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Adolescentes sauditas se refugian en redes sociales

Ben Hubbard / New York Times News Service

2015-05-23

Riyadh, Arabia Saudita— Para muchos jóvenes sauditas, la vida es un ecosistema de apps.
Al no contar con libertad de expresión, debaten en Twitter. Como no pueden conocer gente en el centro comercial, lo hacen por WhatsApp y Snapchat.
Las mujeres jóvenes que no pueden encontrar trabajo venden comida o joyería por medio de Instagram. Puesto que se les prohíbe conducir, se transportan por medio de servicios como Uber y Careem. Y en un país en el que las tiendas cierran cinco veces al día para orar, hay aplicaciones que emiten un llamado a la hora de hacerlo y calculan si es posible llegar, por ejemplo, al Dunkin’ Donuts más cercano antes de que cierre.
Enfrentados con una versión austera del Islam y códigos sociales estrictos que restringen de manera considerable la vida pública, los jóvenes sauditas cada vez dependen más de los medios sociales para expresarse y entretenerse, ganar dinero y conocer amigos y a posibles parejas.
Esa dependencia de la tecnología –a fin de evadir a las autoridades religiosas y las miradas de parientes y vecinos– ha aumentado desde que llegó por primera vez al país con la difusión de la televisión por satélite en la década de 1990. Sauditas de entre 30 y 40 años (y mayores) recuerdan los días de cortejo secreto por medio del Messenger de BlackBerry.
Pero la dimensión del auge actual de las redes sociales es sorprendente, con muchos de los 18 millones de habitantes en el país utilizando más de un smartphone, a los que le dedican varias horas al día. Lo digital no ha reemplazado la interacción cara a cara, pero ha abierto la puerta a una comunicación mucho más directa y robusta, especialmente en una sociedad que segrega de manera marcada a hombres y mujeres sin parentesco.
La difusión de la tecnología móvil no está tan lejos de desatar una revolución social en la vida de los jóvenes. En este acaudalado y conservador reino –el cual prohíbe los cines–, YouTube y las transmisiones por Internet han resultado ser un escape de la censura y una ventana al mundo exterior. Un joven juez de la sharia, por ejemplo, confesó haber visto las cinco temporadas de la serie “Breaking Bad”.
“Me volví adicto”, dijo.
Arabia Saudita cuenta con las condiciones ideales para un auge de los medios sociales: Internet veloz, ingresos de sobra y una joven población con pocas opciones sociales. A diferencia de China e Irán, Arabia Saudita no ha bloqueado sitios como Facebook y Twitter, pese a que de manera ocasional persigue a quienes considera que han insultado a personajes públicos o al Islam.

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