Nacional

Critica Arquidiócesis corrupción en el país

Reforma

2017-04-23

Ciudad de México─ La captura y extradición de dos exgobernadores, Tomás Yarringtón y Javier Duarte, demuestra la cloaca de corrupción que somete a México, donde la impunidad es el principal ingrediente, advirtió la Arquidiócesis de México.

El editorial del Semanario Desde la Fe aseguró que los agravios son evidentes pues la opinión pública conoce del patrimonio exorbitante y los caudales de recursos que fueron el cebo de delincuentes para solapar negocios y proteger amigos.

"Los allegados se beneficiaron de cargos inexistentes, cuentas fantasmas, licitaciones o compensaciones a nombre del Estado, sin mayor explicación o transparencia", señaló la Arquidiócesis de México.

Dijo que después de la alternancia y fin del autoritarismo presidencial terminaron los pactos del poder y los gobernadores encontraron el perfecto filón de oro para satisfacer voraces ambiciones sin responder a nadie y ejecutar el pago de favores.

"Un inimaginable caudal de recursos llegó a los Estados a través de fondos destinados al desarrollo social o de infraestructura local, aparte del financiamiento público de partidos políticos, donde gobernadores podían intervenir libremente en los procesos para inclinar la balanza electoral en favor de sus intereses; era el arca abierta a su antojo", expresó .

"Corrupción y democracia son el binomio perfecto del empoderamiento de estos megalómanos".

Señaló que durante el proceso electoral federal de 2012, los candidatos necesitaron más de 50 millones de pesos, cantidad que fijó la autoridad electoral, para amarrar el cargo.

"Una campaña ganadora requiere de entre 400 y 700 millones de pesos. Esto indicaría el engaño y fraude a la ley para fondearse de recursos ilegales, de fuentes no permitidas, incluso del poder corruptor del crimen organizado, a través de contabilidades dobles, una para la autoridad y otra sólo para los ojos del candidato", señaló.

"Ese resquicio legal descompone la democracia para consolidar poderes desmedidos que rayan en lo obsceno y burdo".

Explicó que, a pesar de las declaraciones de líderes de partidos políticos de presentar hombres y mujeres intachables en los cargos, la realidad demuestra cómo es más fácil ganar con un desequilibrado que con personajes de reputada e impecable trayectoria.

"Más allá de las cuestiones personales, la corrupción de gobernadores presenta el profundo dilema moral en el que México está sumergido cuando, a los ahora señalados, se les ensalzó como la nueva generación política del cambio contra el pasado autoritario, antidemocrático y de poder desmedido", denunció.

"Las refinadas formas de la política llevan detrás el grotesco manejo de la corrupción a modo, cuyo germen es la impunidad. En los Estados desfalcados y en quiebra económica operaron gobernadores sin contrapeso alguno, y quienes se atrevieron a denunciar, pagaron muy caro las consecuencias de sus actos".

Sostuvo que el asombro público por este fenómeno de corrupción entre gobernadores no debe quedar en el pasmo.

"Es necesario un cambio de mentalidad para ejercer el servicio público bajo la responsabilidad ética -porque el poder no es negocio-, así como adelgazar el sistema esclerotizado por privilegios, fueros y protecciones extralegales", reclamó.

"La demanda de la ciudadanía es que los responsables, de ser culpables, reparen el daño y restituyan la riqueza del pueblo por el fraude cometido. Es el examen para enfrentar el fracaso del sistema federalista en obsolescencia. Por lo pronto, hoy soportamos la hediondez del poder".

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