Agencias
2017-05-27Ciudad de México— A más de 10 años de que los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se integraron a las labores de seguridad y lucha contra el narcotráfico en México, se ha documentado que esas actividades les han sumado experiencias de mucha presión al ser actores y testigos de infinidad de hechos violentos que les genera estrés postraumático, reportó ayer el diario El Universal.
El texto indica que las funciones que se les han encargado desde entonces son policiales y no militares.
Son funciones que no les competen ni son de su atribución, señala Martín Gabriel Barrón Cruz, especialista en temas de seguridad e investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).
Aunado a esto, señala Barrón Cruz, enfrentan “una serie de problemas que incluye los ritmos de trabajo con horarios inadecuados de 24 por 24 por 24… O sea: no hay descanso”.
También el ámbito familiar de los elementos se ha visto deteriorado. Gloria López Santiago, sicóloga criminal y forense, destaca que estos horarios les ocasionan un estrés laboral y el distanciamiento de sus familias, “muchos tienen problemas de separaciones, divorcios o no hay contacto con los hijos”.
A esto hay que agregarle la situación de estar en combate constante y la sensación de desamparo, señala Gustavo Fondevila, especialista en seguridad y académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
A decir de los expertos, estos factores, entre otros, los han afectado de manera emocional y pueden derivar en padecimientos como depresión y ansiedad, continúa El Universal.
Un daño colateral de la guerra contra el narco puede observarse en los 110 militares de la Sedena que se
suicidaron [5 del sexo femenino y 105 masculino] del 1 de diciembre de 2006 al 31 de diciembre de 2016, en donde la Ciudad de México, Estado de México y Guerrero están a la cabeza, con 46 suicidios, de acuerdo con varias solicitudes de información obtenidas vía Transparencia en poder de El Universal.
En 2006 ningún soldado se quitó la vida, y, tras anunciarse el inicio de la guerra contra los cárteles de la droga, se mantiene un ritmo promedio de 11 suicidios al año, salvo en 2012, cuando 19 castrenses se suicidaron: 2006 con 0; 2007 con 15; 2008 con 10; 2009 con 14; 2010 con 15; 2011 con 17; 2012 con 19; 2013 con 15; 2014 con 2; 2015 con 1; 2016 con 2.
Si bien no se puede afirmar que todos los suicidios tengan que ver con las tareas de lucha contra el crimen organizado, la información de la dependencia a cargo del general Salvador Cienfuegos Zepeda, muestra los grados militares de quienes de privaron de la vida.
Soldados: mayoría
En primer lugar: soldado, con 40, le sigue, cabo, con 24; sargento 2º, con 11; teniente, con 8; subteniente, con 7; rural y mayor, con 5 cada uno; teniente coronel, capitán 1º, general de brigada y sargento 1º, con 2 cada uno; capitán 2º, con 1, y uno más se desconoce.