Associated Press
2018-04-04
Matías Romero, Oaxaca— El Gobierno mexicano comenzó a entregar ayer visas humanitarias o de tránsito a las personas que conforman una caravana de migrantes centroamericanos e informó que la procesión de unas mil personas, que fue criticada por el presidente estadounidense Donald Trump, ya comenzó a dispersarse.
Algunos migrantes que despertaron ayer en el campamento dijeron que probarían su suerte y solicitarían asilo en Estados Unidos y otros en México.
Elmer Zelaya Gómez, un salvadoreño de 38 años, ha estado durmiendo en un campo de futbol junto con su esposa y sus tres hijos de 7, 13 y 14 años, mientras esperan que México les conceda las visas de tránsito y puedan continuar hasta la frontera norte. Zelaya Gómez quiere solicitar asilo en Estados Unidos y reunirse con parientes en Nueva York.
“Nosotros no venimos de nuestros países solamente porque queríamos salir... es por la seguridad de nuestros hijos”, declaró el salvadoreño.
Como muchos, él se sumó a la caravana –que nunca esperó alcanzar tal tamaño y nunca pensaron en llegar a la frontera –porque era seguro debido a la cantidad de participantes.
Ahora, la familia deberá seguir sola, mientras la peregrinación planea hacer sus últimas escalas esta semana en un simposio de derechos de los migrantes en Puebla, en el centro de México, y terminar en Ciudad de México.
“Lo veo un poco complicado por los secuestros, por los robos, por todo eso. Eso da un poquito de temor viajar solo sin la caravana”, dijo Zelaya Gómez.
Irineo Mujica, uno de los organizadores, dijo: “Nosotros intentaremos hacer nuestras caravanas de la mejor manera (en años futuros). No anticipábamos, ni queremos una caravana de esta magnitud”.
Las caravanas, llamadas “Viacrucis del Migrante”, son eventos simbólicos que se celebran anualmente coincidiendo con la Semana Santa para hacer conciencia sobre la complicada situación que viven los migrantes. La comitiva nunca ha salido del sur de México, aunque algunos participantes continúan hacia el norte por su cuenta.
Las airadas declaraciones del presidente Trump contra la caravana y la supuesta permisividad del gobierno mexicano para permitirle continuar dejaron confundidos a los migrantes, quienes niegan ser una amenaza. Muchos de ellos nunca tuvieron la intención de ir a Estados Unidos una vez terminada la procesión.
Hasta los coordinadores de la caravana parecieron malinterpretar el debate en Estados Unidos cuando Trump respaldó una “opción nuclear” para obtener fondos en el Congreso para su muro fronterizo. El martes les contaron a las preocupadas familias que el dirigente había expresado la idea de utilizar un arma nuclear contra la caravana, formada principalmente por mujeres y niños que huyen de la violencia en Centroamérica.
El gobierno mexicano dijo en un comunicado a última hora del martes que su política migratoria “no está sujeta a presiones”, pero recalcó que la caravana “comenzó su dispersión por decisión de sus integrantes”.
En un comunicado emitido por las secretarías de Gobernación y de Relaciones Exteriores, el gobierno mexicano agregó que 465 migrantes habían solicitado oficios de salida (visas de tránsito), de los cuales 230 las obtuvieron, y que otros 168 probablemente obtendrían algún tipo de visa para permanecer en México.
Los organizadores de la caravana dijeron que el gobierno mexicano no los había presionado y que continúan con los planes de celebrar un simposio sobre los derechos de los migrantes esta semana y terminar con una visita a la Ciudad de México. La caravana nunca tuvo la intención de llegar a la frontera con Estados Unidos.
“La gran Caravana de Gente desde Honduras, que está cruzando México y acercándose a nuestra Frontera de ‘Leyes Débiles’ debe ser detenida antes de llegar”, escribió Trump en Twitter.