Nyt

Temen daño ambiental por fin de embargo a Cuba

Erica Goode / New York Times News Service

2015-07-02

La Habana— Como muchos de sus paisanos, Jorge Angulo espera que Estados Unidos levante el embargo económico de décadas contra Cuba.
Pero a Angulo, científico marino senior de la Universidad de La Habana, también le preocupan los efectos que una ola de turistas y dólares estadounidenses podrían tener sobre los arrecifes de coral vírgenes, los manglares, los parques nacionales y las granjas orgánicas de la isla, todos ellos activos ambientales que son una fuente de orgullo para la región.
“Como en todas partes, el dinero manda”, dijo Angulo. “Lo cual podría ser peligroso, porque si nos inclinamos mucho hacia ese lado, podríamos perder lo que tenemos hoy”.
Conforme las relaciones entre Estados Unidos y Cuba han mejorado –los países dieron a conocer el miércoles que sus embajadas en La Habana y Washington serán reabiertas para el 20 de julio por primera vez en 50 años–, y conforme la renovación del comercio parece ser algo más que una posibilidad, el gobierno cubano enfrenta una serie de decisiones de peso.
El país necesita en gran medida de los beneficios económicos que el levantamiento del embargo seguramente le brindaría. Pero la prohibición, aunada al socialismo controlado de Cuba, también ha limitado el desarrollo y el turismo que en otros países, incluyendo en muchos de los vecinos caribeños de Cuba, han erosionado playas, destruido bosques, contaminado ríos, dañado arrecifes de coral y causado otras formas de caos medioambiental.
Varias empresas estadounidenses están listas para llegar en forma a un país que se encuentra a poco más de 140 kilómetros de las costas de Florida.
En marzo, una delegación de la Coalición de Agricultura de Estados Unidos en Cuba, grupo de la industria agraria que incluye a Cargill, la Asociación Nacional de Granos y Alimentos, el Consejo Nacional del pollo y otras compañías y organizaciones, viajó a La Habana para reunirse con funcionarios cubanos. Y varias compañías de cruceros y cadenas de hoteles como Marriott y Hilton han manifestado su entusiasmo.
En las últimas dos décadas, Cuba ha tomado medidas para preservar sus recursos naturales y promover el desarrollo sostenible. Y desde 1992, cuando Fidel Castro denunció “la destrucción ecológica que amenaza al planeta”, durante un discurso, se ha aprobado una serie de estrictas leyes ambientales, incluyendo las regulaciones que dirigen el manejo de la zona costera.
Aun así, el compromiso de Cuba con la protección al medio ambiente nunca ha sido puesto a prueba –o tentada– con tanta fuerza como seguramente lo será si las barreras comerciales y de turismo con Estados Unidos llegan a su fin.

X