Reforma
2017-09-20Ciudad de México— "El temblor nos agarró lavando carros. Alcancé a salir, crucé la calle y se cae el edificio. Un segundo más y me agarra ahí. Fue cosa de Dios".
Así lo manifestó Florencio Hernández, conserje de un edificio de cinco niveles de la calle Petén, a unos metros del Eje Emiliano Zapata, que se desplomó tras el sismo.
Anoche, del otro lado de Emiliano Zapata, todavía cuidaba las pertenencias de sus vecinos.
Los "papeles importantes de la señora Evita, la del 502", los cuadros, maletas y otros artículos llenos de polvo.
A esa hora, en medio del caos, pudo contar que su hermana Leonor, de 48 años –tres más que él– se reponía de una fractura de su brazo derecho en el hospital de Xoco.
Leonor vivía en la azotea del inmueble y, por eso, salvó la vida. "Se volteó el edificio de este lado –levanta su brazo derecho, como si fuera a acurrucar su cabeza en él– y se nos quedó arriba: la gente de la Volkwagen y unos estudiantes treparon por el edificio y la pudieron rescatar", relató.
El inmueble tenía 12 departamentos. Más o menos ecuánime, don Florencio hizo sus cuentas y calculó: "a la hora del temblor debe haber unas seis personas... En el 602, Ana Lucía y sus dos hijos. Otras dos en el 201 y una 101 y otra en el 102".
En la esquina de Prolongación Petén y Emiliano Zapata se concentraban, al filo de las 22:00 horas, unas dos mil personas, la mayoría jóvenes que con denuedo retiraban los escombros.
Allí estaba empolvada la camisa roja de Oxxo de Ernesto Esquivel, responsable del establecimiento de contraesquina del edificio que estaba en Prolongación Petén 915.
"¿Qué le digo? Tengo clientes de ese edificio que me venían a comprar. Salimos y vimos cómo se cayó el edificio. En la mañana habíamos hecho el simulacro", contó ofuscado.
Desde las funestas 13:14 horas, Ernesto mantuvo cerrada la tienda. "No hay luz", aclaró.
Justo enfrente del Oxxo, un hombre maduro guardaba papeles en una maleta negra que pudo recuperar porque traía un edificador de equipaje de avión con su nombre. El señor no estaba en el departamento a la hora del temblor.
Resignado, acompañado de su esposa, jaló la maleta y caminó hacia la Avenida División del Norte, hasta perderse en medio de la penumbra de la noche.
A esa hora, los rescatistas de la Cruz Roja no podían aportar noticias alentadoras: no había sido rescatado ningún cuerpo, de las al menos seis personas que podrían estar atrapadas, según Hernández.
Y es que pese a las labores de cientos de voluntarios que desde las 14:00 horas se afanaron para retirar los escombros del inmueble y tratar de encontrar a personas con vida, hasta anoche no había sido posible.
Al cierre de esta edición los voluntarios continuaban con las labores, que fueron apoyadas por elementos de la Marina y del Ejército que se presentaron en el sitio.
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