Nacional

Cómo el narco de Chicago influyó en ataques contra los 43

El Diario de Juárez

2018-05-26

A casi cuatro años de la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero, surge nueva información que fortalece versiones de que jefes del narco en Chicago guiaron los ataques a los normalistas que siguen desaparecidos, publicó el portal Hoy Chicago.

El 26 de septiembre de 2014 no sólo fueron 43, sino que habrían sido hasta 60 las víctimas, según revelan las transcripciones de mensajes de texto que forman parte de un caso que se ventila en Chicago contra Pablo Vega, un líder de Guerreros Unidos (GU) en Estados Unidos, y las cuales recientemente compartieron las autoridades estadounidenses con la Procuraduría General de la República (PGR).

Las conversaciones en los mensajes de texto revelaron cómo “Silver” —otro de los jefes de GU y testigo protegido del gobierno estadounidense— y Vega, guiaron desde Chicago los ataques en Iguala la noche del 26 de septiembre, cuando supuestamente el cártel en Iguala confundió a los normalistas con “los contras”, el bando enemigo de los GU en Iguala  conocidos como “Los Rojos”, según publicó el diario mexicano Reforma.

Según las transcripciones, que forman parte del caso contra Vega —conocido como Transformer o Ninja—, una semana después de la desaparición de los 43 estudiantes, Vega afirma en una conversación con un sujeto identificado como “Covra”, que hay “50 chavos desaparecidos”.

“En la madre. ¿Tantos. Ps dónde los metieron?”, responde “Covra”.

Al darse cuenta de la equivocación, tras un intercambio de mensajes con un sujeto identificado como ‘Vitola 08’, Vega lamenta el error porque afectará el negocio.

“También los ayotzinapos fueron a hacer su desmadre a los autobuses, en los autobuses eran los ayotzinapos", le dice ‘Vitola 08’.

“Es una pendejada, eso nos va a costar el negocio”, escribió Vega, quien ahora se encuentra detenido en Metropolitan Correctional Center en Chicago a la espera de una sentencia en el tribunal federal por transportar grandes cantidades de heroína y cocaína.

En diciembre de 2014, Vega y sus asociados fueron acusados de transportar grandes cantidades de droga a la Ciudad de los Vientos en autobuses de pasajeros, y distribuirla a través de la ciudad y los suburbios, según la Agencia Antidrogas de EU (DEA).

Robert Rascia, abogado de Vega, dijo al diario Chicago Sun-Times que su cliente “no tiene absolutamente nada qué ver con lo que, en todo caso, les haya sucedido a esos estudiantes”.

Sin embargo, mensajes del 18 de octubre, semanas después de la desaparición, tras varias detenciones de supuestos responsables en México, Vega intercambia mensajes con otro sujeto identificado como “Spider Woman”, donde le dice que “mientras no aparezcan los chavos, van a seguir (las detenciones)”.

“Qué fácil es decir dónde estén”, le responde “Spider Woman”.

Los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa usualmente se apoderaban de autobuses para realizar sus actividades. Esa noche, los normalistas se dirigían a la Ciudad de México en varios autobuses que habían tomado para ir a la manifestación del 2 de octubre, el aniversario de la masacre de 1968; cuando desde Chicago “Silver” ordenó a líderes de GU en Iguala que pidieran refuerzo de las autoridades municipales para contrarrestar a los que creían eran Los Rojos que intentaban atacar una de sus plazas, revelaron los textos.

Laura Ramírez, portavoz del Comité Justicia con Ayotzinapa en Chicago dice que la revelación muestra “el poder y la influencia que el crimen organizado tiene para decidir quién vive y quién muere en México y cómo el poder político, el Ejército y Gobierno mexicano protegen el crimen organizado”.

“A su vez, me dio a entender que es algo de lo que no podemos escapar aunque estemos aquí, ya que su poder se extiende hasta Chicago”, agregó.

Alfredo Higuera, fiscal del caso, aseguró a familiares, abogados y representantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que la nueva información “puede dar certidumbre para establecer por qué los jóvenes fueron acometidos esa trágica noche”, según Reforma.

Los textos también indican que en una plática, "Silver" ordenó se busque al procurador estatal Iñaki Blanco para que les apoye. A lo que un personaje identificado como "Romeo" le responde que Blanco ya los traicionó y que el líder de Los Rojos, Santiago Mazari "El Carrete" estaría detrás de la operación de los estudiantes.

"Sí Sr. el puto procurador está con aquellas mierdas. Los paquetes (detenidos-desaparecidos) ya dijeron que 'El Carrete' les pagó", es decir, que algunos detenidos habrían dicho que fueron enviados por "El Carrete" para atacar a Guerreros Unidos.

El negocio en Chicago
Vega creció en Aurora junto con su hermano, Marco Vega, un fundador de GU en EU, según fuentes de Sun-Times. Ninguno de los dos se graduó de la secundaria. Y fue después de la muerte de su hermano en 2014, que Vega tomó las riendas del negocio basado en Acapulco, Guerrero, hacia Chicago.

Fue en 2011 cuando Mario Casarrubias, conocido como el “Sapo Guapo”, quien había sido un coordinador de narcóticos del cartel de los Beltrán-Leyva, fundó GU con su hermano Ángel Casarrubias y Marco Vega. Desde la detención de Joaquín Guzmán “El Chapo”, fueron los cárteles GU, Jalisco Nueva Generación, Los Zetas y Los Rojos quienes incrementaron la importación de heroína y cocaína a Chicago, según la DEA.

GU es el único cartel fundado por narcos del área de Chicago, dicen las autoridades.

Casarrubias fue arrestado en 2014 acusado de ser el principal traficante de droga a Chicago, según la PGR. Poco despues su hermano Sidronio Casarrubias también fue arrestado y está vinculado a la desaparición de los 43 normalistas. Ambos fueron sentenciados a 10 años de prisión y 200 días de multa en noviembre, según autoridades mexicanas.

Durante años, la célula dirigió el transporte de drogas de México a Chicago en las líneas de Autobuses Monarcas Zacatecanos y Autobuses Volcano Travel Agency, confirmó la investigación de la DEA. El cargamento salía desde la central de autobuses de Guerrero y Guanajuato en compartimientos ocultos en autobuses con pasajeros hacia las dos bodegas de GU en Aurora, 800 Ridgeway Ave., y en Batavia, 490 S. River St., antes de ser distribuido para su venta, según fiscales.

El cargamento después se repartía en varias partes de la ciudad y suburbios cercanos. Llegaron a distribuir grandes cantidades de narcóticos incluyendo un intercambio de casi 300 mil dólares a plena luz del día en el estacionamiento de un centro comercial en la cuadra 3000 W. Addison St., y varias transacciones en el garaje de una casa en la cuadra 2300 N. Monitor St., en el vecindario de Belmont Cragin.

Autobuses Volcano Travel Agency, con sede en Acambaro, Guanajuato, siguió operando hasta diciembre del 2016 pese a su conexión con el narcotráfico. Según su página de Facebook, ofrecían “las tarifas más bajas del mercado” por viajes directos y sin transbordo a varias partes de EU, incluyendo Chicago.

Ese mismo mes comenzaron a promover Agencia de Autobuses Solar en su página y esa línea está actualmente activa. La segunda línea, Monarca Zacatecanos, desapareció luego del desmantelamiento de la célula de GU en Chicago.

Expedientes del departamento de Justicia de Estados Unidos revelaron que el cartel llegaba a transportar hasta 26 kilos de heroína por 600 mil dólares en una sola transacción.

El 9 de diciembre de 2014, dos meses y medio después de la desaparición de los 43, Vega y su cuñado Alexander Figueroa fueron detenidos en Oklahoma; y en el área de Chicago, sus socios Eliseo Betancourt, Isaías Mandujano y Roberto Sánchez. Todos fueron acusados en una corte federal de Chicago de distribuir narcóticos, incluida cocaína y heroína, desde agosto de 2013.

La investigación, según la Procuraduría Federal del Distrito Norte de Illinois, la encabezó la DEA, que desde esa fecha decomisó a los acusados 68 kilos de heroína, nueve kilos de cocaína y más de 500 mil en efectivo.

A pesar de los nuevos informes, el caso pendiente con las autoridades estadounidenses no incluye vínculos por los hechos en Iguala.

¿Y los 43?
En un principio, las autoridades mexicanas inculparon al alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, por ordenar los ataques contra los normalistas. Y fueron los policías municipales bajo el mando de Felipe Flores quienes entregaron a los estudiantes al cartel de GU para que los asesinaran.

En enero de 2015 el entonces titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, anunció que los hechos indicaron que los jóvenes habían sido asesinado, incinerados y sus restos abandonados en un río en Cocula por miembros de GU.

Hubo varios arrestos, incluyendo el del alcalde, jefe de policía, policías municipales y miembros del cártel. Sin embargo, esa versión no convenció a la sociedad, ni mucho menos a los familiares de las víctimas.

Y junto con investigadores de derechos humanos se rehúsan a detener la búsqueda por la verdad.

“Ahora se ha conseguido que las cortes internacionales de justicia como la ONU y países de todo el mundo que se declararan en contra de los hechos. Se espera que el apoyo internacional siga manteniendo presión para que no sólo se continúe con la búsqueda de los 43, sino que se siga visibilizando la situación crítica de desaparecidos y muertos en los años desde que la guerra contra las drogas en México comenzó”, dijo Ramírez. 

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