Somini Sengupta / New York Times News Service
2015-04-17
Naciones Unidas— Ahora que los países vecinos de Siria están cerrando sus fronteras a los refugiados y que miles intentan cruzar el Mar Mediterráneo en busca de un lugar seguro, la guerra en Siria ha creado la peor crisis global de refugiados que se haya visto en décadas, imponiendo nuevas presiones a Estados Unidos y a otros países de Occidente a que abran sus puertas –y en turno, dando pie a un contragolpe político interno.
Desde la oleada de gente que venía huyendo de la guerra en Vietnam, hace un cuarto de siglo, los países industrializados del mundo no habían estado bajo una presión tan intensa para tener que repartir la carga de dar entrada a los refugiados, según expertos. Ni tampoco la tarea de ofrecer asilo había estado tan controvertida, políticamente hablando.
El alto comisionado de las Naciones Unidas, António Guterres, le ha pedido a los países industrializados, incluyendo a Estados Unidos, a que den asilo a 130 mil refugiados sirios por el transcurso de los próximos dos años.
Tal cifra es tan sólo una fracción de los cerca de 4 millones de refugiados que han huido hacia los países colindantes con Siria –primordialmente Jordania, Líbano y Turquía– poniendo en riesgo sus recursos y desplazando a veintenas de personas hacia la pobreza.
Las súplicas del alto comisionado no han sido escuchadas. Los gobiernos alrededor del mundo prometieron aceptar únicamente a menos de dos tercios de lo que la ONU está pidiendo, al mismo tiempo que muchos más sirios han optado por embarcarse en arriesgadas travesías por tierra y mar en busca de que les den asilo en Europa.
“La escala de la crisis de desplazamiento es enorme y sólo llegará a empeorar”, dijo Alexander Betts, profesor asociado de estudios de los refugiados de la Universidad de Oxford. “La crisis en Siria, pone a todo el sistema humanitario en una encrucijada. Requiere que nosotros repensemos cómo podemos proteger y ayudar a tan grandes números de personas desplazadas”.
Estados Unidos está listo para recibir a su más grande tajada de refugiados sirios a la fecha —hasta 2 mil para el otoño, en comparación con el total de unos 700 que fueron recibidos desde que estalló la guerra civil en Siria hace cuatro años, de acuerdo con el Departamento de Estado.
La decisión de Estados Unidos de aceptar a más refugiados refleja cuán rápido la guerra civil en Siria se ha transformado en la más apremiante crisis humanitaria en años recientes. Generalmente, el reacomodo de grandes números de refugiados se da mucho después de que otras tantas opciones se han agotado, como la posibilidad de que la gente desplazada eventualmente regrese a su país de origen.
Pero al igual como las admisiones de refugiados han enfrentado resistencia política en Europa, el plan de incrementar el número de refugiados sirios en Estados Unidos se enfrenta ahora a la oposición de los republicanos en el Congreso, quienes han sido muy críticos sobre el temor de que los terroristas logren entrar en secreto junto con los refugiados.
Aunque los republicanos no han exigido que se imponga una moratoria en torno a las admisiones de refugiados sirios, sí han instado a la administración de Obama a que tome las cosas con calma, al menos hasta que Estados Unidos se asegure que todos los solicitantes sean revisados apropiadamente. Una audiencia en el Congreso está programada para las próximas semanas.
“En el caso de los refugiados sirios, nuestra inteligencia en el campo es alarmantemente minúscula, haciendo que sea más difícil identificar a los extremistas”, dijo el representante Michael McCaul, republicano de Texas, presidente del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara, en un comunicado por correo electrónico.