Nacional

Busca 'La Rana' retomar su vida

Reforma

2018-10-28

Ciudad de México— Aunque sabía que era inocente, en la soledad de una celda del penal federal de máxima seguridad de Durango, Erick Uriel Sandoval Rodríguez llegó a pensar que nunca recuperaría su libertad.
Implicado erróneamente por la Procuraduría General de la República (PGR) en el caso Iguala, Sandoval Rodríguez -a quien apodan "La Rana"- pasó 224 días solo en una celda del Centro Federal de Readaptación Social 14 de Gómez Palacios, del cual salió el lunes pasado.
"Son muchos pensamientos y sentimientos encontrados que tienes estando preso, nunca me lo imaginé, piensas lo peor, que te puedes morir o que nunca vas a salir. Yo sabía que era inocente y que iba a salir, pero el estrés te carcome", reconoce en entrevista.
Del día de su detención recuerda el llanto de sus hijos, un niño de 12 años y una niña de 9, quienes dormían en una cama junto a la de él y su esposa, en la misma habitación.
A todos los despertó el estruendo cuando los agentes rompieron la puerta de su casa a las 3:00 de la madrugada del 12 de marzo pasado. Los niños comenzaron a llorar inmediatamente. Antes que pudieran hacer algo, en la habitación ya había unos seis policías encapuchados.
"A ellos (los niños) les tocó ver cómo me sacaban, el pánico, el trauma para ellos, es algo que no han podido olvidar y la neta no creo que al corto plazo lo puedan hacer", lamenta Erick.
Su esposa, Wendoline del Ángel Baena, recuerda que los policías nunca mostraron una orden ni explicaron nada, sólo se llevaron a Erick.
Ella se quedó con sus hijos, a quienes trató de explicar que todo era un error. En los días siguientes tuvo que ponerse a vender ropa o gelatinas para tener dinero, ya que Erick, como profesor de activación física de la Secretaría de Salud, era quien llevaba el ingreso más fuerte para la casa.
Durante los más de 7 meses que su esposo estuvo encarcelado en Durango, ella no pudo ir a visitarlo. Tenía que viajar en autobús a la Ciudad de México, tomar un vuelo a Torreón, Coahuila, y luego pagar a un taxi para que la llevara al penal de Gómez Palacios y además esperarla en lo que salía, una ruta que costaba 15 mil pesos.
Erick y Wendoline sólo podían hablar por teléfono 10 minutos cada lunes.
Aunque Erick asegura que lo que quiere es olvidar y comenzar de nuevo su vida, a Wendoline sí le gustaría que las autoridades reconocieran su error.
"Sí me gustaría que su nombre quedara completamente limpio, que ya no tuviéramos más problemas", planteó ella.
-¿Piensan tomar medidas legales contra la PGR y la PF?, se le cuestionó a Erick.
-Ellos hicieron su trabajo con base a lo que ellos tenían, y tomar represalias pues no. Ahorita estoy tranquilo, quiero volver a retomar mi vida, Dios es el que va a poner el remedio, a final de cuentas, respondió.
De regreso en Guerrero, lo primero que hizo Erick fue ir a ver a sus hijos, quienes aún no sabían de su liberación. El niño se quedó mudo y quieto. La niña salió corriendo del salón sin importarle el profesor.
"Después de algo traumante, fue lo mejor que pudo haber pasado cuando me dieron la libertad: abrazar a mis hijos", relató.
"No me interesa que la gente me mire raro, yo sé que soy inocente, la gente puede pensar lo que le plazca, lo importante es que estoy libre", agregó.

X