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NY mejorará seguridad de voluntarios con indigentes

Winnie Hu / New York Times News Service

2015-07-06

Nueva York— La enorme torre de un castillo que aparece sobre la avenida Bedford en Brooklyn es la primera parada para muchas personas que no tienen en dónde vivir en la ciudad de Nueva York. Algunos le llaman el Castillo de la Calavera Gris, haciendo alusión a la fortaleza prohibida de las historias Maestros del Universo.
El edificio, que anteriormente fue un depósito de armas, fue convertido en el Albergue Varonil Bedford-Atlantic a principios de la década de 1980, y sirve como un centro de evaluación y acceso a la red de servicios para personas sin hogar de la ciudad. Unos 350 hombres son evaluados a la vez para los programas de tratamiento y otros albergues.
Shantal Gadson trabaja en el turno de las 4 p.m. a la medianoche, repartiendo la cena, sábanas para las camas y el correo. En ocasiones, una fila de hombres espera en la entrada que está resguardada y equipada con un detector de metales y una máquina de Rayos X. Un letrero colocado en la pared advierte: “Agredir al personal de servicios sociales es un delito grave que se castiga con hasta 7 años de cárcel”.
“En el trabajo uno nunca sabe con quién está tratando diariamente”, comentó Gadson de 36 años de edad.
En los últimos años, la ciudad de Nueva York ha tenido problemas con las personas que no tienen en dónde vivir, los empleados del albergue como Gadson ayudan a los que no tienen a nadie más, en algunas ocasiones arriesgando su propia seguridad. El asesinato de Ana Charle ocurrido en el mes de abril –que es la primera empleada del albergue que ha sido asesinada por alguien que estaba en ese sistema– ha centrado la atención en estos empleados en los últimos meses y ha provocado que oficiales de la ciudad revisen las medidas de seguridad que hay en los 256 albergues para ese tipo de personas en la ciudad, algunos de los cuales son operados por organizaciones no lucrativas.
El Departamento de Servicios para Personas sin Hogar ha aumentado la seguridad en algunos albergues, realizando evaluaciones en cada sitio y reuniéndose con los directores y empleados para solucionar sus inquietudes. Eso también ha funcionado ampliando los reportes y monitoreando la violencia y otros disturbios que hay en esos sitios y para desarrollar nuevos planes de entrenamiento para la seguridad para todos esos lugares, así como programas para los empleados.
Oficiales del ayuntamiento también han establecido un equipo conformado por varias agencias para examinar los esfuerzos que se están haciendo para proporcionar albergue a las poblaciones de alto riesgo, que incluyen a personas que tienen graves enfermedades mentales y un comportamiento violento. El equipo cuenta con representantes de los Servicios para Personas sin Hogar, Salud, hospitales, policía, Departamentos de Libertad Condicional y Correccionales, así como la Oficina de Justicia Criminal del alcalde.

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