Agencia Reforma
2017-09-08
Pijijiapan, Chiapas— Elvia Nieto Pérez vio cómo en segundos se vino abajo la casa que le heredaron sus padres y que les llevó años edificar.
La madre soltera dormía con sus hijos de 6 y 22 años, en el interior de la vivienda ubicada en el Barrio Nuevo México cuando comenzó el sismo casi a la medianoche del jueves.
Cuando intentaba salir, la puerta se atoró y por momentos sintió que el techo, de madera y tejas, y las paredes de concreto le caían encima.
“Se vino todo abajo. Sólo vimos como se cayó la casa, quedó destruida y ya no la podemos habitar”, dijo.
La mujer narró que Juan Paul, su hijo de seis años, los retrasó para desalojar pues se escondió entre la cama y la pared.
Su hijo mayor Luis Eduardo le gritaba al menor para que saliera de su escondite y a duras penas logró abrir la puerta para abandonar la casa.
Los segundos que duró el sismo, relató Elvia, le parecieron eternos
“Fueron momentos de terror”, expresó.
El inmueble colapsado lo compartía con su hermana, quien vivía en un espacio contiguo con su hija y una nieta; también lograron evacuar a tiempo.
Su hermano, el hombre de la casa, está fuera de la ciudad y esperan que llegue para saber qué hacer, pues no tienen dónde dormir y están con el temor a las réplicas del sismo.
Con ayuda de elementos del Ejército y vecinos, Elvia y su hermana lograron sacar algunas pertenencias.
En tanto, las hermanas y sus hijos intentaban improvisar dormitorios con pedazos de plástico bajo un tejado de lámina.
‘Se iba a salir mar’
María Magali Aguilar Hernández, sus dos hijas y un hermano abandonaron su casa en Playa del Sol tras escuchar la alerta de tsunami que se emitió tras el sismo.
“Nos venimos anoche porque pensamos que se iba salir el mar”, relató la mujer que fue trasladada al parque central de Tonalá, ahora habilitado como albergue temporal.
María Magali dijo que en 30 años de vivir en Playa del Sol jamás había vivido nada igual.