Peter Baker / New York Times News Service
2015-05-21
Washington— El presidente Barack Obama negó que Estados Unidos y sus aliados estuvieran perdiendo la pelea contra las fuerzas del Estado Islámico en el Medio Oriente, aunque reconoció en una entrevista que fue colocada en línea ayer que se debe hacer más para ayudar a los iraquíes a recuperar el territorio que han perdido.
Aunque repitió su rechazo a enviar a la región fuerzas estadounidenses en gran escala, el presidente comentó que los combatientes sunni en Irak necesitan comprometerse más y tener un mayor entrenamiento para luchar contra sus compañeros sunni que se unieron al Estado Islámico.
Sin embargo, no se encuentra abrumado sobre la manera como ha manejado la guerra y señaló que al final dependerá de los iraquíes aumentar sus esfuerzos.
“No creo que estemos perdiendo”, le comentó Obama a Jeffrey Goldberg, un periodista de The Atlantic en una entrevista que otorgó el pasado martes, justo días después que la ciudad de Ramada en Irak cayera en manos de combatientes del Estado Islámico.
“No hay duda de que fue un revés táctico, aunque Ramada había estado vulnerable durante un largo tiempo, primordialmente debido a que no son fuerzas de seguridad iraquí a las que hayamos entrenado o reforzado”.
Los comentarios del presidente ocurrieron un día antes de que el Estado Islámico tomara a la fuerza una segunda ciudad, Palmyra, localizada en la parte central de Siria, intensificando la inquietud que hay en esa región y en Washington de que está fallando la estrategia de Obama.
El presidente y su equipo han argumentado durante meses que están revirtiendo la acometida del Estado Islámico, también conocido como ISIS, aunque los críticos y expertos independientes han externado que es tiempo de reconsiderar la situación.
Estados Unidos está enviando 1 mil cohetes antitanques a Irak para ayudar a sus fuerzas a contrarrestar los coches-bomba, que fueron usados por el Estado Islámico para capturar Ramada, sin embargo, la Casa Blanca ha dejado en claro que no pretende ampliar su participación en la guerra que está librando Estados Unidos en esa región.
Obama ha autorizado ataques aéreos y misiones ocasionales de las fuerzas especiales, y manifestó que está contando con el gobierno del primer ministro al-Abadi de Irak y los rebeldes moderados sirios para que lleven a cabo el combate.
Algunos republicanos aseguran que eso es inadecuado. “¿En dónde está nuestra moralidad?”, preguntó el senador John McCain de Arizona y presidente del Comité de los Servicios Armados del Senado.
“¿En dónde está nuestra decencia? ¿En dónde está nuestra preocupación por las miles de personas que han sido asesinadas y desplazadas, a las que les han destruido la vida? ¿No deberíamos atender esto urgentemente? Es indignante”.
En la entrevista, Obama atribuyó la toma de Ramada a una falta que cometió el gobierno iraquí al no reforzar su milicia, fortificaciones y los sistemas de comando y control en la provincia de Anbar, que es mayormente una región sunni que desde hace tiempo ha sido un caldo de cultivo en cuanto a resistencia ante los gobiernos encabezados por chiítas en Bagdad.
Las fuerzas sunni en Anbar, dijo, “han estado básicamente un año sin un refuerzo significativo”.
“No hay duda que en las áreas sunni vamos a tener que aumentar no sólo el entrenamiento sino también el compromiso, y sería mejor que activáramos más tribus sunni que las que hay actualmente”, dijo Obama. “Es algo inquietante”.
Aunque aconsejó tener paciencia. “Han pasado sólo ocho meses y lo que hemos pronosticado es que será una campaña de varios años, yo creo que el primer ministro Abadi reconoce que muchos de esos problemas tienen que ser solucionados”, aseguró Obama.