Dulce Soto/
Agencia Reforma
Ciudad de México— En México, decenas de madres realizan cultivo doméstico de mariguana para preparar los aceites terapéuticos que requieren sus hijos con epilepsia.
A unos días de que la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) publique el reglamento de cannabis medicinal, integrantes de la agrupación Mamá Cultiva piden a Julio Sánchez y Tépoz, titular de la dependencia, que se incluya la preparación doméstica para que la norma beneficie a toda la población.
Permitir sólo a las empresas el manejo de la cannabis medicinal implica dejar a pacientes epilépticos de escasos recursos sin acceso legal a un remedio que les garantiza calidad de vida, además de que condena a las madres al clandestinaje, sostienen.
Las integrantes de la agrupación afirman que no cuentan con recursos para importar cada mes un frasco de medicina con cannabis, que cuesta 6 mil 500 pesos, mientras que el autocultivo de la planta no supera los 300 pesos para un tratamiento de tres meses.
“Muchas mamás se endeudaron muchísimo con el gasto de esos aceites de laboratorio, por eso pedimos el derecho al autocultivo”, explica Adriana, originaria de Oaxaca y madre de una niña de 4 años con epilepsia de difícil control.
En entrevista detalla que durante 18 meses probaron fármacos convencionales para reducir las 200 crisis que sufría su hija al mes y que, al ver que la menor no mejoraba, recurrieron al CBD (aceite medicinal sin efecto psicoactivo).
La mujer comenzó a comprarlo en Estados Unidos, pero no le alcanzaba para adquirirlo mensualmente, así que aprendió a cultivar la planta y a realizar los aceites de manera artesanal.
“Con el aceite con CBD, mi hija bajó a 50 crisis al mes. De los medicamentos de laboratorio tenía que tomar 12 mililitros al día, dos frascos al mes”, recuerda.
Como ella, otras 200 madres mexicanas en la misma situación han comenzado a cultivar cannabis en sus casas, según datos de la asociación Mamá Cultiva; mientras que la fundación Autocultivo Medicinal en México (Amem) reporta que unos 10 mil pacientes realizan esto en el país.
“Nosotras nos atrevemos a romper las reglas por la salud de nuestros hijos, porque hemos visto mejorías increíbles con la cannabis”, indica Adriana.
Sin embargo, reconoce que temen no tener certeza jurídica, por lo que continúan exigiendo a la Cofepris que regule el autocultivo.
María, de la Ciudad de México, es madre de un niño con epilepsia de 16 años y también cultiva cannabis en su casa desde hace seis meses.
“Somos varias mamás las que estamos aprendiendo”, sostiene.
En el Estado de México, Diana, madre de un niño con TDAH, de 5 años, que padecía crisis de autoagresión, cultiva cannabis en su casa desde hace dos años, pues es la única medicina, afirma, que ha ayudado a sanar a su hijo.
“Nunca más se volvió a golpear ni contra el piso, ni contra las paredes, ni contra los cristales”, afirma.
Margarita, mamá de un niño de 10 años con epilepsia, también hace cultivo doméstico. Pese a los riesgos, sostiene que no dejará de hacerlo.
“No podrán detener a ninguna mamá que ya vio que su hijo sana con algo. Hay niños, pacientes, familias que se están beneficiando con esto”.