Nacional

La historia del periodista que quería ser policía y murió asesinado

El Diario de Juárez

2018-06-01

Necio aferrado, pero eso lo ayudó a llegar muy lejos en su profesión, aferrándose a buscar siempre la verdad, nunca se dejó influenciar por nada, él decía lo que era, él siempre me dijo que siguiera adelante”.
Así recuerdan sus familiares a Héctor, como un hombre que desde niño soñaba con seguir los pasos de su papá Ignacio en los medios de comunicación. Reyna Antonia, mamá de Héctor recuerda que de niño siempre fue muy cariñoso, estudioso, pero travieso.
Con lágrimas, después de acompañarlo a lo que fuera su última morada, Reyna recuerda a Héctor, el mayor de sus tres hijos.
"Él quería ser policía, pero cuando empezó a trabajar su papá, dijo que quería ser como él, quien trabajaba en una televisora y se metió de lleno.”
Oriundo de Ecatepec, Héctor tuvo su primera oportunidad de trabajo en Monterrey a donde se fue a radicar. Tiempo después regresó a la colonia Ciudad Azteca en Ecatepec, Estado de México.
Cuando empezó a ejercer la carrera, le dieron la oportunidad en Monterrey y de Monterrey tuvo que regresarse, porque ya no quería estar aquí, él se quería ir a la provincia, entonces se fue y dijo que tenía que empezar desde abajo”.
Así en Tamaulipas empezó a labrarse una nueva vida, hasta que tuvo la oportunidad de ingresar como corresponsal de Grupo Imagen.
"Le gustaba tanto portar el chaleco de Grupo Imagen y Excélsior, a todos lados iba con él, poco le faltaba para llevárselo a las fiestas. En mi graduación yo lo veía con ese chaleco, lleno de bolsas, fue tan feliz cuando le asignaron la corresponsalía de Excélsior. Ahí me dijo, de aquí vamos para adelante y de aquí voy a seguir creciendo”, recordó Jennifer Andrea, hija de Héctor.
Toda su familia recuerda que Héctor amaba su profesión e incluso aseguraba que su gran ilusión era ser corresponsal de guerra.
"Siempre dijo que lo que deseaba y que era lo máximo para él era ser corresponsal de guerra, ese era más grande sueño”, recuerdan su madre y su hija.
Héctor, de tan sólo 40 años de edad, lamentaba la muerte de los cinco periodistas que han perdido la vida en este año en el país y esperaba se hiciera justicia.
"Se sentía impotente, y decía que ojalá algún día se hiciera justicia y que todas las muertes de los reporteros, no de este año, desde que empezó fueran pagadas. Él sabía que no era una profesión muy bien pagada pero que era algo que lo hacía feliz, y lo desempeñaba con mucho orgullo”, explicó su hija Jennifer.
Irónicamente, ahora Héctor, quien soñaba con morir como corresponsal de guerra, le arrebataron la vida de forma violenta y ahora su familia sólo espera la justicia de Dios.
"Yo siempre la justicia la he visto por parte de Dios, y la verdad es que nada me puede regresar a mi hijo y si nada me lo puede regresar pues que sea lo que Dios quiera, yo no tengo nada en contra de nadie y no quiero tener cargas, yo creo que entre más libres seamos vamos a ser más felices”, precisó su madre, la señora Reyna Antonia.
Héctor dejó en el desamparo a tres hijos, una mujer y dos varones, quienes ahora esperan seguir los consejos de su padre: seguir adelante y subir peldaño a peldaño.

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