Alan Blinder / New York Times News Service
2015-05-06
Baltimore— Por las tardes, las calles de Locust Point se mantienen limpias y casi en silencio. Frente a las filas de casas se pueden ver plantas en macetas junto a los escalones de ladrillo o concreto. Hay un centro comercial en las cercanías y algunos restaurantes, y una tienda de abarrotes llena de alimentos frescos.
Y la Guardia Nacional y la Policía por lo regular se encuentran ausentes, al igual que, según los habitantes, las inquietudes sobre lo que pasó a unas cuantas millas el pasado 27 de abril, cuando en el lapso de unas horas, partes de esta ciudad se convirtieron en zonas de amotinamiento.
“Ésa no es nuestra realidad”, dijo Ashley Fowler, de 30 años, el lunes en el restaurante donde ella trabaja. “Eso no es lo que nosotros vivimos ahora. Nosotros vivimos, sin ser racista, en la América anglosajona.”
Mientras que Baltimore considera cuál será su futuro tras la violenta agitación ocasionada por la muerte de Freddie Gray, un hombre afroamericano de 25 años que murió a causa de las heridas que sufrió bajo custodia de la Policía, los habitantes en los vecindarios predominantemente anglosajones reconocen que en ocasiones les cuesta mucho trabajo entender la situación que desencadenó el caos tras la muerte de Gray. Para muchos, la pobreza y las malas escuelas en el oeste de Baltimore son una problemática muy distante, someramente vista sólo cuando pasan por el área en su camino a alguna otra parte.
Y es así que los vecindarios de Baltimore enfrentan juntos estimaciones muy distintas tras la muerte de Gray. En las comunidades afroamericanas, como Sandtown-Winchester, donde algunos de los más destructivos amotinamientos tuvieron lugar la semana pasada, los habitantes esperan que los negocios sean reabiertos y que la Policía haga cambios a sus estrategias. Pero en las áreas anglosajonas, como Canton y Locust Point, algunos residentes se preguntan cuál es el papel que deben jugar en la recuperación de aquellas zonas de Baltimore donde ellos simplemente no viven.
“La mayoría de las personas no saben qué es lo que se supone que deben hacer”, dijo el doctor Richard Lamb, un dentista que ha trabajado en su mismo consultorio en Locust Point por cerca de 39 años. “Escucho las noticias. Escucho las opiniones sobre el desenfrenado desempleo y la falta de oportunidades en el área. Escucho, pago mis impuestos. ¿Qué es lo que puedo hacer exactamente?”
El día de los disturbios y de las enormes manifestaciones pacíficas que les siguieron, hubo cientos de arrestos, en su mayoría por no haber acatado el toque de queda impuesto en la ciudad por cinco noches consecutivas mientras que los soldados de la Guardia Nacional patrullaban las calles.
Las tensiones en la ciudad volvieron a aflorar el lunes tras reportes de que la Policía había lesionado a un hombre afroamericano en el noroeste de Baltimore. Las autoridades negaron tales reportes y enviaron a oficiales a dialogar con las multitudes, mientras que otros oficiales, portando escudos, bloquearon el tráfico en las avenidas Pennsylvania y West North.