El Diario de Juárez, cortesía Durango Press
2018-08-01
El piloto alertó que habría mal tiempo, en el vuelo que cubría la ruta Durango-Ciudad de México.
Eran las 3 de la tarde con 9 minutos, Jaqueline Flores, de 47 años, aprovechaba los últimos minutos para enviar unas fotos a su padre.
Tres minutos después el avión despegó, y otros tres minutos después entraron en una zona oscura, el avión después de eso viró, las maletas se salieron de los compartimientos, instantes después el avión se desplomó.
Tras tocar el pavimento siguió desplazándose, y se sintió que habíamos entrado a unas zanjas, relata esta mujer quien iba acompañada por su hija de 16 años.
Sin que su voz se altere, dice que tras caer, después fue cuando se sintió el humo e inició el fuego.
Entonces ella y su hija decidieron saltar, para poder salir del avión que “se partió”, a la altura de la fila 10, tras desplomarse.
Un hombre que para ese momento ya había salido del avión, les tendió los brazos para que pudieran saltar, porque tras el accidente, la cabina de pasajeros quedó inclinada.
Jacqueline tenía un mes de vacaciones en esta ciudad, y ayer tras el siniestro le preocupaba encontrar su pasaporte.
Una noche antes decidió viajar en camión
América, otra duranguense que viajaría en ese mismo vuelo con rumbo a Monterrey, pero con transbordo en la Ciudad de México, la noche del lunes decidió mejor viajar por tierra.
Al enterarse del accidente confirmó que su intuición fue la mejor decisión.