El Diario Digital
2017-05-08
En vida, Lesby Berlín Osorio era un mujer que adoraba a su perro y estaba preparándose a fin de retomar sus estudios universitarios, dijo su madre a reporteros.
No obstante, tras su muerte, Lesby se ha convertido en símbolo de lo que los críticos catalogan como la reprobable tendencia de las autoridades mexicanas de atribuir a la conducta personal de las mujeres la violencia a que son sujetas, escribió Los Ángeles Times.
En una intensa respuesta en las redes sociales mexicanas, miles de mujeres y también hombres –con el hashtag #SiMeMatan− rechazan los comentarios de los procuradores en los cuales se insinuaba que el estilo de vida de la mujer contribuyó a su violenta muerte.
El cuerpo de Berlín, de 22 años, se descubrió el jueves junto a una caseta telefónica en terrenos de la UNAM, informaron las autoridades. Tenía un cable telefónico alrededor del cuello, según la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México.
Pero tras el espeluznante hallazgo, los procuradores publicaron en Twitter una serie de mensajes con los que muchos consideraron se menospreció a la mujer.
En un mensaje, la Procuraduría señalaba que Berlín y su novio habían estado “bebiendo y drogándose” antes de que ella perdiera la vida. En otra se citaban palabras en las que el novio decía que ella había abandonado en el 2014 sus estudios.
Basadas en dichos comentarios, en algunas versiones iniciales de la prensa se tendió a abordar el estilo de vida de la mujer en vez de su muerte. Se le describió como alguien que había dejado de estudiar, tenía problemas con la bebida y con abuso de substancias, vivía con su novio y ganaba muy poco sacando perros a pasear.
Las descripciones negativas de la mujer desataron indignación en un país donde muchos han denunciado la “pandemia” de feminicidios no resueltos.
“Si Me Matan, con suerte la policía (y la prensa) se concentre en mi asesino, no en mi ropa, mis estudios, mi trabajo y con quién me acuesto”, se leía en un tuit, firmado por Paola Villarrreal.
Otra usuaria de Twitter escribió: “Si Me Matan, dirán que fue porque traía labial rojo, traté de ser independiente, bebía de vez en cuando y tenía amigos hombres”.
En las redes sociales circulaba una imagen en la cual se enlistaban varias características personales que podrían usarse a fin de culpar a las mujeres por sus decesos violentos. Entre ellas se contaban: “lesbiana”, “rara”, “drogadicta”, “pobre”, “indígena”, “prostituta”, “falda corta”, “tenía novia”, “no fue a la prepa”.
Varios hombres se solidarizaron subiendo mensajes a las redes sociales, señalando el dispar trato de las víctimas según su sexo.
“Si Me Matan, y estoy borracho y solo en una calle oscura, no dirán que soy culpable de mi propio asesinato porque no soy mujer”, escribió el poeta mexicano Manuel Iris.
El viernes, miles de manifestantes marcharon en la universidad donde se localizó el cuerpo de la mujer, protestando por el manejo que la Procuraduría había dado al caso y exigiendo una investigación exhaustiva.
“¡Esto no fue un suicidio! ¡Fue un feminicidio!, coreaba un grupo de mujeres. “¡Todas somos Lesby!”
El procurador de la Ciudad de México, Rodolfo Ríos, dijo haber ordenado que los mensajes “indebidos” se borraran de las cuentas de la dependencia en las redes sociales.
La madre de la mujer muerta, Araceli Orozco, señaló que su hija no se parecía en nada a la atribulada mujer descrita en las comunicaciones de la Procuraduría.
“Mi hija no era alcohólica, ni drogadicta, ni vivía de sacar perros a pasear, como hicieron parecer”, dijo la madre a la revista Proceso.
Su hija adoraba a su perro, “Tío Miguel”, estaba preparándose para regresar a estudiar literatura francesa y relaciones internacionales en la universidad y vivía cerca de la UNAM con su novio, señaló la madre.
“No deben estigmatizarla por ello”, añadió, refiriéndose a que la pareja viviera junta. “Eso no la vuelve una persona despreciable, como les gustaría hacer parecer a ella y a otras mujeres”.