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Dominan ‘selfies’ campaña electoral

Jeremy W. Peters y Ashley Parker / New York Times News Service

2015-07-04

Nueva York— “¡Presione el botón blanco! Este de aquí”, dijo la ex secretaria de Estado a un seguidor no muy diestro para la tecnología en New Hampshire que manipulaba con torpeza la cámara de un iPhone. Al perder la paciencia, Hillary Rodham Clinton decidió tomar cartas en el asunto y ella misma presionó el botón. Y con el sonido de un obturador electrónico, otra ‘selfie’ –el recuerdo político que todos buscan en 2016– fue a parar a la nube para la posteridad de la campaña.
Ya nadie quiere un beso para los bebés ni autógrafos de los candidatos. Éstas serán las elecciones de las selfies. Y si usted se está postulando para la presidencia, no tiene otra opción más que adaptarse.
Hoy en día los candidatos pueden pasar una hora –en ocasiones dos, como le ocurrió al senador Rand Paul el mes pasado en New Hampshire– en una línea de partidarios ansiosos por obtener una de las famosas fotografías. Otros, como el senador Ted Cruz, han aprendido a añadir 20 minutos adicionales al principio y al final de los eventos por el número de personas que quieren tomarse una selfie con ellos.
Por su parte, Jeb Bush ha perfeccionado una técnica adecuada para sus 1.91 metros de estatura: si sus seguidores son más bajos, él mismo toma la fotografía extendiendo su brazo. Los hijos del gobernador Scott Walker han visto a su padre tomar tantas imágenes que dicen que ha pulido sus habilidades de fotógrafo en buena medida. El personal del gobernador Chris Christie señala que, en su caso, se ha tomado “demasiadas como para contarlas”.
Pero conforme las campañas se ajustan al mundo de las redes sociales con su enfoque en el individuo, algunos se preguntan si las interacciones más significativas entre votante y candidato se están perdiendo. Cuando los candidatos complacen a tantas personas, algunas de las cuales solicitan varias tomas para mejorar la sonrisa, corregir algún defecto o dejar fuera de cuadro a los bromistas, ¿están perdiendo una posibilidad de aclarar alguna postura, escuchar inquietudes o siquiera ver a los votantes a la cara?
“Es por lucimiento personal de los aficionados, y los candidatos no tienen mucho que hacer”, comentó Craig Robinson, ex director político del Partido Republicano de Iowa.
“Tienen que aguantarse, porque ¿cómo te das cuenta de quién es un partidario y quién quiere llenar su perfil con fotografías junto a candidatos?”, agregó Robinson.
En efecto, no siempre queda claro si quienes piden las fotografías siquiera apoyan o planean votar por el candidato con el que quieren posar, o si simplemente andan en busca de un trofeo para Facebook.
Sin embargo, no a todos los candidatos les interesa complacer.
“Por favor basta”, escribió Ben Carson, el ex neurocirujano pediatra y precandidato republicano, en una editorial reciente para The Washington Post que planteó una impactante si bien un tanto exagerada inquietud: las selfies matan.
“Más allá del evidente narcisismo de fotografiarnos sin cesar y subir las imágenes a redes sociales para que otros nos admiren, las selfies son peligrosas”, prosiguió, mencionando algunos ejemplos como el de la pareja en Portugal que cayó por un acantilado por tratar de tomar una de tales fotografías.

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