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Francisco pone fin a conflicto con monjas de EU

Laurie Goodstein / New York Times News Service

2015-04-16

Nueva York— El Vaticano puso súbitamente fin a su enfrentamiento con las monjas estadounidenses, anunciando que la investigación y supervisión del principal grupo líder de las monjas había concluido dos años antes de lo esperado, sin establecer ningún cambio mayor que afecte las prácticas o la dirección del grupo.
Cuatro de las líderes del grupo de las monjas estadounidenses, la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas, ayer fueron convocadas a una inesperada reunión con el Papa Francisco en el Vaticano que duró 50 minutos. El pontífice no habló públicamente, pero las monjas dijeron más tarde mediante comunicado hallarse “profundamente alentadas” por la “expresión de apreciación” que Francisco hizo sobre las vidas y el ministerio de las religiosas católicas.
La extensa investigación en torno a las órdenes religiosas femeninas en Estados Unidos se inició durante el mandato del antecesor de Francisco, el Papa Benedicto XVI, a instancias de prelados estadounidenses y de algunos extranjeros que acusaron a las monjas de desobedecer a los obispos y alejarse de la doctrina católica. Las indagatorias desencadenaron protestas alrededor del país por parte de católicos laicos, quienes firmaron peticiones y enviaron misivas al Vaticano en defensa de las religiosas.
Ahora el asunto ha llegado a una pronta conclusión gracias a Francisco, quien nunca ha hablado directamente al respecto en público pero a menudo ha mencionado el importante papel de las mujeres en la Iglesia y las monjas y los sacerdotes en las órdenes religiosas. Él mismo forma parte de la Orden de los Jesuitas.
La noticia se dio en un breve informe que emitieron en forma conjunta la Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas y los tres obispos a quienes hacía tres años el Vaticano había nombrado para que se hicieran cargo de la organización, reformándola.
En el reporte el proceso se describe como una “colaboración”, diciendo: “Nuestras amplias conversaciones se vieron marcadas por un espíritu de oración, amor por la Iglesia, respeto mutuo y cooperación. Nos pareció que nuestras conversaciones fueron mutuamente benéficas”.
Se trató de una postura muy distinta a la de hace tres años, cuando la oficina doctrinal del Vaticano, encabezada por un cardenal estadounidense, emitió un reporte donde se determinaba que la Conferencia de Liderazgo tenía “serios problemas doctrinales”. En el informe se manifestaba que las religiosas estaban cuestionando la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad y el sacerdocio sólo del sexo masculino, promoviendo “temas feministas radicales incompatibles con la fe Católica”.
La lucha de poder entre las monjas y la jerarquía eclesiástica llevaba decenios viéndose venir. En juego se hallaban cuestiones de obediencia y autonomía, lo que significa ser un católico creyente e interpretaciones distintas sobre el Segundo Concilio Vaticano.

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