más poder al centrista Partido Democrático Brasileño, o PMDB, el cual controla ambas cámaras del Congreso. Mientras el zica estaba que ardía, ella nombró como su ministro de Salud a Marcelo Castro, psiquiatra de ese partido que dejó de practicar medicina varios años atrás para concentrarse en sus propios intereses comerciales y en política.
“El ministro de Salud, político dedicado al negocio de la ganadería, tiene un perfil que es lo opuesto a lo que se requiere para encabezar el esfuerzo por manejar la microencefalia”, dijo Ligia bahía, especialista en el sistema de salud pública del Brasil por la Universidad Federal de Río de Janeiro, en una columna del periódico O Globo.
Investigadores advierten que apenas están empezando a entender el impacto del zica sobre Brasil y el potencial para que este se propague a otros países en el Continente Americano. Autoridades de la rama federal aún no tienen un estimado preciso sobre el número de casos de zica, ya que no es obligatorio informar de dichas cifras.
Algunos investigadores hacen énfasis en el papel que el cambio climático pudiera tener en la proliferación del zica. A medida que las temperaturas van en aumento en algunas áreas, argumentan, los mosquitos pueden multiplicarse más rápidamente, potencialmente mejorando su capacidad colectiva para transmitir enfermedades.
Aunado a esto, el aumento de precipitación en ciertas áreas crea lugares donde los mosquitos pueden reproducirse. Además las sequías, como las que incidieron recientemente en partes de Brasil, pueden causar que la gente acumule agua en contenedores, suministrando hábitats adicionales para mosquitos.
“El mosquito se adapta exquisitamente a anfitriones humanos, viviendo en cercana proximidad con humanos y alimentándose repetidamente”, dijo María Diuk-Wasser, académica en la Universidad de Columbia.
Ni el brote de zica en América Latina ni su posible vínculo con la microcefalia en infantes ha dado origen a cambios en el consejo de viaje de los CDC o la Organización Panamericana de Salud, la oficina regional de la Organización Mundial de Salud.
Debido a que el zica se propaga a través de la misma especie de mosquito vinculada con el dengue y chikungunya, ambas dependencias se están ciñendo al consejo que dieron para esos brotes: que todos los viajeros, incluidas mujeres encinta, hagan todo lo que puedan por evitar picaduras de mosquitos, como usando repelente de insectos día y noche, vistiendo pantalones largos y manga larga, así como permaneciendo en lugares que tengan malla y aire acondicionado.